miércoles, 16 de febrero de 2011

Capítulo #56

Lo miraba fijamente en espera de una respuesta de su parte, pero el solo me observaba con precaución.
— Y entonces... ¿Qué paso con mi papá?
— pregunte pausadamente y con la voz un poco temblorosa.
— Me gustaría decirte que lo encontramos, pero la realidad es que... no tenemos pista de el.
— yo enmudecí y no sabía que hacer, como reaccionar.— Lo siento mucho...
— No.... no es verdad ¿cierto? Es una broma— intentaba sonreír mientras mi barbilla comenzaba a temblar y mi voz se entrecortaba.
— Lo siento Alexandra, pero aun no perdemos las esperanzas de encontrarlo, mi equipo sigue trabajando en su búsqueda, aun no damos por terminado esto.
—De acuerdo.
—intente parecer tranquila.— ¿Qué me recomienda hacer?— inquirí aun con el nudo en la garganta.
— Le recomendaría que se mantuviera lo mas cerca posible de mi oficina. Quiero decir, aquí en Dallas. Así seria mas fácil para usted y para mi equipo contactarla si tenemos alguna noticias.
— ¿Quedarme aquí?
— Vaya...Al parecer el destino estaba de mi lado, días antes intentaba alejarme de Joe, irme lejos de Los Ángeles y ahora, el mismo destino me traía a Dallas. Tal vez, era lo que necesitaba, el empujoncito que me falta.— Bien, pero... tengo algunas cosas que arreglar en Los Ángeles.—dije pensativa.
—Bien, en cuanto ustedes me diga, nosotros le compramos el boleto de vuelta.
—Pero antes... ¿cree que sea posible que pueda ver a mi mamá?
—Oh si, claro que puede, le diré a mi secretaria que le de la dirección de la clínica donde esta internada. —me sonrió— usted regrese a su hotel, descanse y mañana puede salir hacia su casa.
—Gracias....—me puse de pie y le ofrecí mi mano.
—No agradezca para eso estamos.— le sonreí y me di la vuelta para caminar hacia la salida.

La verdad mi mente daba vueltas, no sabia que esperar de esto. Camine hacia el escritorio de la secretaria y ella me entrego una tarjeta con la dirección en donde se encontraba mi mamá.
Salí de aquel edificio, y en cuanto puse un pie fuera, sentí como las lagrimas se acumulaban en mis ojos, me hacía falta el aire y no sabia que podía hacer. Era lo que quería, mi papá seguía perdido en no se donde, mi mamá estaba en el hospital y Joe... Joe... el solo tenía algo que me pertenecía.

Me deje caer en uno de los escalones escondiendo mi rostro entre mis manos. Comenzaba a sollozar, a sentirme inútil, cuando sentí una mano sobre mi hombro. Levante mi cabeza y vi ahí parado a mi lado a Frank.
— ¿Esta usted bien señorita Alex?
— inquirió preocupado— ¿se encuentra todo bien?
Tenía ganas de responderle un "¿Cree que si todo estuviera bien, y me encontrara perfectamente. Estaría llorando en el piso?" pero me abstuve de responder eso, el solo intentaba ayudar.
—Si Frank... bueno en realidad un poco, mi papá sigue perdido y mi mamá esta internada aquí
—alce mi brazo y le enseñe la tarjeta— No se donde es, me siento realmente perdida.
—Oh vamos señorita, ánimo. Vera que todo saldrá bien. Es más, yo la llevo ahora mismo a visitar a su mamá.
—Pensé que su trabajo solo era traerme aquí y ya...
—Me contrataron para servirle en lo que necesite, además... aunque no fuera así, me encantaría ayudarla. Ande, límpiese las lágrimas y vayamos a visitar a su madre. Creo que a ella le encantaría verla.
— Gracias Frank...—limpie una lagrima que corría por mi mejilla y me puse de pie con su ayuda.
Le sonreí.

Puso en marcha el auto. No se cuanto tiempo estuve dentro, ya que por mi cabeza pasaban miles de cosas y a todas les intentaba buscar solución.
Me di cuenta de que había llegado, cuando me vi afuera de un gran edificio de cristal.
— ¿Aquí es?
—Si, aquí es... camine por ese sendero y encontrara la entrada, y mas al fondo encontrara la recepción. Ahí pregunte por la habitación de su madre. Aquí la esperare, bueno exactamente aquí no, iré a una cafetería cercana y estaré aquí cuando me llame ¿de acuerdo? — Inquirió mientras me abría la puerta para bajar. —Tenga, estas es mi tarjeta, y ahí viene mi numero de celular, para lo que necesite. Animo, todo saldrá bien.
—Gracias por tus ánimos Frank, realmente me haces sentir mejor.
El solo inclino levemente la cabeza y sonrío. Le sonreí igual y me encamine hacia la entrada.

Camine con la cabeza baja, fijándome por donde caminaba, me sentía en un gran estado de desconfianza hacia sí misma.
Llegue a la recepción, pregunte por mi madre y una enfermera me llevo hacia su habitación. Le di las gracias y le pedí que me dejara sola.
Estaba entre la puerta y un gran pasillo que daba a la salida, para poder salir huyendo, nunca antes me había sentido tan cobarde. ¿Ella sabría que mi papá no aparece? ¿Como estaría? Eran mil preguntas y no sabía si tenían respuesta, tal vez si, pero mi miedo a responderlas me bloqueaba por completo.

Golpee los nudillos de mis dedos ligeramente sobre la puerta. Una, dos, tres veces más, hasta que escuche una voz delicada detrás de la puerta.
—Pasen.
Tome aire y abrí la puerta, en el umbral de la habitación, recostada sobre un cama, se encontraba mi mamá, quien solo perdía su mirada a través del gran ventanal que tenía su cuarto.
Tome abrí la puerta y me miro fijamente, sus ojos color esmeralda me miraban sin comprender que hacia ahí. Yo, no sabía si correr a abrazarla o ponerme a llorar. Elegí las dos.
— ¡Oh mamá! —solloce cuando me encontraba entre sus brazos. — Pensé que te había perdido... se que no nos llevamos bien, pero no se que haría sin ti.
— Perdóname hija. Yo te quiero, aunque a veces no lo demostraba. Nunca te dejaría sola de por vida, eres mi niña, mi princesa. —decía mientras me tomaba de las mejillas y me miraba.
—Me alegra que estés bien— confié.
Estuvimos algunos minutos charlando del accidente, ella me preguntaba cosas irrelevantes.-la escuela, el baile, mis amigos, Los Ángeles, etc.
— ¿Y los Jonas? Me siento muy apenada con ellos, fui muy mala anfitriona.
—Oh no mamá, por ellos no te preocupes. Créeme que no les importo, estuvieron muy bien atendido, además, ellos sabían lo que ocurrió, estaban muy preocupados y no lo tomaron personal. Al contrario, me apoyaron mucho y nunca se separaron de mi. Son amigos mamá, casi de la familia.
— Me imagino. Cuando me sienta mejor llamare a Denise para agradecerle el que te haya cuidado muy bien Cariño. Tal vez les mande una arreglo de flores con frutas o algo por el estilo.
—No mamá, no te molestes...
—...Tal vez un mueble para su nueva casa...—cuando mi madre hablaba de compras, no entendía otras cosas.— ¿Por que ya se mudaron cierto?
—Si mamá.
—reí— ya se mudaron, pero creo que solo el arreglo floral esta bien, tienen muchos muebles.
—De acuerdo.
—guardo silencio por un segundo.— ¿Y los chicos?
— Bien, Kevin y Nick son como unos hermanos para mí, me divierto mucho cuando estoy con ellos.... no son los mismos de hace años... de acuerdo si son, pero son su versión mejorada al millón.
—Me alegro...¿Y que hay de Joseph? Siempre peleaban...
—Joe...
—baje la mirada y suspire.
—¿Dije algo malo?, ¿Le ocurrió algo?
— pregunto paciente.
—No, el esta bien.... Solo que, preferiría no hablar de el... Quizás luego.—intente sonar convincente, pero al parecer por el sexto sentido que tienen las madres, comprendió el porque no quería hablar de el, y ya no pregunto más.

Dejamos de hablar, ella se acomodo en su cama y descanso un rato. Mientras la veía descansar, decidí ir a preguntarle al doctor sobre su estado de salud, así que salí de la habitación y me encontré a una enfermera fuera, le pregunte por el docto y ella me llevo hacia donde se encontraba.
Fuera de su consultorio, toque un poco la puerta ya que estaba entreabierta, el me hizo señas de que pasar y así fue, estando dentro me dijo su nombre y me pregunto que era lo que necesitaba, le comente de mi madre y el solo asintió.
—Bien, pensamos que la señora no tenía familiares.
—Pues vea, si tiene
—sonreí— soy su hija. ¿Sería mucha molestia se me informara de su estado?
—No se preocupe, para eso estamos, para informar.
—aclaro su garganta— Vera, su madre recibió un golpe muy fuerte en la cabeza, por tal motivo su cerebro se inflamo mucho por dentro -yo solo asentía- Por lo cual, tenemos que tenerla en observación por algunas semanas o quizás meses, depende como baje la inflamación, ya que un dolor de cabeza o un golpe accidental, puede ser fatal para ella, ya que podría encadenarse una muerte cerebral o un derrame.
—Pero...¿fuera de eso esta bien? Digo, ¿Mientras este aquí esta fuero de peligro?
—Así es, es mejor que este en observación.
—Ok, no planeaba que saliera, yo me vendré a Dallas, supongo que podre estar aquí hasta que se mejore.

Terminamos de hablar y yo fui hacia la habitación de mi madre, al abrir la puerta, ella estaba exaltada. Demasiado diría yo.
—Ma, ¿Qué pasa?
— me preocupe al verla así.
—¡Tu padre! No lo he visto, necesito saber de el.
Comenzó a jalarse el cabello y a intentar abrir el ventanal.
— ¡Tranquila mamá!
— no me hacia caso, así que opte por llamar a la enfermera, ella llego rápido y le aplico un calmante.
—Tiene días poniéndose así, y no sabemos aun que decirle.
—No se preocupe, Gracias. Creo que yo debo explicarle.
—¿Explicarme que?
—inquirió mi madre medio adormecida.
—Descansa Ma, cuando despiertes prometo hablarte de papá...
Ella durmió y yo no dejaba de morder mi labio inferior mientras la observaba... ¿Qué podía decirle? Estaba igual que ella, no sabía absolutamente nada.


lunes, 7 de febrero de 2011

Capítulo #55

Aborde el avión que me llevaría a Dallas, el viaje no era muy largo, pero me sentía agotada, así que solo recargue mi cabeza en el respaldo y perdí mi vista en la ventanilla.
Cuando el avión aterrizo y salí de el, vi que el día era algo caluroso. Camine con una especie de emoción sobre de mi al entrar al aeropuerto y después de ir por mi maleta, busque con la mirada a alguien que tuviera un letrero con mi nombre o algo por el estilo, pero no vi a nadie, así que me hice a un lado para que pasara la gente y me fui a sentar a una de las bancas que había cerca de ahí.

