miércoles, 28 de septiembre de 2011
Chicas.
el caso es que, no se, no les ha pasado que hacen cosas y después ven lo que hicieron y no les gusta como queda? lo vuelven a comenzar y al final, simplemente no les llena? no se sienten satisfechas?
Eso me esta pasando, no se... escribo capitulo, lo leo y no me llena. así que lo re-escribo y el caso es que, el capitulo que se supone subiría esta semana, no me esta convenciendo, necesito que ese golpe que me llega me llegue para poder escribirlo y estar feliz con el resultado... es que simplemente tengo como un severo bloqueo, y no se que me pasa, creo que necesito llenarme un día de Joe, para poder hacerlo, pero debe ser un día en el que realmente me den ganas de hacerlo, no porque tenga que hacerlo.
Se supone que hoy subiría el capitulo final, pero no debe ser cualquier cosa, por lo mismo no lo subiré, se supone que el capitulo final debe ser el mejor de todos..
así que, creo que lo subiré cuando este lista y cuando me haga llorar o reír o las dos cosas al mismo tiempo, ese capitulo que me haga sentir orgullosa, debe ser perfecto.
Así que les pido por favor, que me esperen, quiero darles el mejor capitulo a ustedes y por supuesto a mi.
las quiero.
Yanan.
lunes, 26 de septiembre de 2011
Espero poder terminarlo en esta semana y subirlo en cuanto lo tenga, por favor no se desesperen, ya saben que subo minimo 1 vez a la semana.
y sobre el anterior capitulo, si no lo han leído léanlo por favor.
estamos en contacto :)
mi twitter es @waalkinthesuun por si me quieren seguir :)
un abrazito
martes, 20 de septiembre de 2011
Capítulo #74
Dylan aun seguía en la ciudad, así que fue fácil, quedamos para desayunar y después el tomaría su vuelo de regreso a Dallas.
Me puse unos jeans, unos botines y una camisa que dejaba descubierto un poco mi hombro, me cepille el cabello y me puse un poco de maquillaje, para ocultar las ojeras de no haber dormido bien la noche anterior. Baje las escaleras y vi que mi madre, estaba sentada sobre uno de los taburetes de la cocina leyendo el periódico aun con su pijama.
— ¿Alex? ¿Qué haces despierta tan temprano? —pregunto extrañada.
—Quede con Dylan, ya decidí lo que hare y hablare con él. —dije mientras sacaba del refrigerador una botella de agua.
— ¿Y qué decidiste?
—Te platicare después, no tarda en llegar… después de desayunar lo llevare a su hotel.
Justo en cuanto termine de decir esa frase, Clara, la señora que nos ayudaba en la casa, le abría la puerta a Dylan, mire a mi mamá y ella me sonrío en señal de apoyo.
—Bueno, yo me iré a arreglar. —dijo mientras saludaba de beso a Dylan. —Que tengas buen viaje.
Dylan me sonrió y yo le sonreí de vuelta, pero no de la misma manera, estaba esperando que la decisión que había tomado, no nos afectara ni a mí, ni a Joe y mucho menos a Dylan.
— ¿Nos vamos? —dije.
Durante el trayecto al restaurante, él intentaba que yo hablara de lo que le quería decir, pero yo me negaba y cambiaba el tema.
.
— ¿Ahora si me dirás que pasa?
—No sé cómo empezar…—dije tímida sin verlo a los ojos. Suspire.
— ¿Qué tal si empiezas por el principio? —dijo serio, yo sentía dentro de mí, que Dylan sabia hacia donde iría esta plática.
El mesero nos trajo nuestro desayuno. Yo lo mire y se me quito el hambre.
—Dylan… sabes que te estoy eternamente agradecida y que te quiero muchísimo… pero…
—Pero ya no podemos seguir novios. —me interrumpió. Yo lo mire con los ojos bien abiertos. — ¿Es eso lo que me quieres decir?
—Si…—baje la vista intentando que no viera que estaba a punto de llorar.
— ¿Es porque estás en Los Ángeles y viste a Joe? —me pregunto serio.
