Parecía que no dejaría de llover por un buen rato, pero no me quería mover
de aquí sin antes ver a Joe. Lo peor de todo, es que no me importaba resfriarme
o ir a casa y salir cuando viera que alguien llegaba. No. Me quedaría aquí,
sentada sobre los escalones de la entrada, esperando. No tenía otra opción,
debíamos hablar. Debía escuchar todo lo que me dijo en la carta, debía ver
salir esas palabras de su boca.
El agua escurría por mi cabello, hasta llegar a mi barbilla, para así
caer en forma de gotas a mis piernas. ¿Cuánto tiempo tenia sentada ahí? Poco
más de una hora.
Un auto se paro frente a la casa, no le tome importancia, ya que era
un auto que no conocía, así que seguí con la cabeza baja mirando mis manos,
tenia frio. «No tiene caso que hagas
esto, puedes estar en la calidez de tu casa, esperando que Joe llegue. Esto es
un poco idiota, Alex.» de nuevo aquella vocecita tenía razón, pero
esta vez no le haría caso.
—Mierda, mierda, mierda. — me decía a mí misma.
No era normal que una lluvia como esta, estuviera cayendo en Los Ángeles, simplemente no lo era. La calle estaba obscura, y aquel auto seguía ahí, parado. Intente ver quién era, solo por la curiosidad, pero no logre ver nada, así que regrese a la posición en la que estaba.
De pronto, escuche como alguien venia caminando hacia mí, escuchaba el chocar de sus zapatos con la tierra mojada. Intente no voltear, podía ser cualquier persona, pero en definitiva, no era algo que me incumbiera. Me canse de esperar, así que me puse de pie y comencé a caminar hacia mi casa.
— ¿Alex? —pregunto extrañado. Yo me quede estática. Me gire lentamente y lo mire. La luz de la luna, que estaba detrás de él, lo hacía parecer como un ángel. — ¿Qué hacías aquí? ¿Acaso estás loca?
—Joe… yo — Estaba nerviosa, el me miro de arriba para abajo.
— ¿Estás de acuerdo que está cayendo una tormenta? Vamos dentro. —me tomo del brazo, para que entrara a casa con él.
—No espera. —me detuve en seco y lo mire.
—Alex, te vas a resfriar. —Dijo preocupado, al ver que no me movía. —Lo que sea que me quieras decir, puede esperar. Te vas a enfermar, Alex. Estas helada.
—No… no, ya no puedo esperar más. He leído tu carta...
—Oh… es eso. —tomo aire y miro hacia la nada. Se mantuvo en silencio, solo apretaba la mandíbula.
—Yo… realmente lamento no haber dejado que me dijeras todo eso de frente. Soy una idiota por no darte la oportunidad de decírmelo cuando lo querías hacer. —baje la mirada. Menos mal que estaba lloviendo, y que si comenzaba a llorar, no lo notaria.
No podía creer que estaba frente él, después de haber dicho que lo odiaba con todo mi corazón. Ahora estaba intentando arreglar todo. Era un poco bipolar de mi parte.
—Alex…—tomo mi barbilla delicadamente. Lo miré. El solo tacto de su mano en mi piel me hacia estremecer, era… era algo que extrañaba. Lo que sus roces hacían en mí, la manera en la que miles de mariposas bailaban en mi vientre o miles de hormigas caminaban sobre mi piel, todas esas sensaciones que habían estado guardadas dentro de mí ser, solo con un toque, habían salido disparadas. Eso era lo que él lograba en mí, derretirme. Solo Joe podía hacer que mi sentido común, se fuera para jamás regresar. No sé si era bueno o malo, pero me gustaba la sensación.
—Lo siento Joe…—dije.
Soltó mi barbilla al ver que ya le prestaba atención, delicadamente retiro el cabello que cubría mi rostro, aunque no servía de nada, ya que la lluvia seguía cayendo. Me miro directamente a los ojos.
—Nunca he dejado de quererte, Alex… fui un idiota. —no dije nada. Solo lo miraba insistentemente. — ¿Podrías decirme algo? aunque sea dime un “está bien”, no te quedes en silencio.
— ¿P-podrías repetir la primera frase que me dijiste? —el me miro extrañado. A pesar de la obscuridad lograba ver sus gestos.
— ¿Que si podrías decirme algo?
—No, la primera… repítemela. —el sonrió al entender lo que quería.