Revisaba mi celular, para ver si tenía algún mensaje nuevo. no tenía mensajes, pero si algunas llamadas perdidas: Dos de Nick, Dos de Kevin, una de su casa y una más de..¿Joe?, se me hizo un poco extraño, pero lo ignore al mirar mi reloj y vi que era tiempo de marcarles, ya que había tardado en llegar.
Le marque a Nick y no contesto, marque al celular de Kevin y tampoco respondió... No le marcaría a Joseph, así que marque a su casa y me respondió Denise, le avise que ya había llegado y que solo esperaba que me recogieran. Después de explicarle un poco, colgamos y me puse de pie nuevamente, para ver si veía a alguien que me viera y se preguntara si era yo a la que buscaban, pero no, nadie me veía extrañamente. Me senté de nuevo y en cuanto lo hice, una mano se postro en mi hombre, me gire extrañada y vi a un señor grande de edad, -vestido formalmente- sus mejillas redondeadas y rosas, cubiertas por una tupida y bien recortada barba blanca, mostraban una sonrisa de esperanza al verme.
— ¿Es usted la Señorita Marie?
— Mmm, Alex.-sonreí- ¿Usted quien es?
— Yo soy Frank, seré su chófer en lo que esta en Dallas. Perdone el retraso, pro había mucho trafico por donde venía. —se disculpo.
—Oh no, no hay problema, no se preocupe.
—Gracias. Vayamos.
Tomo mi maleta y me hizo caminar detrás de el. Llegamos al auto, un mercedes color negro. Me abrió la puerta y me dio el paso para subir. Después de que subió mi maleta, el arranco el auto y me llevo hacia el hotel.
— En 2 horas estaré aquí por usted.
—De acuerdo, Gracias.... ¿lo veré en el Lobby?
El asintió y se alejo de mi vista. Me acerque a la recepción y pregunte por mi habitación, una señorita me dio mi tarjeta y un botones me llevo hacia allá. Le di una modesta propina y cerré la puerta, para descansar y comer un poco.

Saque un cambio de ropa de mi maleta y camine hacia el baño para darme una ducha, ya que por el viaje, me sentía algo pegajosa. Cuando termine de bañarme y de cambiarme, pedí algo de comida a la habitación y me puse a ver un poco el televisor. Le deje en los dibujos animados y me puse a pensar en cosas irrelevantes, como por ejemplo, el porque me habían citado en Dallas.
Deje de pensar en eso y me puse de pie ya que habían pasado las dos horas, y no tardaban en venir por mí. Así que me puse de pie y camine hacia donde estaba mi bolso, lo tome y salí de la habitación para bajar al primer piso.

Al llegar al Lobby, vi al señor parado en el centro y camine hacia él.
— Bien, ya estoy lista ¿iremos ya a ver a las personas que me citaron?— en realidad quería terminar con esto pronto y volver a casa.
—Si, ya iremos allá. No hagamos esperar a estas personas.
—De acuerdo.— dije sin ganas.
—¿Se encuentra bien?
—Si... quiero decir no. No se para que me citaron ¿usted sabe algo?
—Lamentablemente no me informan de nada, solo me mandaron por usted. No se preocupe, no creo que sea algo malo.
—Espero
—y concluí la conversación con una mueca que intentaba parece una sonrisa.

Frank, me dio paso para que comenzara a caminar primero. Así que al salir y ver el mercedes estacionada fuera, dentro de mi sentía miles de sensaciones muy diferentes, eran algo así como nervios y miedo... pero mas que nada miedo.

El auto arranco y yo solo veía a través de la ventanilla como pasaban rápidamente los arboles, los postes y cualquier cosa que se encontraba fuera. No entendía el por que de ir tan rápido y el por que del miedo que sentía.
Recargue mi cabeza en el respaldo del asiento y comencé a tararear una canción de los chicos, que no se el por que, pero me hacia realmente dejar de pensar en preocupaciones, que si por el momento no tenían sentido, no debían preocuparme.

El auto se estaciono frente a un gran edificio color blanco. Frank me vio desde el retrovisor, asintiendo y dándome a entender que habíamos llegado a nuestro destino. Bajo del auto y camino hacia mi puerta para ayudarme a bajar.
—Supongo que debo entrar ¿no?
—el solo se limito a asentir con su cabeza y a sonreírme. — Bien, pues terminemos con esto pronto. —comencé a caminar, pero al estar entre la puerta y el auto, me gire para ver al que por el momento era mi acompañante. Lo mire apenada — Frank... ¿Estará aquí para cuando salga?
—Si usted así lo desea, con gusto la esperare señorita.
—Me gustaría mucho que estuviera, me inspira confianza y no tengo a nadie más aquí....¿si podría?
—Sería un placer. Ahora, sonría y entre.
—me animo con una sonrisa.
Frank me recordaba un poco a mi abuelo, por eso sentía algo especial por este señor, al que acababa de conocer. Su voz me transmitía seguridad, calidez y sobre todo la experiencia que cualquier adulto lleva consigo.
Le sonreí de vuelta y me gire para entrar por aquella gran puerta de madera gruesa.

Al poner un pie dentro, una señorita con traje sastre, se me acerco y me pregunto que cual era el motivo por el que estaba ahí. Yo le explique que me habían llamado y me habían citado, ella solo se quedo un poco sorprendida, no dijo nada más y me
guió hacia una puerta que estaba al fondo de un gran pasillo, y que por fuera tenía un letrero que decía "Oficina Principal".
—Tome asiento. En un momento estarán con usted. —intento sonar amable, pero en su voz aún había un poco de curiosidad.

—Gracias.
Ella asintió y salió, dejándome sola en la fría habitación, que para nada encajaba con el rustico edificio, al contrario, intentaba ser sofisticada, pero aun con un poco de lo rustico de Texas.

Tome un lápiz que se encontraba sobre el escritorio y comencé a golpearlo sobre los papeles que había ahí, mientras miraba alrededor, cansada de espera, ya que la señorita que me había recibido, tenia más de 30 minutos de haberse ido.
Bufe y deje de golpear la mesa, para llevarme las manos a la cabeza.
—Perdone la tardanza
— dijo una voz masculina detrás de mí. — Soy Dylan Johns.— me gire para verlo. Y vi a un chico joven, de poco más de 25 años entrando a la habitación con una carpeta llena de papeles. No lo negare, era atractivo. La pequeña barba que parece crecer en su rostro, lo hace ver aún mas interesante, sus picaros, pero a la vez penetrantes ojos azules me miraban... Y vamos, ¿porque me fijo en eso? Lo que quiero es irme de aquí. —Buenas tardes—me ofreció su derecha en forma de saludo y me sonrió mostrándome sus blancos dientes.
—Alexandra Farrella
— dije poniéndome de pie en el momento en que le daba la mano.
—Mucho gusto Señorita Farrella.
— señalo el asiento, para que me sentara. — pensé que no vendría.— dejo caer su espalda sobre el respaldo de la silla.
— ¿Por qué no tendría que venir, si todo esto tiene que ver conmigo?
—dije algo cortante y a la vez sarcástica, el se enderezo en su asiento y me miro fijamente y con una ligera sonrisa, sin dejar de hacer girar el bolígrafo que traía en su mano.
—Bien, al parecer lleva prisa.
—Si, le agradecería que fuera al grano de la situación, en serio, no sé porque me llamaron y...-bufe- no entiendo absolutamente nada.
—Mmm, al parecer nadie le explico lo que sucedía...
—lo interrumpí.
—...Pues le diré que llevo algo de tiempo esperando, y ni un vaso de agua me ofrecieron, así que no entiendo como espera que me dieran información.
—el me miro sorprendido al ver mi reacción.— Lo siento...—me disculpe— Pero digamos que estoy un poco nerviosa y no se porque.
—No, no se preocupe, entiendo su reacción y le llamare la atención a mi secretaria...
—iba a abrir la boca para abogar por su secretaría, ya que no quería ser la culpable de que la despidieran. Pero el me callo. —Señorita Farrella, le regaría que me dejara hablar—dijo divertido por mi reacción, ya que parecía una pequeña niña peleonera.
—Alexandra... no señorita Farrella, no soy tan vieja.
—De acuerdo, Alexandra. Le pediré que me deje hablar, no despediré a mi secretaria, no se preocupe.
—sonreí tímidamente.— Bien, le explicare...—aclaro su garganta y yo lo miraba detenidamente. Vera, como le dijimos cuando la contactamos, encontramos el maletín que según veo es de su padre. Y también encontramos el avión sumergido en el agua. No estaba cerca de Dallas, pero como el avión venía hacia acá, nos tocó a nosotros todo este asunto.
—Ok....Ok, pero no me interesa el avión, ni mucho menos el maletín. ¿Mis padres? ¿estaban ahí mis padres? ¿Sabe donde están?
— comenzaba a sentir una presión en mi pecho y me respiración comenzaba a agitarse. Un estruendoso ruido, al parecer el de un relámpago hizo que el silencio que se había formado en la habitación se eliminara.
—Le pediría que se calme, Alexandra.
—parecía nervioso.
— ¿Como pide que me calme? ¡No se que ha pasado con mis padres, tengo meses sin verlos y vengo porque me dirán algo y me dicen todo en partes!
—el no decía nada, solo escuchaba mis reclamos, educadamente.
Me di cuenta, que gritando y poniéndome como loca no llegaría a ningún lado y mucho menos terminaría de decirme lo que había pasado. Deje caer mi espalda sobre el respaldo, recargando mi brazo sobre el reposa-brazos de la silla y tapándome la cara por la vergüenza, suspire.
—Lo siento...—lo mire avergonzada una vez mas.

