lunes, 20 de diciembre de 2010

Capítulo #45


— ¿Y cuál es el plan?—dije al fin.
—Si Camilla va a casa, obviamente estará dentro con Joe, mientras este ahí, nosotros inspeccionaremos su auto y veremos si encontramos algo. —me contesto Nick.
—Si, yo planeare bien algunas cosas y mañana lo llevaremos a cabo—agrego Kevin.
—Bueno, me parece bien.

Terminamos de comer y después de una pequeña pelea que hicimos por la cuenta—en la que por cierto perdí—, no me dejaron pagar.
Salimos del restaurante y mientras esperábamos que el Valet, trajera la camioneta. Un auto se estaciono frente a nosotros, vimos el auto y después nos miramos ya que no entendíamos, hasta que el conductor o conductora comenzó a bajar la ventanilla nos dimos cuenta de que era Camilla, los tres giramos los ojos.
— ¿Y esta qué querrá?— cuestiono Kevin en un tono de voz, que solo alcanzamos a escuchar Nick y Yo. Solo nos encogimos de hombros.
—Chicos ¿y Joe?—cuestiono en su tono de voz engreído.
—Si Hola ¿Cómo están?—dije. Camilla solo me fulmino con la mirada y yo le sonreí.
—Da igual, no vine a saludar.
—Da igual, solo vine a molestar—seguía haciéndola enojar, Nick y Kevin solo simulaban unas cuantas risas, con tos fingida.
— ¡¿Y Joe?!
—Por qué no lo buscas en tu bolsillo…
—Marie, no me colmes la paciencia.
— ¿Cómo me dijiste?—abrí los ojos de par en par y estuve a punto de aventármele encima, pero Nick y Kevin me detuvieron.
—Marie… M—A—R—I—E, Marie ¿estas sorda?—se burlaba.
— ¿Como sabes ese nombre?
—Tengo mis contactos… pero no vine aquí por ti, ¿saben o no donde está Joe?
—No Camilla, no sabemos. No lo hemos visto desde temprano—dijo Nick al fin.
—Bien, de acuerdo. Adiós chicos, adiós María…
— ¡Es Marie!—grite enojada. De acuerdo, ese nombre solo me lo decían mis padres cuando se enojaban, pero no me gustaba, solo prefería que me dijeran Alex y ya. Nada más.
—Da igual. — se coloco sus costosos Prada y se giro hacia su auto.
Yo la mire irse, sentía que estaba a punto de sacar humo de mis orejas. No soportaba verla.

Llego la camioneta y nos subimos, para regresar a casa. Al llegar vimos la de Joe afuera, así que los tres no entendíamos donde había estado metido todo el día.
Después de algunas bromas que nos hicimos en el jardín frontal, decidimos entrar a casa. Los señores Jonas, junto con Frankie y Joe estaban sentados en la sala, se nos hiso raro verlos reunidos, pero de igual manera entramos y nos reunimos con ellos.
Nick y Kevin se sentaron en un sofá que estaba solo y solo quedaba espacio, al lado de Joe. Así que camine hacia allá y me deje caer, Joe solo me vio de reojo, pero no dijo nada.
— ¿Donde estabas, Joe?—le cuestiono Nick.
—Fui a ver a unos viejos amigos ¿Por qué?
—Por que Camilla, nos estuvo preguntado sobre ti.
—Ah—dijo nada más.
—Si y me dijo Marie—agregue en un tono molesto, mientras cruzaba los brazos a altura de mi pecho.
— ¿Marie?—inquirió incrédulo, mientras me miraba, cosa que no había hecho desde que llegamos.
— ¿Te lo deletreo?
—No, si se que te llamas así…
—Bueno, pues no me gusta ese nombre así que no lo repitas.
—A mí sí me gusta.
—Ah— no dije nada mas, Joe me miraba y yo no pude evitar hacerlo, me perdí en sus ojos y de mi boca no salía sonido alguno—, este…—intentaba decir algo coherente, pero mi boca no se coordinaba con mi cerebro
—¿Y porque estamos reunidos?—dijo Nick, ya que al parecer capto mi ausencia de palabras.
—Cierto—dijo Denise—, Pues solo para estar reunidos nuestra última noche aquí con Alex… estuvimos juntos algo de tiempo, pero ahora nos separaremos.
—Mamá, solo nos vamos a la casa de al lado—dijo Frankie.
—Si, pero no será lo mismo.
—Lo que podemos hacer es tirar la barda que divide los jardines—agrego Kevin.
—Es buena idea—dijo Papa Jonas—, podemos hacer eso y estaremos juntos.