—Nunca he dejado de quererte…—repitió. Una sonrisa se formo en mis labios, sentía que iba a explotar. Las lágrimas comenzaron a salir.
Al escucharla, fue como si la hubiera dicho en cámara lenta, so voz salió tan pausada, tan sedosa, tan perfecta.
Todo lo que habíamos pasado comenzó a proyectarse en mi mente como si fuera una película… Tal vez todo era como una película. No podía creer que al principio, él llegara de nuevo a mi vida, después de tener años sin verlo. Había sido mi primer amor, si el típico amor de una niña de 8 años, ese amor idealizado, ese amor tan inocente, y tan secreto. Después me fui a New Jersey, había llorado como nunca, porque yo sentía que lo amaba.
El tiempo paso y como buen amor de niños, me olvide de él.
Un día, el regreso a mi vida, todo había cambiado. Nos odiábamos, el era tan estresante y ególatra. En realidad sentía que lo odiaba. Pero después me di cuenta que no era odio, más bien… aun lo quería, después de tantos años, ese amor inocente, no había sido tan inocente.
Todo se dio de manera extraña, yo no me separaba de Nick, incluso cuando éramos pequeños, Joe y yo siempre peleábamos y Nick me defendía.
En realidad me di cuenta de que seguía queriendo a Joe, desde aquel momento en que fui tras bambalinas de su concierto y lo mire tan vulnerable llorando por Camilla. En esos momentos en el que el abrió su corazón para mí, yo le abrí el mío sin querer, sin decirle absolutamente nada. Solamente se instalo.
Los besos solo fueron reacciones. No necesitaba besarlo para saber que en realidad lo quería. Era un secreto, solo Nick lo sabía.
Joe comenzó a portarse fríamente conmigo, y ahí fue cuando me di cuenta de que no estaba bien que lo quisiera, simplemente no, el estaba completamente enamorado de Camilla, y claro, ella me odiaba solo por ser su amiga.
Después vinieron más momentos, a pesar de todo, si tuvimos muchos momentos en los que no peleábamos. Las idas al parque, las fotografías, las noches en las que nos quedábamos platicando por horas…
Pero de un día a otro todo eso había desaparecido, haciendo que él me odiara sin razón, haciendo que él estuviera a punto de golpearme… Había llorado, me había dolido demasiado… Pero ahora estaba aquí, lo tenía frente a mí, tan perfecto, tan dulce… sus ojos me decían la verdad, esos ojos que me derretían, esos ojos que me sonreían.
—Aunque…—volví a escuchar su voz.
— ¿Si? —dije incitándolo a continuar. Sus dedos acomodaban mi cabello a cada momento.
—No tiene caso que lo sepas, tu estas con alguien… y eres feliz. Yo solo… lo siento. Solo quería arreglar todo…—me quede con la boca abierta, ¿Cómo podía decirme eso? Lo mire con el ceño fruncido y decidida a hacer algo que tenía en mente desde hace mucho tiempo. —Ni siquiera tiene caso que sepas que te sigo amando… —me puse de puntillas sobre sus pies y acerque su rostro al mío, lo bese rápidamente. El se quedo inmóvil. Me separe avergonzada. El me miraba atónito.
—Yo…—tome mi brazo y mire el suelo. —Termine con Dylan en la mañana. No tenia caso que siguiéramos juntos, porque… en realidad nunca te olvide Joe, siempre te he amado… y te odio por eso, intente mil veces sacarte de mi corazón, pero nunca quisiste salir. —logre ver como sus labios se curveaban en una pequeña sonrisa. —No Joe, no te rías, en serio lo intente. Intente olvidarte con Dylan, pero me di cuenta de que simplemente era imposible, y que no me importaba quedar sola… solamente quería estar contigo de nuevo. No fue fácil, porque llore demasiado por ti, intente por todos los motivos odiarte, intente buscar todo lo malo de ti, intente sacar conclusiones malas, pero no, todo regresaba a lo mismo, te amaba y no podía hacer eso, simplemente era como intentar quitarme la mitad de mi corazón, y estás de acuerdo que eso es clínicamente imposible. Sería como morir. Aunque pensándolo bien… no me importaría morir, pero si tu estuvieras conmigo.
Joe no dijo nada, solo se acerco lentamente a mí. Elevo mi barbilla, e inclino su rostro hacia mí. Yo lo mire detenidamente, no era lo mismo que yo lo besara de sorpresa, a que él lo hiciera lentamente. Me ponía más nerviosa, siempre me ponía nerviosa.