— No se preocupe... una vez mas, intento comprender su actitud. Pero no llega a ningún lado poniéndose histérica.
—Si, eso lo sé. por eso lo siento... ¿Podría continuar?
— Como le decía, cerca de donde cayo el avión, había un pequeño pueblo, ahí fue a donde fuimos después de encontrar el maletín ya que uno de los testigo, nos dijo que habían llevado a una clínica cercana a una persona, que venía en el avión. Así que fuimos y nos dimos cuenta de que era su madre, por los datos y el pasaporte que venía dentro.
—los ojos se me iluminaron.
— ¿Ella esta bien?
—Si, esta bien. Solo con algunas fracturas y raspones, gracias al golpe que sufrió al caer el avión.
—sonrió al ver mi expresión.
— ¿Y mi papá?, ¿El como esta?
— la ilusión de volverlo a ver inundaba mis ojos de alegría.
El no respondió, su rostro dejo de mostrar la sonrisa y miro a su secretaria, haciéndole algunas señales para que saliera.
Esto no me gustaba. Mi rostro se ensombreció y mis oídos no querían escuchar lo que estaba apunto de decirme.


miércoles, 19 de enero de 2011

AVISO

Como saben algunas, mi compu tuvo virus y me la formatearon.
entonces, se me borraron todos los programas, entre esos el WORD.
me lo instalaron de nuevo pero solo era una versión que es de 3O días.
Así que aun no me lo han arreglado y todo esta bloqueado, no puedo ni copiar
ni pegar nada.
Lo siento.
pero estén al pendientes, la novela no se CANCELA.
espero sigan leyendo cuando regreso!
ciao.

viernes, 7 de enero de 2011

Capítulo #51 al Capítulo #54

Yo seguía debajo de la cama, cuando comencé a tener ganas de estornudar fuertemente, me lleve la mano a la nariz para evitar que sucediera, pero el polvo comenzaba a irritar mis fosas nasales, haciendo que produjera un gran estornudo.
— ¿Quién esta ahí?

Me lleve rápidamente la mano a la boca, mientras me quedaba perpleja, ya que Joe comenzó a caminar por
toda su habitación, buscando de donde provenía aquel ruido.
Entro a su baño y en cuanto lo hiso, me gire y camine hacia el balcón rápidamente para que no me viera. Logre ver la ventana abierta del cuarto de los Señores Jonas y vi que había manera de que yo pudiera salir del balcón y entrara por ahí, para que Joe no me viera.
Camine pegada a la fachada, sin mirar hacia abajo, ya que me daban cierto pánico las alturas, cuando estuve apunto de tocar la ventana, mi pie se resbalo y solo logre sujetarme fuertemente. Como pude,tome fuerzas y me impulse hacia adentro de la habitación, cayendo fuertemente sobre mi espalda.
Fue doloroso.
— ¿Qué paso? ¿Estas bien?—entro corriendo Joe, ¿acaso fue muy estruendosa mi caída? Camino hacia mí, y yo seguía tirada mirando hacia el techo, me sentía aturdida, mi cabeza daba vueltas y mi cabello tapaba un poco mi visibilidad. –Alex ¿estas bien?
— ¿Ah?...—fue lo único que dije. Me quite el cabello del rostro e intente ponerme de pie— Si, si estoy bien pero todo me daba vueltas y preferí quedarme recostada.
— ¿En serio? –alzo una ceja. No me creía. –Déjame te ayudo a parar. –estiro su mano y yo la tome, me jalo hacia el, con cuidado y delicadeza.
Ya que estuve de pie, me lleve la mano a la cabeza, ya que aun seguí aturdida. No sabía de donde demonios había sacado la fuerza para impulsarme de tal manera, hacia dentro.
—Gracias.
—Siéntate… —me dirigió hacia el sofá de la habitación. Me senté y el se quedo de pie— ¿Qué hacías aquí? O ¿Por qué estabas en el piso?
—Supongo que me tropecé o no se…—balbucee—, estaba buscando un pastillero.
—¿Si te tropezaste? Es que generalmente cuando alguien se tropieza no cae de espaldas. –ni yo misma me explicaba porque había caído así.
—Si Joe, si me tropecé. No me desmaye, si es lo que estas pensando. Solo venia por una pastilla para el dolor de cabeza –y si antes no la quería, ahora enserio la necesitaba. Me dolía mucho.
Deje caer mi cabeza sobre el respaldo, mientras Joe buscaba las píldoras por todos los cajones.
—¿Qué paso? Se escucho como si alguien se hubiera caído—dijo Denisse, mientras entraba a su habitación.—¿fuiste tu Alex?
—Entre a la habitación y la vi en el piso. Según ella se cayo, pero yo lo dudo.
—No me ayudas Joe. –Lo fulmine con la mirada, para después mirar a Denisse, que caminaba hacia mi—Estoy bien Denisse, solo me duele un poco la espalda y ya.

En fin, tratar de convencer a Joe y a Denisse de que estaba bien, fue algo tardado. Joe se fue, hasta que le gritaron que Camilla había llegado. Así que bajo primero, después de eso Denisse me miro y le dije que bajáramos, que ya me sentía bien.

Caminamos hasta el comedor, que ya estaba acomodado y con la comida sobre el. Me senté entre Nick y Kevin, Joe y Camilla se sentaron frente a mi —exactamente Camilla quedo frente a mi y Joe frente a Kevin—. La mire y ella me miro alzando una ceja, no entendí su actitud de arrogancia y superioridad frente a mi, así que decidí ignorarla por completo. Pero ella así cualquier cosa para que la notáramos.

En una ocasión, yo dije un comentario que causo risa en todos, incluso en Joe, y como ella lo vio reír, le dijo algo al oído, haciendo que Joe dejara de hacerlo y se irguiera en su silla. Se puso serio.

Terminamos de comer y ayude a Denisse a recoger la mesa, mientras los chicos y Camilla –que no ayudaba en nada— se iban a la sala.
Al terminar de recoger y limpiar, camine hacia donde estaban y note que Joe, ni Camilla estaban ahí. Me deje caer en el sofá y comencé a charlar con ellos, mi mira se desvió de estar viendo a Nick, hacia una bolsa negra que se encontraba detrás del perchero, me puse de pie y los chicos me miraron.
—¿Qué paso?
—Esta bolsa —La levante—, estaba ayer en el auto de Camilla, según Joe.
— ¿Según Joe? —Cuestiono Kevin— ¿Y como sabes eso?
—Pues… ayer el me lo dijo.
—Ah…—guardo silencio Nick —. Hey ahora entiendo, por que Joe iba entrando a su habitación como a las cinco de la mañana y sin pijama.
— ¿Ah si? –Pregunte inocentemente –pues a lo mejor salió con su novia.
—Pues puede ser Alex—se metió Kevin— pero, algo me dice que estuvo contigo.
—Pues no.
—Pues si—dijo Nick.
— ¡No!...—los dos me miraron —, de acuerdo, me pidió que lo llevara a un lugar y lo lleve.
—Bien, ¿y que te costaba decirnos eso?
—¿¿Donde quedo la confianza??—dramatizo Kevin.
—Les tengo confianza, pero no pensé que debía decírselos, fue nada mas una salida de amigos y ya.
—De acuerdo. –dijeron al unisonó con una sonrisa.
—Pero, despues nos contaras lo que paso…
—Si Kevin… Bien, veamos que hay dentro de la bolsa—dije al fin.
Caminamos hacia el sofá y abrí la bolsa, vaciando todo el contenido sobre la pequeña mesa central.
Los tres nos quedamos impresionados.
— ¿Son fotos mías?
—Si, eso parece—dijo Nick mientras tomaba las fotos.
—Y de Joe también.
—¿Por qué tendrá estas fotos? Nunca se las di –dije perpleja.
— Y mira, son cosas raras…
— ¡Camilla es bruja! –grito Kevin.
—Hey, no grites… pueden escucharte—acuso Nick, con cierto aire de papá.
—Lo siento, pero no entiendo que planea Alex, se ve que en algo piensa… — y era verdad, mientras veía todo lo que estaba frente a mí, se me ocurría una idea.
—Es cierto. —dije— Aquí viene una dirección—tome una pequeña tarjeta que estaba debajo de una veladora— ¿Y si vamos?
—Yo no puedo. –Se excuso Kevin—. Quede de verme con unos amigos en unos cuantos minutos.
—Mmm, ok. Y tu Nick, ¿Tienes algo que hacer?—me apresure a preguntar, no quería ir sola, pero si era necesario lo haría.
—No, yo no tengo nada que hacer. Si quieres te acompaño.
—Bien.

Kevin se fue, y Nick y yo íbamos en camino hacia a aquella dirección. Cada vez nos íbamos alejando más y más del centro, pero a la vez, íbamos entrando a un especie de “pueblo”.
Seguimos buscando la dirección, Nick iba conduciendo el auto y de vez en cuando parábamos a algún peatón y le preguntábamos si conocía, aquel lugar y ellos nos daban información para poder llegar.

La carretera se termino y lo único que se veía, era un especie de mercado.
—¿Sera aquí?—cuestiono Nick mientras bajaba la velocidad del auto.
—Pues esta es la dirección que esta en la tarjeta y la que nos dijeron varias personas….Bajare a investigar, estaciónate allá—señale un espacio libre para autos.
—Ok. –Estaciono el auto y lo apago de nuevo—. ¿Quieres que me baje contigo?
—No… veré que hay y si necesito ayuda, vendré y te diré—lo tranquilice mientras me quitaba el cinturón de seguridad. –De igual manera, espero tengas prendido tu celular, por si no recuerdo como salir –bromee— no ya enserio, no lo apagues.—dije mientras me bajaba del auto.
—Bien, pero no te tardes, no se ve muy seguro… En serio, no me molesta acompañarte.
—Nick –cerré la puerta y metí un poco la cabeza por la ventanilla —. No pasa nada…Solo es un mercadito y ya. No tardo

Camine hacia dentro, mientras me quitaba los lentes de sol y observaba bien la tarjeta, para ubicar el número de local que venia ahí. Sinceramente era un lugar un poco tétrico y extraño y lejos de sentirme temerosa, me sentía con nauseas y con cierta vibra que me hacia estremecer.
—Local…—hablaba con mi misma, mientras caminaba. Pero me estrelle con alguien—Oh lo siento señora, no me fije… perdóneme, déjeme le ayudo a levantar eso…—me incline rápidamente a recoger lo que había hecho que se le cayera a esa anciana regordeta.
— ¿Tu?
— ¿Yo?—inquirí extrañada mientras le entregaba sus pertenencias y ella me miraba perpleja y con la boca abierta. Parecía conocerme, pero yo no la había visto jamás en mi vida.