— ¿Qué? —lo mire. — ¡no! Joe no tiene nada que ver, soy yo. Él ni siquiera ha hablado conmigo…—mentí.— Dylan, nunca te he mentido, tu sabes que no lo he podido olvidar, intente hacerlo contigo, intente que funcionara lo nuestro, pero no… me di cuenta de que te quiero demasiado… pero no de la manera en la que tú me quieres, siento que yo intentaba pagarte todo lo que hacías por mí y mi madre saliendo contigo e intentando enamorarme de nuevo, pero no era justo ni para ti, ni para mí. Tú me amas, Dylan… pero yo no. —guarde silencio, intentando calmar el nudo que tenia dentro. Dylan solo miraba sus manos. — ¿Nunca te has enamorado de tal manera que sientes que esa persona te complementa? ¿Nunca has dicho que darías la vida por esa persona? ¿Qué darías todo y que harías de todo para hacerla feliz? ¿Nunca has pensado qué Dios la mando solo y exclusivamente para ti? ¿Qué no puedes ver tu vida sin ella, ya que simplemente esta tan dentro de ti que no la puedes sacara, porque ese es su lugar…contigo? ¿Nunca lo has sentido? —lo mire con lagrimas en los ojos, pero el no me miraba. — Dylan, mírame. —dije con la voz ronca, el me miro. Sus ojos azules, estaban cristalizados, sentí una punzada en el corazón. Lo estaba haciendo sufrir. — ¿Nunca lo has sentido? —repetí.
— Alex… —suspiro. —si lo he sentido, lo estoy sintiendo en estos mismos momentos contigo. Yo te amo y daría todo lo que fuera para que seas la mujer más feliz del mundo…—guardo silencio. Y me miro directamente a los ojos— Y si para que tú seas feliz, necesitas estar con Joe… me haré a un lado y guardare los mejores momentos que hemos pasado juntos, solo para mí. —se puso de pie y camino hacia mí, me tomo la mano y me miro. —Te amo, Alex. Espero que todo se arregle entre ustedes y sean felices. Y deseo de todo corazón, que Joe sepa valorar la mujer que tiene en frente, Porque si yo me entero, de que no te hace feliz, regresare y luchare por ti. — se acerco a mi oído y me susurro un te amo, para después besar mi frente. —Suerte en todo. —dijo despidiéndose de mi, y dejándome sola en aquel restaurante.
Las lágrimas amenazaban con salir, me sentía fatal, pero esperaba haber hecho lo correcto para todos. Pedí la cuenta, salí del restaurante, me subí al auto y comencé a conducir sin rumbo fijo.
Estuve manejando por unos minutos, hasta que llegue al panteón donde se encontraba mi papá.
Me baje del auto y camine hacia su tumba, me senté sobre de ella y comencé a hablar con él. Las lágrimas salieron, intentaba calmarme, pero no pude. Me recosté y me quede profundamente dormida.
No se cuanto tiempo estuve ahí, cuando abrí los ojos, el cielo estaba gris, estaba a punto de llover… Me despedí de mi padre y camine hacia al auto. Me limpie las lagrimas y comencé a manejar de regreso a casa.
La lluvia comenzó a caer, a penas y podía ver la calle. Al llegar, deje el auto fuera, no tenia ánimos de meterlo a garaje. Camine hacia el buzón, ya que el aviso de nuevo correo estaba recto. Saque un par de sobres y comencé a revisarlos de camino a la puerta, cuando un sobre rosa pálido, con mi nombre escrito a máquina llamo mi atención. Deje sobre la mesa de la entrada todos los sobres restantes.
— ¡Mamá, ya llegue! —grite.
— ¿Qué paso con Dylan? ¿Cómo te fue? —dijo mientras bajaba rápidamente las escaleras.
—Terminamos, fue triste mamá, pero creo que fue lo mejor, me dolió verlo así… estaba a punto de llorar. Al final, me dijo que me amaba y que me deseaba lo mejor, se fue y me dejo sola en el restaurante, sin tiempo de decir algo.