Sus labios tomaron lugar sobre los míos. Encajaban perfectamente, parecía que habían sido hechos para estar juntos. Cerré los ojos y me deje llevar, enrede mis brazos alrededor de su cuello y el puso los suyos sobre mi cintura.
Me sentía tan feliz.
Me separe lentamente de él, aun me faltaba el aire. Lo mire tímidamente, el me sonrió.
—Alex, no sabes lo feliz que me haces. —dijo mientras pasaba su dedo sobre mi mejilla.
—Lamento que haya ocurrido todo esto, pero veámosle el lado positivo. Nos dimos cuenta de que no podemos vivir sin el uno para el otro.
—Preferiría morir, a estar sin ti. —dijo sonriendo.
— ¡Esa es mi frase! —golpe su hombro, pero me atrajo hacia él y me beso de nuevo. Esta vez un poco más rápido, más pasional.
Sentía que todo daba vueltas, solo estábamos él y yo, como debía haber sido desde un principio…
Después de la tormenta, viene la calma. Cuando me separe nuevamente de él, me di cuenta de que ya no llovía tan fuerte, solo caían unas pocas y esparcidas gotas de lluvia. Lo mire fijamente, me acerque de nuevo y lo abrace tan fuerte, tan segura de lo que sentía.
—Te amo, Joe.
.
—Mierda, mierda, mierda. — me decía a mí misma.
No era normal que una lluvia como esta, estuviera cayendo en Los Ángeles, simplemente no lo era. La calle estaba obscura, y aquel auto seguía ahí, parado. Intente ver quién era, solo por la curiosidad, pero no logre ver nada, así que regrese a la posición en la que estaba.
De pronto, escuche como alguien venia caminando hacia mí, escuchaba el chocar de sus zapatos con la tierra mojada. Intente no voltear, podía ser cualquier persona, pero en definitiva, no era algo que me incumbiera. Me canse de esperar, así que me puse de pie y comencé a caminar hacia mi casa.
— ¿Alex? —pregunto extrañado. Yo me quede estática. Me gire lentamente y lo mire. La luz de la luna, que estaba detrás de él, lo hacía parecer como un ángel. — ¿Qué hacías aquí? ¿Acaso estás loca?
—Joe… yo — Estaba nerviosa, el me miro de arriba para abajo.
— ¿Estás de acuerdo que está cayendo una tormenta? Vamos dentro. —me tomo del brazo, para que entrara a casa con él.
—No espera. —me detuve en seco y lo mire.
—Alex, te vas a resfriar. —Dijo preocupado, al ver que no me movía. —Lo que sea que me quieras decir, puede esperar. Te vas a enfermar, Alex. Estas helada.
—No… no, ya no puedo esperar más. He leído tu carta...
—Oh… es eso. —tomo aire y miro hacia la nada. Se mantuvo en silencio, solo apretaba la mandíbula.
—Yo… realmente lamento no haber dejado que me dijeras todo eso de frente. Soy una idiota por no darte la oportunidad de decírmelo cuando lo querías hacer. —baje la mirada. Menos mal que estaba lloviendo, y que si comenzaba a llorar, no lo notaria.
No podía creer que estaba frente él, después de haber dicho que lo odiaba con todo mi corazón. Ahora estaba intentando arreglar todo. Era un poco bipolar de mi parte.
—Alex…—tomo mi barbilla delicadamente. Lo miré. El solo tacto de su mano en mi piel me hacia estremecer, era… era algo que extrañaba. Lo que sus roces hacían en mí, la manera en la que miles de mariposas bailaban en mi vientre o miles de hormigas caminaban sobre mi piel, todas esas sensaciones que habían estado guardadas dentro de mí ser, solo con un toque, habían salido disparadas. Eso era lo que él lograba en mí, derretirme. Solo Joe podía hacer que mi sentido común, se fuera para jamás regresar. No sé si era bueno o malo, pero me gustaba la sensación.
—Lo siento Joe…—dije.
Soltó mi barbilla al ver que ya le prestaba atención, delicadamente retiro el cabello que cubría mi rostro, aunque no servía de nada, ya que la lluvia seguía cayendo. Me miro directamente a los ojos.