Capítulo #52

Esto era realmente extraño. La anciana, no dejaba de mirarme, estire mi brazo para terminar de entregarle sus cosas, pero sin despegar la mirada de mi, las tomo.
—Gracias.
—Denada y de nuevo, siento mucho haberla hecho tropezar. —intente ignorar su mirada penetrante—. Andaba buscando un local y por eso andaba distraída.—mire de nuevo la tarjeta, que se encontraba arrugada en mis manos.
— ¿Un local?—cuestiono interesada— ¿Qué local?
—Este…—estire la mano y le entregue la tarjeta— Solo que, es la primera vez que vengo a este lugar y no se de que manera están numerados.—me justifique.
— ¡Oh vaya! –Murmuro— Es mi local –dijo firmemente, mientras me entregaba la tarjeta.
— ¿Su local? Quiere decir, que… –no termine la frase, yo la mirada dubitativa, mientras ella esperaba que terminara mi comentario. – ¿Con usted no vino una chica que se llama Camilla? —hiso cara de que no recordaba el nombre— Bien… supongo que si le muestro una foto, sabrá quien es ¿no?
—Si, supongo que será más fácil. Veras, tengo muchas clientas y si me aprendiera el nombre de cada una, seria totalmente un caos.
Saque mi celular y comencé a buscar a ver si de casualidad, tenia una foto donde Camilla saliera.
—Y si… ¿mejor vamos a mi local y ahí la buscas?, debo guardar esto.
—Oh claro, solo hago una llamada…—ella asintió. Teclee el número de Nick y espere a que respondiera. Ya que lo hiso, le explique como llegar al local, ya que no quería estar sola y también debía ver si el no tenia alguna foto de Camilla con Joe. Por que lo que era seguro, es que yo no tendría una donde ella saliera. Concluí la llamada, mientras iba caminando detrás de la señora regordeta.
Al llegar a su local, la atmosfera se sentía pesada y extraña. Trataba de no tocar nada de lo que estuviera a mí alrededor, era estilo gótico y con cierto toque tétrico.
—Puedes tomar asiento si lo deseas.
—Gracias, pero estoy esperando a alguien más…—me justifique, pero al terminar la frase, Nick iba entrando por la puerta. –Bueno, mas bien esperaba…
— ¿Qué paso Alex? ¿Averiguaste algo? –me cuestiono interesado.
— ¿Tienes alguna foto de Camilla…?
—Creo que recuerdo ese nombre…—me interrumpió la anciana, haciendo que me girara y la mirara escéptica.
—Pero me dijo que no lo hacia… —argumente. Nick solo miraba con atención.
—Si, pero a ti te recuerdo… tomen asiento por favor. –pidió amablemente, mientras ella se sentaba detrás del gran escritorio barato. Nick y yo obedecimos y nos sentamos frente a ella. –Una vez, una chica me pidió que hiciera una especie de hechizo, y me mostro unas fotos…—se puso de pie y camino hacia un archivero de madera, que estaba del otro extremo de la habitación. De ahí, saco un sobre amarillo y de nuevo camino hacia donde estaba anteriormente. Lo puso frente a nosotros y se sentó de nuevo.
— ¿Qué es eso?—cuestione confundida. Nick solo observaba.
—La chica, trajo varias fotos. Estas son las dos que utilice, y debía guardarlas por seguridad. Bueno, en realidad ella me pidió que lo hiciera. –se justifico. Como vio que no tomábamos el sobre, ella lo tomo y lo abrió. Saco dos fotografías de ahí y las puso frente a mi. Las giro y pude percatarme, que era una mía y una de Joe.
— ¿Qué fue lo que le pidió ella? –cuestiono Nick.
—Solo me dijo, que hiciera algo para que este chico se olvidara de lo que siente por la señorita. Yo no hago mal a nadie, solo hago mi trabajo, así que lo hice. Le lance un estilo de hechizo y le di una loción que se mezcla con un liquido, lo cual hace, que poco a poco, pero no de forma lenta, el chico se vaya olvidando de todo el amor que se le tiene.
¿Así que Camilla, era la culpable? Me quede muda, sin palabras. No creía lo que mis oídos habían escuchado, Joe había dejado de amarme, no por el, si no por que alguien hiso que ocurriera eso. Un nudo se formo en mi garganta, intente aclararla, pero se me hacia imposible. Tome un poco de aire y eso ayudo a que pudiera cuestionar algo, que se me hacia súper importante.
— ¿Y no se puede deshacer?—inquirí esperanzada. Esperaba que dijera “si” y que lanzara un hechizo, para que todo esto terminara.
— Lamentablemente, el hechizo que me hiso lanzar, no se puede deshacer con otro. Solamente El, lo puede deshacer. Estos hechizos de amor, son demasiado complejos. Cuando la persona que se hechiza, en realidad esta enamorada, en este caso de usted, comenzaría a recordar cada momento que paso junto a la persona amada, sin necesidad de otro hechizo. Aquí lo que lo deshace es el verdadero amor de las dos partes. No le puedo decir que usted lo puede revertir, ya que no funcionaria, no basta solo con que a usted le guste –siguió explicando— el debe de sentir un amor sincero, que cuando la vea, haga que su corazón lata aceleradamente… No se, si me doy a entender. –cuestiono al ver mi rostro.
—No, si entiendo. Solo que al mismo tiempo se me hace complicado. Quiere decir, que si en verdad
me ama, ¿recordara lo poco que hubo entro los dos?
—No lo pudo haber dicho mejor. No hay nada que yo pueda hacer. En el corazón no se manda. No puedes obligarlo por mucho tiempo a dejar de querer a quien realmente se quiere. –concluyo con una sonrisa, cosa que yo no tenia en mi rostro. Nick tomo mi mano y la apretó delicadamente, Yo lo mire y lo único que pude hacer, fue una mueca, que no logro parecer una sonrisa. Solo un gesto de desilusión y nada más.

Salimos del local en silencio. Ninguno de los dos decía nada, yo solo miraba hacia el piso mientras caminábamos hacia el auto y Nick, de reojo me miraba, como esperando que dijera algo o solo lo mirara.

Arranco el auto y en el trayecto de vuelta a casa, yo solo inflaba con aire mis mejillas y lo soltaba delicadamente.
—No hay nada que pueda hacer al respecto. Camilla es una bruja y logro lo que quería.
— ¡Claro que puedes! –exclamo Nick, mientras daba vuelta en la esquina. Estábamos a una cuadra de nuestras casas.
—Nick, ¿acaso no escuchaste nada de lo que dijo? –el asintió— me dijo la típica frase “cuando amas algo, deja lo libre. Si regresa a ti es tuyo, si no nunca lo fue”. Tal vez es lo que debería hacer, Joe esta en estos momentos muy bien con Camilla, lo dejare en paz y solo lo tratare como si fuera Matt, Jacob o el nerd de el salón de a lado. —Nick solo rio— Quiero decir, que seré indiferente con el, no lo tratare especial ni nada, y si puedo, intentare alejarme lo mas que se pueda. No me entrometeré en su vida, creo que no hare algo para “salvar”—enfatice con mis dedos— Lo poco o mucho que hubo.
Concluí con un nudo en la garganta y con las lágrimas a punto de salirse de mis ojos. Nick solo me miro e hiso una mueca torcida, sabia que lo hacia porque pensaba que no era lo correcto. Nick pensaba y le era fiel a la frase de “lucha por lo que quieres” pero, en esta ocasión, no estaba de acuerdo en eso. Esta vez ya no lucharía, no había nada que hacer. No quería lastimarme mas, no le daría el lujo a Camilla, de verme perder. Además, de que Joe no era un juguete ni una competencia.
—Gracias por acompañarme, Nick. –tome su mano y la estruje.
—No Alex, sabes que somos amigos y debía ir.
—De igual manera, se que no estas de acuerdo en lo que voy a hacer, pero gracias por intentar entenderme y respetar mi decisión.
Nick se acerco y me abrazo.
Los dos bajamos del auto, que se encontraba estacionado frente a su casa. Camine hacia el bote de basura, con la bolsa de Camilla y la bote dentro de el.
Me despedí y camine hacia mi casa, no tenia caso regresar a la suya. Camilla y Joe estaban dentro y no tenía ganas de verlo a él, ni mucho a menos a ella, por lo que había hecho.

Entre a mi casa y con el pie cerré la puerta. Avente las llaves en un cenicero que se encontraba en un estante cerca de la puerta. Camine hacia el gran sofá negro de piel, que se encontraba en la sala. Me recosté en el y me puse a mirar el techo.
La casa se sentía fría y sola. Era muy notorio, que los chicos ya no estaban aquí. Y también era notorio, que me había quedado sola.

Los días, semanas, y meses comenzaron a pasar. Me di cuenta de lo rápido que estaba pasando el tiempo, cuando iba saliendo de mi habitación, y vi en el calendario, que hace dos meses –exactamente— no tenia noticia alguna, sobre el paradero de mis padres. El señor Paul, ya casi no me informaba de nada, ya que no estaba todo el día en casa, por que los chicos habían comenzando una serie de presentaciones en Los Ángeles.

La gira de ellos estaba contemplada, para hace un mes, pero Nick estuvo un poco enfermo y tuvieron que posponerla, así que apenas estaban por comenzarla. Kevin, nos presento a su novia, llevaban 4 meses saliendo y no lo había hecho publico, se le veía realmente feliz. Joe seguía con Camilla, cada vez pasaban más tiempos juntos y se les veía realmente felices o así lo hacían ver.

Yo cumplía a la perfección mi palabra de alejarme un poco de Joe. Notaba mis desplantes y falta de interés—fingida— hacia Él, ya que cada que tenia oportunidad, le preguntaba a Nick, si algo pasaba conmigo o si ya tenía novio, ya que no pasaba tanto tiempo como antes en su casa. Las peleas habían regresado, a pesar de que no nos veíamos tan seguido. Supongo que eso nunca dejaría de existir.