—Que triste, pero no podías esperar que todo siguiera igual. No te preocupes por él, hija. Lo tomo de la mejor manera, pensé que se negaría a dejarte.
—Si bueno, yo también. En unos días le llamare para decirle algunas cosas… no sé...
—De acuerdo—guardo silencio y cambio de tema. —Corazón, iré a visitar a unas amigas, quedamos para jugar cartas, no pude negarme, dicen que debo distraerme…—dijo sin ganas. — ¿Crees que deba ir?
—Si mamá, ve, te hace falta ver a tus viejas amigas.
—De acuerdo, iré por unas horas. No tardo. —se puso de pie, beso mi frente y salió de la cocina.
Escuche como el auto arranco así que camine hacia la sala y me senté en el sofá con él sobre rosa en mis manos.
Lo revise antes de abrirlo, ya que no tenia destinatario, dirección, ni mucho menos estampilla postal, además de que solo tenía escrito “Alex”, así tal cual, sin apellidos.
Era demasiado extraño.
Lo abrí con cuidado, y saque una hoja blanca, la desdoble y solo al ver que estaba escrita a mano y que esa letra yo la conocía, mi corazón comenzó a latir amenazando con salirse.
Me acurruque en el sofá y comencé a leer.
Se que se te hará extraño que te este escribiendo esta carta, pero no pude esperarme más a que te animaras a llamarme. Odio aparecer de la nada de nuevo y mover todo esto, pero todo lo que siento me estaba quemando y no tengo la manera de explicarte todo… la verdad es que escribirlo es más difícil que hablarlo pero no tenía otra opción ¿sabes cuantas veces he empezado esta carta? 10, y las 10 veces la he terminado haciendo una bola de papel y botándola en el cesto de basura.
Bueno, dejare de decir cosas que no tienen nada que ver con esto, solo que estoy buscando las palabras correctas para hacerte entender todo… ¿Por qué es tan complicado?… no lo sé… pero bueno, intentare hacerlo bien.
Alex, nunca quise decir las cosas que te dije, para hacerte llorar… ¿puedo decir lo siento? Es difícil de olvidar y si me encantaría borrar todo los errores que cometí. Cuando te fuiste a Dallas, no entendía nada, no sabía porque me dejabas o más bien no quería saberlo, pero sabía que tenías tus razones, a pesar de que no quería entenderlas.
Esa noche, te vi llorar, pero ya era demasiado tarde, no sabía porque estaba haciendo eso, si yo te amaba. No lograba entender el porqué estaba con Camilla… tú eras la única que me escuchaba cuando hablaba de mis problemas con ella, hasta que un día de la nada, nos alejamos… no fue tu culpa y sé que no fue mi culpa, porque al final descubrí que todo lo que paso, lo había planeado ella. No lo quería ver, estaba cegado… lamento haberme dado cuenta tarde de esto, de no haber escuchado a Nick y a Kevin… y claro, a ti, sobre lo que estaba haciendo Camilla.
Lo siento por todo el dolor que te hice sentir, me odio por eso, me odio por haberte hecho llorar, y sobre todo me odio, porque por mi culpa, te fuiste y encontraste el amor… más bien eso me duele, me duele porque tú me amabas y dabas todo por mí y yo te empuje a sus brazos inconscientemente… ya que si tu y yo siguiéramos juntos, solo habrías ido a Dallas a recoger a tu mama y te hubieras regresado, pero ahora vivirás allá… ya no tienes nada por lo cual quedarte en los Ángeles.
No sabes cuánto tarde en decidirme por fin en llamarte, pero cuando lo hice, tu no quisiste hablar conmigo… y te escuche llorar de nuevo, y me estaba matando la idea de que era por mi culpa, lo que más odio de todo lo que odio, es que hayas llorado por mí, por un imbécil que se dejo llevar.
Soy un estúpido, ¿puedes creer que pueda escribir canciones con mis hermanos, pero una maldita carta sea más difícil?
No se que mas decir, solo que te amo y que espero algún día me perdones.