Lo que resto de la tarde hasta que comenzó a obscurecer, la compartimos los siete juntos. Jugamos algunos juegos de mesa, y otros mas como el de “dígalo con mímica”, en todos, Joe y yo hicimos equipo y ganábamos la mayoría de las veces.
El reloj marco las once en punto, Denise, Paul y Frankie se subieron a dormir, después se fue Kevin y solo quedamos Nick, Joe y yo abajo en la sala.
— ¿Seguirás yendo cuando quieras a visitarnos verdad Alex?
—Si, y ustedes también… ya dije, los extrañare esta es demasiada casa para mí.
—Ya está, no dejaremos de visitarnos mutuamente—decía Nick, y Joe solo estaba en silencio sentado en el sofá. Nick bostezo.
—Nick, deberías irte ya a dormir, fue una tarde cansada para todos—dije.
—No, solo déjame te ayudo a recoger.
—No, como crees, yo lo hago.
—Bien, de acuerdo, Buenas Noches chicos.
—Descansa Nick—dije.
—Si hermano, descansa—dijo al fin, Joe.

Nick se puso de pie y subió las escaleras. Yo lo imite, pero solo para comenzar a recoger los vasos y tazones de palomitas que habíamos usado para la velada. Joe se puso de pie y comenzó a ayudarme sin que le dijera algo. No le hablaba ni nada, no sabía que decirle, tenía miedo de volverme a quedar sin saber que decir y parecer una tonta frente a él.
Camine hacia la cocina y comencé a botar todo sobre una bolsa negra, Joe seguía ahí recogiendo.
—Joe, deja ahí. Yo lo hago, vete a dormir.
—No seas terca Alex, te quiero ayudar.
—Pero yo no necesito tu ayuda… Además, ya termine, solo debo sacar la basura y ya—camine hacia la puerta principal, para sacar las bolsas que se habían acumulado el resto del día.
—Bueno, entonces déjame ayudarte con las bolsas, son muchas…
—No insistas.
—No seas tan terca y dame algunas.
—De acuerdo—dije al fin. Le di algunas bolsas y caminamos juntos hasta el contenedor de la basura.
Echamos las bolsas en el contenedor y camine hacia la casa, con las manos escondidas en mis bolsillos traseros.
Me senté en uno de los escalones de la entrada, esperando que Joe se metiera a la casa.
— ¿No vas a entrar?—pregunto mientras se quedaba parado debajo del marco de la puerta con su diestra sobre la manija.
—No.
— ¿Por qué no?
—Por que la noche esta linda y la quiero ver. El cielo se ve más estrellado que otros días.
Logre oír como cerraba la puerta y se acercaba hacia mí. No dije nada, solo me limite a mirar el cielo.
—Tienes razón, se ve muy hermoso…— dijo con su voz aterciopelada, mientras se sentaba a mi lado.
No se por cual razón, motivo o circunstancia Joe me observaba insistentemente. —Yo pienso que, Marie es un muy bonito nombre, me gusta mucho. Incluso he dicho que si tengo una hija quiero que se llame así.
— ¿Ah sí?
—Si… a ti te queda bien ese nombre.
—Ahh…—me gire de nuevo y mire hacia el cielo.
Joe me seguía mirando. De reojo lo miraba, la luna se reflejaba en sus ojos color avellana, haciendo que brillaran hermosamente, intentaba no mirarlo para no perderme en ellos nuevamente.
Su mano comenzó a acercarse hacia mí, mi pulso comenzaba a acelerarse. Tomo mi barbilla delicadamente y la giro hacia él, haciendo que me perdiera en sus ojos y de nueva cuenta haciendo que mi respiración se agitara, al igual que mi corazón.
—Alex… no sé lo que voy a hacer.
— ¿De qué hablas?—musite pausadamente.
—No lo sé—respondió en un susurro, pero sin despegar su mano de mí barbilla. — Solo sé que es algo que siento…
No dije nada, sus palabras las sentía sinceras.
Comenzó a inclinarse hacia mí, yo estaba inmóvil, no sabía qué hacer. La noche parecía haberse puesto de acuerdo en todo.
Lo único que pude hacer, fue cerrar los ojos. Sentí una delicada presión sobre mis labios, Joe estaba besándome tiernamente y yo no sabía cómo responder…solo me deje llevar.

1 comentario:

  1. aii dios dios dios!!!
    me encanto, me encanto, me encantoo!!!
    escribis muuuuiiiii bienn!!!!!
    seguila!plzz
    amo tu nove!♥

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