Baje las escaleras, después de que Joe grito desde el jardín que fuera a comer…—ya no existía la barda que separaba nuestras casas, ahora los jardines eran uno solo— y justo, cuando estaba por cruzar la puerta, sonó el teléfono, espere haber si dejaba de sonar, pensando que eran los chicos, pero seguía sonando con insistencia. Así que camine hacia la mesa, donde se encontraba y tome el auricular.
—¿Diga?
—Perdón, ahí vive la Señorita Marie Alexandra—dijo una voz educada y grave. Un poco lejana, pero audible.
—Ella habla—dije seria y sin comprender, quien hablaba y por que me decía mi nombre completo.
—Hablamos de las oficinas estatales de Dallas, Texas.
Sentí que la sangre bajaba hasta mis pies y un escalofrió recorría mi espalda. Un extraño presentimiento se apoderaba rápidamente de mis entrañas.

Capítulo #53

— ¿De las oficinas estatales? No entiendo…
—Hace unos días, en una de las playas colindantes al estado, encontramos una avioneta sumergida en el fondo del mar –siguió explicando— Y cerca de ahí, se encuentra una pequeña isla, habitada por pocas personas. Que nos informaron del desplome de la aeronave.
—Aja.
—El punto es, que entre algunos papeles que se encontraban en una de las maletas, venia su nombre.
Mi papa llevaba unos papeles con mi nombre, ya que planeaba inscribirme en la universidad de administradores. El escalofrió seguía recorriendo como ráfaga de viento mi espalda.
— ¡¿Que mas?!—exclame desesperada.
—Bueno, pues necesitamos que venga a Dallas. Es importante que usted este lo antes mas rápido que pueda. Si es posible, mañana por la tarde, seria perfecto.
—¿Para que?—cuestione preocupada.
—Son asuntos delicados, que no se pueden tratar por teléfono.
—De… de…de acuerdo. Deme la dirección y mañana estaré allá a primera hora de la tarde.
La voz masculina, que estaba del otro lado del auricular, me dicto la dirección y me informo, que el boleto de ida a Dallas, seria algo así como un obsequio de parte del gobierno del estado, así que me dio el número de mi vuelo.
—De igual manera, por la noche le marcare para confirmar su asistencia. —Di por concluida la llamada, cuando ya no oí ninguna respiración del otro lado. Me deje caer sobre el sofá y me lleve la mano a la cabeza, haciendo que mi fleco se despeinara.
Tome aire, cuando vi a Frankie, desde el ventanal que me hacia señas de que ya fuera. Me puse de pie y camine hacia la casa.

Entre y vi que todos estaban ya sentado alrededor de la mesa.
—Perdón por tardar…—me justifique mientras me sentaba en una de las sillas libres.
—No te preocupes cariño, sírvete antes de que se enfrié—me sonrió Denise, mientras me facilitaba un plato.
—¿Te encuentras bien?
—Si Kevin ¿por que?
—Es lo mismo que te íbamos a preguntar todos. Cuando cruzaste la puerta te veías rara—agrego Nick.
—Todo esta bien…—dije sin mirarlos a los ojos, solo jugaba con los chicharos que estaban en mi plato.
—¿Segura?—cuestiono Joe, al parecer no quería quedarse atrás en eso de las preguntas.
—Bueno en realidad no –levante la vista y todos me miraron preocupados o ansiosos.
—¿Qué pasa Alex?—inquirió el Sr Paul, como si fuera mi padre.
—Cuando venia hacia acá –comencé a explicar— recibí una llamada, un poco extraña. Me llamaron de las oficinas estatales de Dallas –hice un gesto, como de pregunta, ya que no entendía nada.
—¿Y que querían? –se apresuro a preguntar Joe.
—No lo se, me dijeron que era un asunto que no se podía tratar por teléfono, si no en persona… También, dijeron que habían encontrado, creo que el avión donde venían mis papas y sobre todo, me hablo del maletín de papá. No entiendo nada, no me dijeron algo sobre ellos… solo me dijo el señor que llamo, que me marcaria en la noche para confirmar si iba a allá. Que querían que estuviera a más tardar mañana y que me mandaran el boleto de avión.—como tenia la vista fija en mis manos, la alce para mirarlos de nuevo—. No se que hacer, ¿Qué querrán?
—No lo se, sinceramente. Pero si hablaron de Dallas, y de las oficinas estatales, ha de ser algo importante. Así que si quieres ir, te apoyamos. –concluyo Denisse.
—Si Alex, cualquier cosa que decidas dinos, por favor.—agrego el señor Jonas, mientras se ponía de pie y seguía a Denisse a la cocina.

Los cuatro presentes –Nick, Joe, Kevin y yo— que nos encontrábamos aun sentados alrededor de la mesa, no decíamos nada.
Y no había nada que decir, tenia que tomar una decisión, así que me puse de pie y salí de la casa, tenia planeado ir a caminar al parque, donde solía ir, cuando necesitaba tomar aire y pensar cosas. Fui a mi casa por una chamarra ligera y me encamine hacia allá.

Estaba un poco solo, ya que eran pasadas de las 6 de la tarde. Me subí a uno de los columpios y comencé a mecerme suavemente. La suave brisa, golpeaba mi rostro y despeinaba delicadamente mi cabello.
Alguien se sentó en el columpio que estaba en mi izquierda, no le tome importancia y seguí meciéndome, cada vez más y más fuerte.
—Si yo fuera tú, no lo haría tan fuerte. Una vez salí volando.
Yo gire mi cabeza, y en mi rostro estaba la expresión de “Y a ti, ¿Qué te importa?” pero me sorprendí al ver a esa persona que tenia meses evitando, sentado a mi lado.
—Ah Joe. ¿Qué haces aquí? —intente parecer indiferente, pero en realidad, algo dentro de mi, sintió alegría al ver que había venido.
—Vine a ver, si estabas bien.
—Pues ya me viste y estoy bien, ahora puedes irte. Quiero estar sola un momento, tengo mucho que pensar.
— ¿Te iras a Dallas?—de estar mirando a sus pies mientras se mecía, desvió su mirada y la perdió en la mía.
—No se, supongo que si, aunque tengo un poco de miedo, que me digan algo que no quiera escuchar.
—Entiendo… y si te vas ¿Cuánto tiempo estarás por allá?
—Supongo que un día máximo. No se que quieran de mi sinceramente.
—No te preocupes, no pasara nada. Todo estará bien.
—Gracias. –fue lo único que pude decir.
Nos seguimos meciendo en silencio, solo se oía el crujir de las cadenas y el bailoteo de las hojas con el viento.
—Alex…
— ¿Dime?
— ¿Qué ha pasado contigo los últimos meses?— me gire y lo mire extrañada y sin ganas de decirle la verdad, sabia que en algún momento me lo cuestionaría, pero no quería que fuera ahora.
—Lo que pasa es que…—su celular comenzó a sonar y le hice seña de que tomara la llamada. Era
Camilla, lo debí de suponer. Al ver que era ella, desvié mi mirada y la perdí en la lejanía del parque. Joe concluyo la llamada y soltó el aire, para que me diera cuenta.
—Era Camilla ¿verdad?
—Si.
—Ah.
—Debo ir a casa… ¿vienes?
—No, ve tu… yo me quedare un rato más aquí…
—¿Sola?
—Toda la vida he estado sola, Joe. Que me quede un rato mas, sola en el parque, no me hará daño,
ni me pasara nada.
—No digas eso, nos tienes a nosotros, tus amigos. –lo mire y tome aire.
“Nos tienes a nosotros, tus amigos”, empezaba a odiar la palabra amigo. Pero Joe no tenia la culpa de nada.
¿Si hablara con Camilla y le dijera, que ya sabía todo acerca del hechizo, le daría miedo y se
alejaría de Joe?
No creo, ella aunque este amenazada de muerte, no lo haría. Esta locamente “enamorada” o más
bien, obsesionada por Joe. Y eso me quedaba mas claro que nunca.

Capítulo #54

Lo vi alejarse lentamente. No despegue mi vista de su espalda hasta que lo vi desaparecer. En ese momento tome la decisión de irme a Dallas, a ver que era lo que deseaban aquellas personas.

Los minutos siguieron pasando, hasta que se convirtieron en horas y vi que el sol, se había ocultado por completo. Me puse de pie y me encamine hacia mi casa.
Al estar en la esquina, logre ver como Joe iba saliendo muy feliz de su casa, junto con Camilla. Ella se percato de mi presencia en el otro extremo de la calle, y se acerco y lo beso. El beso sus labios también, mi corazón parecía romperse en mil pequeños pedazos. Una persona que no esta enamorada, no besaría de esa manera.
Cruce la calle, para caminar por enfrente, intentando que el no me viera. Joe se subió al auto de Camilla, pero sin que arrancara. Al parecer solo se habían subido para charlar en privado.
Al estar frente a mi casa, cruce la calle y camine por el sendero. Abrí la puerta y entre, me coloque detrás del ventanal para observar el auto y vi que dentro se seguían besando. Corrí la cortina y subí corriendo a mi habitación, azote la puerta y camine hacia el armario, tome una maleta, sin pensarlo comencé a aventar ropa sobre ella. Algunas lágrimas resbalaban por mis mejillas, probaba el sabor salado de ellas. Lloraba de coraje, sabia a lo que me atenía y aún así insistía en dejarlo vivir en mi corazón.

Hice la maleta, la deje del lado de la puerta y me tumbe en mi cama, agotada de llorar, de pensar y darle vueltas a los mismos asuntos que ya no me dejaban dormir.
Estaba cabeceando sobre la almohada y el sonido del teléfono me hiso regresar en si. Tome el auricular, sin abrir los ojos y conteste.
—Bueno…
—Si, buenas noches. Perdone la hora, pero hablamos de Dallas, ¿Se encuentra la Señorita McCartney?
—Ella habla—respondí torpemente mientras me incorporaba en la cama.
—Perdone las molestias. Soy la directora de relaciones públicas del Gobernador de Dallas. Solo hablaba para confirmar su asistencia y por ende, para confirmar el vuelo y mandarle su boleto al aeropuerto, para que lo pase a buscar cuando lo desee el día de mañana.
—Oh.
—Entonces… ¿Cual es su decisión?
—Bien…—observe mi maleta que estaba del otro lado de la habitación—. Pues si, si iré a Dallas.
—Perfecto—dijo la voz femenina del otro lado—, ¿A que hora quiere que este su vuelo?
Le di vuelta a varias cosas dentro de mi cabeza, para poder tomar una decisión.
—Al mediodía.
— ¿A las doce, le parece bien?
—Si, esta bien. —respondí sin ganas.
—Bien, a su llegada al aeropuerto, va directo a la sala de salidas nacionales y ahí la estarán esperando con su boleto. Al llegar a Dallas, un chofer la esperara y la llevara a su hotel para que descanse y después la pasara a buscar, para que nos encontremos en las oficinas.
—De acuerdo. Muchas Gracias
Colgué el auricular y me deje caer nuevamente sobre la suave almohada. Tal vez, había sido una buena decisión.
Los ojos comenzaron a pesarme y comencé a caer en los brazos de Morfeo.