—Nunca he dejado de quererte, Alex… fui un idiota. —no dije nada. Solo lo miraba insistentemente. — ¿Podrías decirme algo? aunque sea dime un “está bien”, no te quedes en silencio.
— ¿P-podrías repetir la primera frase que me dijiste? —el me miro extrañado. A pesar de la obscuridad lograba ver sus gestos.
— ¿Que si podrías decirme algo?
—No, la primera… repítemela. —el sonrió al entender lo que quería.
—Nunca he dejado de quererte…—repitió. Una sonrisa se formo en mis labios, sentía que iba a explotar. Las lágrimas comenzaron a salir.
Al escucharla, fue como si la hubiera dicho en cámara lenta, so voz salió tan pausada, tan sedosa, tan perfecta.
Todo lo que habíamos pasado comenzó a proyectarse en mi mente como si fuera una película… Tal vez todo era como una película. No podía creer que al principio, él llegara de nuevo a mi vida, después de tener años sin verlo. Había sido mi primer amor, si el típico amor de una niña de 8 años, ese amor idealizado, ese amor tan inocente, y tan secreto. Después me fui a New Jersey, había llorado como nunca, porque yo sentía que lo amaba.
El tiempo paso y como buen amor de niños, me olvide de él.
Un día, el regreso a mi vida, todo había cambiado. Nos odiábamos, el era tan estresante y ególatra. En realidad sentía que lo odiaba. Pero después me di cuenta que no era odio, más bien… aun lo quería, después de tantos años, ese amor inocente, no había sido tan inocente.
Todo se dio de manera extraña, yo no me separaba de Nick, incluso cuando éramos pequeños, Joe y yo siempre peleábamos y Nick me defendía.
En realidad me di cuenta de que seguía queriendo a Joe, desde aquel momento en que fui tras bambalinas de su concierto y lo mire tan vulnerable llorando por Camilla. En esos momentos en el que el abrió su corazón para mí, yo le abrí el mío sin querer, sin decirle absolutamente nada. Solamente se instalo.
Los besos solo fueron reacciones. No necesitaba besarlo para saber que en realidad lo quería. Era un secreto, solo Nick lo sabía.
Joe comenzó a portarse fríamente conmigo, y ahí fue cuando me di cuenta de que no estaba bien que lo quisiera, simplemente no, el estaba completamente enamorado de Camilla, y claro, ella me odiaba solo por ser su amiga.
Después vinieron más momentos, a pesar de todo, si tuvimos muchos momentos en los que no peleábamos. Las idas al parque, las fotografías, las noches en las que nos quedábamos platicando por horas…
Pero de un día a otro todo eso había desaparecido, haciendo que él me odiara sin razón, haciendo que él estuviera a punto de golpearme… Había llorado, me había dolido demasiado… Pero ahora estaba aquí, lo tenía frente a mí, tan perfecto, tan dulce… sus ojos me decían la verdad, esos ojos que me derretían, esos ojos que me sonreían.
—Aunque…—volví a escuchar su voz.
— ¿Si? —dije incitándolo a continuar. Sus dedos acomodaban mi cabello a cada momento.
—No tiene caso que lo sepas, tu estas con alguien… y eres feliz. Yo solo… lo siento. Solo quería arreglar todo…—me quede con la boca abierta, ¿Cómo podía decirme eso? Lo mire con el ceño fruncido y decidida a hacer algo que tenía en mente desde hace mucho tiempo. —Ni siquiera tiene caso que sepas que te sigo amando… —me puse de puntillas sobre sus pies y acerque su rostro al mío, lo bese rápidamente. El se quedo inmóvil. Me separe avergonzada. El me miraba atónito.
—Yo…—tome mi brazo y mire el suelo. —Termine con Dylan en la mañana. No tenia caso que siguiéramos juntos, porque… en realidad nunca te olvide Joe, siempre te he amado… y te odio por eso, intente mil veces sacarte de mi corazón, pero nunca quisiste salir. —logre ver como sus labios se curveaban en una pequeña sonrisa. —No Joe, no te rías, en serio lo intente. Intente olvidarte con Dylan, pero me di cuenta de que simplemente era imposible, y que no me importaba quedar sola… solamente quería estar contigo de nuevo. No fue fácil, porque llore demasiado por ti, intente por todos los motivos odiarte, intente buscar todo lo malo de ti, intente sacar conclusiones malas, pero no, todo regresaba a lo mismo, te amaba y no podía hacer eso, simplemente era como intentar quitarme la mitad de mi corazón, y estás de acuerdo que eso es clínicamente imposible. Sería como morir. Aunque pensándolo bien… no me importaría morir, pero si tu estuvieras conmigo.