.

A la mañana siguiente el olor a pan francés, hiso que me despertara. Me quede unos cuantos minutos tendida sobre la cama, solo viendo el techo. Gire mi cabeza hacia la izquierda y sobre mi mesa de noche, mire la foto que Joe también tenia en su habitación. Como extrañaba esos días. Suspire y me levante de la cama para ir hacia el cuarto de baño y ducharme. Tenía poco tiempo para hacer varias cosas, así que decidí apresurarme.

Cuando salí, tome el cambio de ropa que había dejado sobre mi sofá la noche anterior. Me cambie y me peine desinteresadamente. Me puse un poco de maquillaje, solo para no verme demacrada y un poco de perfume.

Tome mis maletas y mi bolso, para así salir de mi habitación. Baje con dificultad las escaleras, ya que mi maleta pesaba un poco. Lo se, solo me iría un día, pero llevaba ropa, por si se ofrecía algo.
Deje la maleta y mi bolso junto a la escalera y camine hacia la cocina, donde vi a Clara tarareando,mientras cocinaba.
—Buenos días —deseo, al percatarse de mi presencia. – ¿Como dormiste?
—No se, se podría decir que “dormí”—hice comillas con mis manos, mientras tomaba asiento en uno de los taburetes.
— ¿Y esa maleta?— cuestiono mientras ponía mi desayuno frente a mi. — ¿A dónde iras y sin avisar he?
—Fue una decisión que tome en la noche. Me llamaron de Dallas, que necesitaban verme, así que accedí e iré.
— ¿Cuántos días?—siguió cuestionando, mientras se sentaba frente a mí y me veía desayunar.
Clara era una amiga para mí, al fin y al cabo, era ella la que siempre estaba en casa cuando mis padres salían, cuando me enfermaba e incluso cuando estaba devastada emocionalmente.
—Dijeron que uno, pero pues llevo ropa de más, por si las dudas.
— ¿Y Joseph? ¿El sabe que te iras?— cuando pronuncio ese nombre, un pedazo de pan se atoro en mi garganta. Tosí intentando hacerlo bajar, pero solo un sorbo de leche lo logro.
— ¿Qué quieres decir con eso?— cuestione, ya que pude hablar.
—No lo se, pensé que ya se había arreglado todo entre ustedes. Que ya habían regresado.
— ¿Y tu como sabes todo eso?— cuestione, ya que lo de “Joe y Yo” fue algo así como muy secreto y que muy pocos lo sabían, ya que nunca fue oficial.
—Alex… Te conozco y solamente observaba. ¿Tu crees que no me daba cuenta de todo eso? Yo soy
los ojos y oídos de esta casa, así que se muchas cosas, además ¿Qué ya no confías en mi?
—No es eso Clara, tu sabes que si confió en ti –reclame— Pero es algo que ya paso y que quisiera borrar de mi mente. Supongo que fue lindo en su momento, pero ahora solo es algo que quiero dejar en el olvido. Además, solo es un día, no hagas un drama de eso.
—De acuerdo… bien, te dejare desayunar iré a recoger la planta de arriba, por favor, cuando te vayas, se buena y avísame.
—Lo hare, no te preocupes—respondí y tome mi vaso de leche, al que le di un sorbo mientras observaba por la ventana de la cocina a Joe y a Frankie jugando con un balón de futbol americano.
Sonreí para mis adentros.

Termine de desayunar y deje mi plato sobre el lavabo. Vi el reloj y eran las once de la mañana, tenía una hora.
Salí de mi casa y en cuanto lo hice, vi como arrancaba Joe en su camioneta, solo lo vi alejarse y seguí caminando hacia su casa. Al tocar, Frankie me abrió rápidamente y después de saludarlo, le pregunte por sus papas y me informo que estaban en la cocina charlando.

Camine hacia la cocina y como Frankie había dicho, ahí estaban sentados platicando amenamente. Los salude y me senté frente a ellos, diciéndoles que tenia que informarles algo, justo cuando lo iba a hacer, llegaron Nick y Kevin y se unieron a nuestra platica.
—¿Y que fue lo que decidiste? –me cuestiono el Sr. Paul
—De eso quería hablarles… en unos cuantos minutos me iré a Dallas, creo que regreso mañana pero no se bien la hora.
— Bueno, que bien que nos avisaste. –respondió aliviada Denisse, ya que estaba bajo su cargo por el momento.
—Pues si, supongo que si—sonreí apagadamente.
— ¿E iras sola?—cuestiono Nick atento.
— ¿No quieres que uno de nosotros te acompañe?
—No gracias, iré sola… solo será un día, no tardare más. –mire el reloj que estaba sobre
la puerta y vi que faltaban 10 minutos para las doce—, Bueno, yo me tengo que ir, el avión sale a las doce y ya casi es la hora. Yo les llamo cuando llegue.

Los cinco se despidieron de mí con un beso y me acompañaron al taxi, que estaba fuera esperándome. Clara salió con mi maleta y me despedí de ella. Subí al taxi y le dije que me llevara al aeropuerto. En el camino, solo veía como pasábamos a los autos y a los arboles, haciendo que solo quedaran en una mancha.

Llegamos al aeropuerto y el taxista, me ayudo a bajar mi maleta, le pague y le di 2 dólares como propina.
Camine con mi maleta y bolso, buscando la entrada y salida de vuelos nacionales, al verla, camine rápidamente hacia una especie de mostrador, para buscar mi boleto de avión. Una señorita muy amable, me lo dio y me encamino hacia la entrada para mi vuelo.

Cada paso que daba hacia el avión, hacia que miles de sensaciones extrañas se hicieran presentes en mi vientre. Tome una gran bocanada de aire y subí el primer escalón.

martes, 4 de enero de 2011

Capítulo #50

— ¿Por un chico? ¿Es posible que te pongas a llorar con el chico, por el que estas llorando?—cuestione, mientras lo miraba y dejaba que las lagrimas siguieran deslizándose por mis mejillas húmedas y rosadas.

Sacudí mi cabeza para alejar aquella imagen que se postro en mis ojos, era obvio que no podía decirle eso a Joe. Cuando alguien en realidad esta enamorado, supongo que contra lo que sea, recordaría su amor. Si ya no era así, no echaría a perder la amistad y supongo que podría sobrevivir siendo su amiga.
Alce la cabeza, mientras me secaba las lagrimas.
— ¿Ya te encuentras mejor? Es bueno desahogarse.
—Si, ya, mucho mejor—no todo fue verdad.
— ¿Quieres que nos vayamos ya?
—Justamente te iba a preguntar eso ¿quieres irte ya?
—No, estoy muy cómodo aquí contigo. –Me miro y me sonrió tiernamente de tal manera que sus comisuras casi llegaron a sus ojos
—Yo también—le sonreí, no de la manera en la que el lo hiso conmigo, sino de una manera tímida.
Nos recargamos nuevamente sobre el viejo tronco, pero aun seguíamos abrazados… si esa es la palabra indicada, ya que mi cabeza estaba recargada sobre su hombro y Joe tenía su cabeza sobre la mía y su brazo detrás de mi cuello. Ninguno de los dos decía nada, solo mirábamos al cielo o simplemente a la nada.

Los minutos pasaban, las horas también y mis ojos se fueron cerrando. No supe de mí hasta que sentí que no había nada debajo de mi, abrí los ojos y al hacerlo vi muy de cerca el rostro de Joe un poco sobre de mi y me di cuenta, de que había tomado en brazos, para ir hacia el auto.
—Joe bájame—dije con voz ronca.
—Oh, pensé que estabas dormida.
—Estaba, pasado. Ahora estoy despierta y puedo caminar, así que, si no es mucha molestia, bájame por favor.
—De acuerdo—giro sus ojos miel y me bajo con cuidado, a regañadientes.
—Gracias—respondí mientras me acomodaba mi bolso y mi blusa que ligeramente se había movido de su lugar. –Creo que es hora de volver a casa.
—Si, yo también pensé eso, no tarda en amanecer y luego se preguntaran donde estamos.
—Aja—fue lo único que dije.

Caminamos hacia mi auto, pero ninguno de los dos decía algo, se sentía cierta presión entre los dos, pero no lograba descifrar el por que.
Abrí la puerta del copiloto y rodee el auto para llegar a mi lado del auto, Joe solo me veía extrañado.
— ¿Ahora que?
—Se como regresar ¿y si yo conduzco? —entrecerró los ojos y me mostro una sonrisa de costado.
—Como quieras…—camino hacia mi, estiro su mano y le puse las llaves ahí. Camine hacia el otro lado y me subí al auto.

Arranco el auto y parecía conocer perfectamente el camino, y aparte de que iba manejando muy rápido—aunque el dijera que no—, llegamos en cuestión de minutos a mi casa. Estaciono el auto y me acompaño hasta la puerta.
—Gracias por llevarme hoy.
—No agradezcas, lo había prometido—el sol comenzaba a asomarse por el horizonte y comenzaba a encandilarme tenuemente.
—Bien…—comenzó a mover sus pies de forma cómica y a mirar hacia el piso, con sus manos escondidas en sus bolsillos traseros. –Me dio gusto estar contigo. En serio.
—Si igual a mí—dije sincera—. Pero creo que debes irte… quiero decir, debemos dormir…
—Tienes razón, intentare hacerlo. —se dio la vuelta y bajo el pequeño escalón que separaba el porche de mi casa y el jardín frontal— Nos vemos luego ¿si?—se giro hacia mi.
—Eso tenlo por seguro, vivimos a unos pasos—sonreí.
—De acuerdo. Descansa.

Le dije adiós con la mano y espere a que se metiera a su casa para cerrar la puerta de la mía. Cuando lo hiso subí hacia mi habitación, las cortinas estaban cerradas, me despoje de mi bermuda, solo para quedar con la playera y me despeine. Me tumbe en mi cama y me arrope con el edredón, esperando dormir.

De nueva cuenta no supe de mí hasta que mi celular comenzó a sonar y medio encandilada y con la
cabeza debajo de la almohada, estire mi brazo y lo tome de la mesa de noche, tirando algunas cosas que estaban sobre ella, como mis anteojos y mi iPod.
Seguía sonando, sin quitarme la cobija, pase por debajo de ella el celular y conteste.
—¿Bueno?—cuestione con voz ronca.
—Alex, soy Nick ¿sigues dormida?
—Ah Nick, Hola. Si sigo dormida, ¿por que se te hace raro?
—Pues por que son las tres de la tarde y te llamaba para que vinieras a comer con nosotros, mama
hiso Lasagna.
— ¿¡Las tres de la tarde!?—quite con ayuda de mis piernas la cobija y con mi mano libre quite
el cabello que estaba sobre mi cama. –Si, si iré, solo… me arreglo y si, ya voy…
— ¿De acuerdo?—rio—, te esperamos aca.
—Si, no tardo.

Colgué el teléfono, lo puse de nuevo sobre mi mesa de noche, me lleve mis manos a la cara,
tapándome los ojos, mientras un gran suspiro salía de mí.
Me puse de pie y camine hacia la ducha un tanto aflojerada y sin ganas de nada.
Me duche rápidamente y salir para cambiarme de igual manera. Me deje el cabello suelto para que se secara y ya que estuve lista, salí hacia casa de los chicos.
Cruce el jardín frontal y note que Joe estaba fuera hablando por teléfono, pase por delante de el
y pareció no notarme, solo me miro y rápidamente desvió su mirada mientras seguía hablando por
teléfono. Prácticamente me ignoro y de una manera muy obvia y nada cortes.

Entre a la casa y no vi a nadie, así que solo camine hacia la cocina esperando encontrarme a
Denisse o a Kevin. Y así fue, encontré a Denisse detrás de la Isla, preparando una especie de
ensalada verde.
—Hola cariño ¿Cómo estas?
—Bien—fue lo único que dije, mientras me sentaba en uno de los bancos.— ¿Te ayudo en algo?
— ¿Te encuentras bien?—camino hacia mí y con su mano toco mi frente.
—Si, solo me duele un poco la cabeza—mentía, solo estaba intentando buscarle una respuesta al
comportamiento de Joe en estos momentos, si prácticamente habíamos estado juntos toda la noche.
—Oh cariño, sube y en el botiquín que se encuentra en el baño de invitados, están unas
píldoras, ve y toma una. Son muy efectivas.
—Si, al rato voy.
—Alex, ve ahora, la comida aún no esta lista.
—De acuerdo—baje de un salto el banco y camine hacia las escaleras, Joe venia entrando y lo
mire, el también lo hiso, pero de nueva cuenta desvió su mirada, ahora hacia la cocina.
— ¡Mamá, Camilla vendrá a comer!—grito. Yo solo lo mire con la boca abierta, sacudí un poco
la cabeza, tome aire y comencé a subir las escaleras, Kevin venia bajando y me hiso parar.
—Hola Alex—dijo alegre.
—Ah, Hola Kev.
— ¿Estas bien? Te noto distraída.
—Si estoy bien, solo iré por unas pastillas arriba y ya bajo.
—Ok, te espero abajo.

Camine por el pasillo, ya que había entrado a varios baños y no vi ningún botiquín, me faltaba
la habitación de Joe y la de los Señores Jonas. Así que primero entre a la de Joe. Estaba apunto
de entrar al baño, ya que no quería permanecer tanto tiempo dentro de ella, pero justo cuando puse un pie dentro, algo sobre su escritorio me llamo mucho la atención, así que fui hacia allá y lo
agarre, era una foto mía y de Joe –reciente—, de una vez que fuimos a un parque de diversiones
con Nick, Kevin y varios amigos, yo estaba sobre la espalda de Joe y el me estaba cargando, los dos sonreíamos, yo tenia la lengua un poco de fuera y Joe mostraba sus blancos dientes, acompañados de unas mejillas rosadas. Era una muy bonita foto, incluso yo también la tenia sobre mi mesa de noche.

Pero lo que me sorprendía, no era la foto, si no que la tuviera sobre su escritorio, donde pasa
mucho tiempo escribiendo y con un marco, muy bonito y limpio. Con mi índice comencé a recorrer
nuestros rostros en la foto, cuando escuche que alguien venia hacia acá, lo primero que hice fue
dejar la foto en el escritorio, sin importarme como la había puesto y me metí debajo de la cama.

La puerta se abrió y entro Joe aún hablando por teléfono.
—Si, esta semana son entrevistas y creo que en dos mas, comenzamos la gira— ¿la gira? Me entro
miedo, se iban a ir nuevamente, ahogue mi pequeño suspiro de sorpresa tapándome la boca, mientras con cuidado observaba como Joe caminaba de un lado a otro. –Yo también pienso que es algo rápido… tengo una sensación de que no debo ir aún, pero no logro descifrarla…. Tal vez con la gira logro descifrar todo…. De acuerdo…. Nos vemos entonces mañana, para la planeación…. Cuídate. –Termino la llamada y guardo su celular en su pantalón, camino hacia el escritorio y tomo la foto— ¿Quién te giro? Esta foto debe estar perfectamente posicionada…—suspiro y la miro fijamente— Es muy… especial para mí y ni siquiera se por que lo es tanto, si tengo mucha fotos con Alex de cuando éramos chicos, pero en esta hay algo diferente. No lo se, pero me encanta,la guardare por mucho tiempo. –dicho eso, la dejo de nuevo sobre el escritorio, poniéndola del lado contrario al sol, según el para que no se despintara, y acomodo hasta la posición e inclinación hacia el escritorio.
Yo seguía debajo de la cama, cuando comencé a tener ganas de estornudar fuertemente, me lleve la mano a la nariz para evitar que sucediera, pero el polvo comenzaba a irritar mis fosas nasales, haciendo que produjera un gran estornudo.
— ¿Quién esta ahí?



domingo, 2 de enero de 2011

Capítulo #48 & Capítulo #49:

—Alex… ¿recuerdas el lugar especial al que me querías llevar?
—Si ¿Por qué?
— ¿Podrías llevarme ahora?—me miro, sus ojos miel brillaban por el reflejo que provocaba la luna y la luz artificial que emanaba mi lámpara.

¿Por qué querría que lo llevara ahora? No me molestaba llevarlo, al contrario, eso ayudaría mucho, ya que a ese lugar le tenia un cariño inmenso y se me hacia extraño que el no lo recordara.
Lo mire fijamente y solo le sonreí, a lo que el rápidamente respondió tomando mi mano y apretándola fuerte pero delicadamente.


—Bien, solo déjame me cambio y vamos ¿te parece?—zafe mi mano de la suya y me puse de pie.
—Si, me parece bien. Te espero abajo ¿si?
—De acuerdo. —sonreí y lo encamine hacia la puerta.

Camine hacia mi armario, y saque unas bermudas, una playera y una chamarra ligera, junto con mis tenis favoritos. Me vestí y me hice 2 trenzas que caían en mis hombros, me deje el fleco suelto, pero ligeramente sujetado con un pequeño pasador. Tome un pequeño morral que tenia, guarde mis llaves y mi celular y me lo puse.
Baje las escaleras y mire a Joe sentando sobre el sofá, perdía su vista en un punto muerto sobre la ventana, pare de caminar y me quede observándolo bobamente. Jugaba nerviosamente con sus manos y de vez en cuando miraba cada extremo de la sala, como si intentara descubrir cosas nuevas en la habitación. Sacudí mi cabeza para dejar de mirarlo, pero lo hice sin cuidado y casi me tropiezo con mi pie en la escalera, solo me quede parada en el filo del escalón con los ojos muy abiertos y veía como Joe se paraba y caminaba hacia aca.
— ¿Qué paso?
—Nada, solo casi tropiezo. ¿Estás listo?—el asintió—. Bien, vayamos…oye espera, ¿alguien sabe que estas aquí?
—No, recuerda que todos están dormidos, son más de la una de la mañana…
—Tienes razón.

Caminamos hacia mi auto y Joe se subió del lado del copiloto, ya que manejaría yo… obviamente, Joe no sabría llegar. Arranque el auto y durante el trayecto, íbamos en silencio y si llegamos a hablar era de cosas sin importancia.
Íbamos alejándonos cada vez más del centro y esperaba no perderme, ya que la vez que fui, Joe había conducido.
— ¿Y si sabes bien donde esta ese lugar?—cuestiono ya que yo me asomaba seguido por la ventana y miraba cada que podía, el nombre de la calle o avenida donde estábamos.
—Claro, si no, no te traería. —replique sin despegar la vista de la calle.
Joe se veía impaciente, jugaba con sus manos y yo comenzaba a sentirme perdida, ya que según yo, si recordaba a la perfección el camino que Joe había tomado para traerme aquí la primera vez, pero al parecer yo estaba pensando en otra cosa y lo olvide por completo.
— ¿Podrías dejar de jugar con tus manos? Me pones nerviosa.
—Lo siento, ¿estamos perdidos?
— ¡Claro que no! Nunca he perdido a nadie. —y era verdad, generalmente tenia buena memoria para las calles.
— ¿Y si esta es la primera vez?—pregunto con malicia.
— ¿Y si te callas? O ¿quieres que te aviente del auto?—lo fulmine con la mirada, mientras hacia una mueca con mi boca.
—Tranquila, solo juego… digo si vamos a estar perdidos juntos, debemos hablar ¿no crees?
—Si, lo siento… es que pensé que recordaba bien la dirección…—guarde silencio—, se me ocurrió algo.
— ¿Qué?—cuestiono Joe interesado, yo comencé a aparcar el auto frente a un Starbucks. — ¿Qué hacemos aquí?
—Ya vuelvo, no te bajes.
—Te acompaño, es tarde y esta muy solo.
—No Joe, espérame aquí.
—OK. —giro los ojos.