Joe no dijo nada, solo se acerco lentamente a mí. Elevo mi barbilla, e inclino su rostro hacia mí. Yo lo mire detenidamente, no era lo mismo que yo lo besara de sorpresa, a que él lo hiciera lentamente. Me ponía más nerviosa, siempre me ponía nerviosa.
Sus labios tomaron lugar sobre los míos. Encajaban perfectamente, parecía que habían sido hechos para estar juntos. Cerré los ojos y me deje llevar, enrede mis brazos alrededor de su cuello y el puso los suyos sobre mi cintura.
Me sentía tan feliz.
Me separe lentamente de él, aun me faltaba el aire. Lo mire tímidamente, el me sonrió.
—Alex, no sabes lo feliz que me haces. —dijo mientras pasaba su dedo sobre mi mejilla.
—Lamento que haya ocurrido todo esto, pero veámosle el lado positivo. Nos dimos cuenta de que no podemos vivir sin el uno para el otro.
—Preferiría morir, a estar sin ti. —dijo sonriendo.
— ¡Esa es mi frase! —golpe su hombro, pero me atrajo hacia él y me beso de nuevo. Esta vez un poco más rápido, más pasional.
Sentía que todo daba vueltas, solo estábamos él y yo, como debía haber sido desde un principio…
Después de la tormenta, viene la calma. Cuando me separe nuevamente de él, me di cuenta de que ya no llovía tan fuerte, solo caían unas pocas y esparcidas gotas de lluvia. Lo mire fijamente, me acerque de nuevo y lo abrace tan fuerte, tan segura de lo que sentía.
—Te amo, Joe.
.
Solo el amor puede lastimar tu corazón, llenarlo de deseo y después
destrozarlo sin más. Solo el amor puede hacerte llorar hasta casi ahogarte y
solo él sabe el porqué. Claramente, si no estás listo para llorar y para
perdonar, si no estás listo para tomar ese riesgo, si no estás listo para
sentir ese dolor… entonces, solo entonces, no estás listo para enamorarte.
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Espero les haya gustado el final, y que toda la novela haya sido de su agrado.
por favor dejen su comentario y no dejen de pasar a leer mi nuevo fic AQUÍ.
por favor dejen su comentario y no dejen de pasar a leer mi nuevo fic AQUÍ.
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ResponderEliminarDiivina tu novela..de todas las novelas, esta es la mas linda q lei ! Me encanto como escribes..Avisame cuando escribas un libro q soy la primera en comprartelo!!!!
ResponderEliminarMe encanta tu historia, seguiré la otra a ver que tal, aunque ya me espero una hermosa novela. Aun estoy reconstruyendo mi historia, así que no te puedo decir que te pases pronto por mi blog, pero cuando puedas hechale un vistazo ¿va? www.thecristiestory.blogspot.com
ResponderEliminarHola... LA verdad hace días vengo leyendo tu novela y me atrapó tanto que en tres días me leí los 75 capitulos. Me encantó, es hermosa.
ResponderEliminarTe felicito por haberla terminado y voy a pasar por tu otro blog... ami también me gusta Mc Fly :)
Me gustaría que te pases por mis blogs si podes....
Una gran novela!!!
Besoos
Comienzas a leer por petición pero en cuanto lo haces te arrepientes de no haberlo leído antes. Las palabras que tus ojos absorben y toman forma en tu cabeza encontrándole sentido a toda esta maravillosa trama y sintiendo cada cosa que Alex y Joe sentían. Después de los primeros diez capítulos llega esa sensación de querer leer mas y mas al punto de querer devorar la historia pero que tu cabeza la guarde y atesore cada uno de los detalles para recordarlos cuando es necesario. Pasada la mitad empiezan a llegar esos escalofríos a tu piel y esa sonrisa estúpida a tu rostro que se quedo plantada por el resto de la historia y terminas de leer con lagrimas recorriendo tus mejillas y con todas las ganas del mundo de felicitar y agradecer a la excelente escritora que te regalo esta historia y ahora se tienen esas ansias de seguir leyendo o de que tu mente se imagine mil y un continuaciones a esta historia. Una historia excelente, Yanan. Un giro interesante a todo, simplemente... ¡Perfecto!
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