Baje del auto y entre a la famosa cafetería, camine hacia el mostrador y pedí dos capuccinos y mientras esperaba que me los entregaran, le pregunte al que estaba encargado si sabia como llegar a aquel lugar, el respondió que si y comenzó a darme indicaciones. Tome lo que compre y camine hacia el auto.
—Toma—dije cuando me subía al auto.
— ¿Y esto?—inquirió Joe, mientras estiraba mi mano para que tomara la bebida.
—Te lo presento, se llama moka cappuccino…
—Si se que es, solo que no entiendo porque lo compraste.
—Por que quise, nadie me detiene. —se elevo un poco del asiento y llevo su diestra hacia el bolsillo trasero de su pantalón.
—Ten…
— ¿Para que quiero este dinero?—reí irónica— estas loco, yo te lo compre…
—Pero no es de un caballero, dejar que una chica pague por el.
—Entonces no soy una chica, por que no te aceptare el dinero. —Joe tenia la mano extendida, así que tome el dinero y me incline hacia el y se lo coloque en el bolsillo superior de su chaqueta. —Y fin de la discusión.
—Pues ya que ¿no?
—Si no lo quieres, no te lo tomes. —replique mientras encendía el auto y lo ponía en marcha.
—No dije que no lo quisiera, solo que no me gusta que paguen por mi.
—Joe, si te hace sentir mejor, la próxima vez tu me invitas uno ¿si?
—De acuerdo—le dio un sorbido a su bebida—, Gracias.
—No agradezcas…
— ¿Ya sabes como llegar?
—Si… y ahora guarda silencio ¿de acuerdo?— parecía que un niño pequeño que no puede estar
en silencio viniera sentado a mi lado, pero no, era Joe el que venia conmigo.

Estuve conduciendo por varios minutos más, y Joe ya había roto su record de no hablar, así que
suspire aliviada, porque comenzaba a recordar las calles. Joe miraba por el vidrio, a los autos
pasar y yo de reojo lo miraba algunas veces.
El silencio se vio interrumpido ya que Joe, comenzó a cantar suavemente y en voz baja, una de las
canciones de la banda, cuando logre saber cual era, lo mire y el volteo al mismo tiempo pero no dejo de cantar, solamente fue bajando más la voz, hasta que termino la ultima estrofa “Hope To See You
at The Finish Line…”
Mi corazón se hincho de nerviosismo y comencé a sentir como se acumulaba
la sangre en mis mejillas, así que decidí voltearme rápidamente y seguir mirando hacia la calle.

—Es una de mis canciones favoritas. —dije al fin.
—Me gusta mucho, es muy romántica y tranquila, o algo por el estilo. —Frunció el ceño. Y
tenia razón, era muy romántica, recuerdo que la primera vez que lo oí cantarla en vivo, que fue
cuando corto con Camilla, algo dentro de mí se removió completamente, para nunca mas volver estar en su sitio.
Solo sonreí para mis adentros.

Conduje por no se cuanto tiempo mas, hasta que vi a lo lejos el lugar a donde llevaría a Joe,
comencé a bajar la velocidad y me comencé a orillar hacia la banqueta.
—Llegamos. —dije mientras apagaba el auto.
— ¿Un parque?—cuestiono extrañado.
—Si, un parque—sonreí mostrando los dientes al ver la expresión de Joe.
No se lo imaginaba.


Capítulo #49

— ¿Pero porque un parque?—dijo mientras iba caminando detrás de mi. — ¿Este es un lugar especial para ti?
—Exactamente aquí no, es mas adelante… quiero ver si comienzas a recordar o algo por el estilo—dije sin mirarlo, caminaba rápido y yo comenzaba a quedar a una distancia considerable detrás de mí.
—Recordar… esa palabra comienza a atormentarme.
— ¿Por qué? Es que, es tan raro todo esto…
—Lo sé, pero bueno… si tengo que recordar algo que no se si sucedió, que pase lo que tenga que pasar. yo solo lo mire y le sonreí.

Caminamos hasta adentrarnos un poco mas en el parque, yo con la mirada buscaba aquel lugarcito donde antes había venido con Joe. Si, la primera vez que nos demostramos nuestro amor, sin que nadie no los impidiera fue aquí, en este parque.
—Aquí es, ¿ves ese árbol de allá?—señale un pequeño roble, pequeño para ser uno de ese estilo, pero fuerte y sobresaliente de los demás. Joe me miro y pude ver que no comprendía nada de nada. – Ven, caminemos hacia allá.
Lo tome de la mano y lo encamine hacia el árbol. Al estar bajo aquellas hojas verdes, cafés y amarillas, me deje caer sobre el pasto y abrase mis piernas mientras Joe se quedaba parado frente a mí, mirándome desde arriba, sin entender nada.
—Solo observa a tu alrededor… ve mas allá de lo que tus ojos pueden ver.

Joe hiso caso a lo que dije y se puso a mirar detenidamente cada detalle alrededor suyo, yo solo lo miraba. Camino hacia el árbol y con su mano lo acariciaba mientras le iba dando la vuelta, hasta que se detuvo y con su índice recorría una parte que no veía del árbol.
—Alex…
— ¿Qué?—dije desinteresadamente, para que no pensara que lo observaba.
— ¿Puedes venir?
Mordí mi labio inferior, y me puse de pie mientras resoplaba.
— ¿Qué pasa?—cuestione mientras me ponía detrás de el, observe donde estaba su dedo y trague saliva. —Ah…
—Son nuestros nombres...
—Si, son nuestros nombres—sonreí nerviosa y camine hacia donde anteriormente estaba sentada, Joe camino detrás de mi.
— ¿Es lo que me querías mostrar? Es un bonito lugar, muy tranquilo.
—Si, es lo que te quería mostrar, pensé que si te traía, podrías recordar ciertas cosas… Joe…
— ¿Qué pasa?—contesto mientras se sentaba a mi lado.
—No pienses que te estoy forzando para que recuerdes, si no lo haces, no importa, digo… no se puede hacer nada.
—No pienso eso, en serio. Lo único que pienso es que me quieres ayudar y nada más. Yo se, que serias incapaz de hacer algo así—me sonrió y yo le sonreí igual, solo que sin mostrar los dientes.

Me recargue sobre un tronco que estaba sobre el pasto y me puse a mirar el cielo, Joe hiso lo mismo. Solo se escuchaba el sonido de los grillos y del viento golpear las hojas de los arboles.
Comencé a imaginar cosas en mi mente, algunas cómicas y otras más un tanto malas, pero al fin de cuentas, las dos me hicieron sonreír, haciendo que Joe me mirara de forma extraña.
— ¿Qué te da tanta risa?
— ¿Eh? Oh, no nada, solo pensaba algunas cosas… ¿Oye Joe, por que quisiste que te trajera ahora?
—Mmm., nada más—miraba para varios lugares al mismo tiempo.
—Mientes. ¿Qué es lo que no te dejaba dormir?
—Cosas…—balbuceo.
—Joe… Sabes que puedes contar conmigo… anda dime.
—Bien, ayer intentaron robar el auto de Camilla.
— ¿Ah si?—me hice la sorprendida—. Que raro, nunca nadie había querido robar aquí.
—Bueno, ese no es el punto.
— ¿No?
—No, sino que encontré algo en su auto que me llamo mucho la atención…—me incline más para no perder detalle de su conversación.—, era una bolsa negra, pero tenia cosas muy extrañas, de esas que solo ves en películas de miedo, donde los actores van a hacer brujerías y cosas por el estilo.
—¿En serio? Que raro…—entrecerré los ojos—, si yo decía que era una bruja—musite.
—¿Perdón que dijiste?
—Nada, solo que se me hace muy extraño todo eso. Y si ella tuvo algo que ver con que se te olvidara todo.
—No creo. ¿Pero sabes que? Había fotos tuyas y mías… oye hablando de tú y yo, lo que estaba grabado en el árbol, ¿Que indica?
—Ah… bueno, pues es que un día, tu y yo vinimos aquí y los grabamos, dijimos que nadie conocería este lugar, ya que seria nuestro lugar especial, solo para ti y para mi… pero pues, no importa… si quieres puedes traer a quien quieras, ya no tiene importancia—sonreí fingidamente.
—No te preocupes, si yo lo dije, no traeré a nadie.
—Gracias.

Es cierto lo que dicen, cuando amas a alguien, no puedes retenerlo a la fuerza a tu lado. Tal vez, es lo que debía hacer, dejar ir a Joe, quizás me quería, pero ya no de la manera en lo que lo hacia, en el corazón no se manda y cuando el corazón ya no va en tu dirección, es bueno dirigirlo a otro lado. Yo seria, quien haría que Joe me siguiera queriendo como amiga, ya que como algo mas, todo estaba perdido… Por que si se veía que lo hiciera, pero ya no me miraba como antes, cada que lo hacia sus ojos me mostraban mil preguntas y ninguna respuesta, se las respondería, ¿pero si eso no era lo que quería escuchar? Y en vez de quedar como amigos al fin, quedábamos mas alejado aún.

Yo también tenia demasiadas preguntas, pero no era hora de responderlas y tal vez el no era la persona que me las debía responder, tal vez, un distanciamiento de todo eso seria lo mejor, nuevos aires, nuevas vivencias… tal vez y solo tal vez, podría sacarlo de mi corazón y tal vez de mi piel.
—Y… ¿has sabido algo de tus papas?—me saco de mis pensamientos.
—No, nada…—hice una mueca y lo mire—, tengo miedo de quedarme sola, se que no nos llevábamos bien, pero Joe, son mis padres y los quiero.
—¿de donde sacas tantas fuerzas? Alex, en tus ojos yo veo que en realidad te sientes mal por eso y por muchas cosas… no es bueno guardarte lo que sientes, te puede hacer mal.
—No me queda de otra, si dijera todo lo que siento, me tacharían de loca o de enferma. Si lo acepto, hay muchas cosas que me duelen y me molestan, pero no puedo dejar que todo mundo lo sepa, me las guardo para mi misma y así llorarlas yo sola. No quiero que nadie me tenga lastima por lo que me llegue a pasar o por lo que puedo decir, no soy así, mis problemas son míos y de nadie mas.
—También pueden ser míos…—paso su brazo por detrás de mis hombros y me acerco a el—. Si necesitas llorar, gritar, enojarte, lo que sea, ya sabes que puedes hacerlo conmigo, somos amigos y los amigos se apoyan en las buenas y en las malas. Si por el momento quieres llorar por lo de tus papas o por algún chico… puedes contar conmigo, ya lo sabes— Todo lo que dijo Joe, hiso que mi corazón llorara. No había mas, éramos amigos y podía contar con el, un nudo se formo en mi garganta, quería hablar pero no podía, me escondí en su pecho y el paso su otro brazo, frente a mi y me abrazo. Las lágrimas comenzaron a correr por mis mejillas.
Sentía que estaba apunto de explotar, tenia tantas cosas dentro, mis papas, Joe, mi sueño… todo y sentía que el aire se me iba, me sentía asfixiada.
— ¿Por un chico? ¿Es posible que te pongas a llorar con el chico, por el que estas llorando?—cuestione, mientras lo miraba y dejaba que las lagrimas siguieran deslizándose por mis mejillas húmedas y rosadas.