Espero seas feliz al lado de la persona con la que estés y que logres todo lo que te propongas, aunque sé que lo harás, eres la persona más cabeza dura que he conocido en toda mi vida. Eres espectacular, asombrosa… eres tan perfecta… demonios… ya no se que mas escribirte…
Joe.
miércoles, 14 de septiembre de 2011
Capítulo #73
¿Cuánto tiempo estuve llorando? Lo suficiente para terminar sin aire.
Suspire tristemente y me separe de él.
— ¿Cómo te sientes? —dijo mirándome, pero sin separarse de mi. — ¿Te sientes un poco mejor?
—Sentía que estaba a punto de explotar—dije mientras ponía un mechón de mi cabello detrás de mi oreja. —Gracias—dije mirándolo por fin a los ojos.
—Necesitabas llorar, Alex. No puedo creer que te estés haciendo la fuerte, sabes que eso no está bien… no debes de guardarte lo que sientes…—comenzó a decir.
—Pensé que no vendrías…—dije interrumpiéndolo. Yo baje la mirada, mientras él me veía confundido.
—Pensé que no querías verme, y estuve a punto de no hacerlo… Pero a pesar de todo, quise venir… no podía hacerte-hacerle esto a tu familia—dijo rápidamente—. Además, no quería incomodarte…
— ¿Incomodarme?... oh, lo dices por Dylan. El sabe todo…—guarde silencio. No era momento de hablar e intentar arreglar todo. — Gracias por venir. — dije de nuevo. Él solo me sonrío. —Creo que debo irme… ya es tarde, y quiero ir con mi mamá, no quiero que sienta que me afecta demasiado todo eso.
— ¿Y qué tiene de malo en que sepa que te afecta? Alex, era tu papá, es normal que te duela. —me encogí de hombros. —Bueno… ¿y cómo te irás? —alce la vista y vi que no había ningún auto, había olvidado por completo que le había dicho a Dylan que yo me iría sola. Hice una mueca. —Yo te llevo.
—Si, por favor. Te pagare la gasolina…
—No te estoy cobrando.
—Pero es un favor, y los favores se pagan.
—No cambias—dijo frunciendo el ceño. Siempre había amado como se veía al hacer eso. Me quede observándolo un minuto, me había perdido en la particular cicatriz que tenía en la unión de sus dos cejas. No era muy visible, solo se lograba ver si lo observabas bien. —Pero ya se como me puedes pagar…—dijo haciendo que le prestara atención de nuevo. Abrí los ojos esperando que dijera lo que quería.
—De acuerdo, dime.
—Se que no es el momento, pero en serio, me encantaría que me dieras la oportunidad de hablar contigo, de aclarar todo… pero siempre y cuando tú quieras y te sientas bien. No te pido que me perdones, solo que me escuches.
—Joe, yo…
—Por favor…—me miro expectante, mientras tensa su mandíbula.
—Yo te llamaré cuando me sienta preparada. —prometí. Él me sonrió aliviado.
—Perfecto, ¿te llevo? — yo asentí. — Y Alex…—lo mire confundida.
— ¿Qué?
Lo mire sin decir nada, me puse de pie y comencé a caminar hacia su camioneta. El hizo lo mismo.
.
No me sentía incomoda en lo absoluto, pero era un poco extraño estar en el auto con él, después de todo lo que había pasado. Suspire, cuando vi al final de la calle el hotel en el que me estaba hospedando.
—Bueno, gracias. —dije bajándome de la camioneta, sin esperar a que Joe dijera algo. No sé, pero ahora sentía la necesidad de huir de ahí. Joe fue rápido y me tomo del brazo haciendo que me girara a verlo. Sus ojos color avellana me veían fijamente, yo lo mire y un escalofrió me recorrió por toda la espalda, hasta las rodillas, haciendo que me temblaran. Agradecí estar aun en el auto y que Joe no lo notara.
—Esperare tu llamada. —yo asentí y le sonreí nerviosa. El me soltó y yo pude bajarme por fin de la camioneta.
—Gracias. —cerré la puerta y le dije adiós con la mano.
Mi madre y yo habíamos decidido que era tiempo, de arreglar las cosas de él en la casa, así que ya íbamos a dejar el hotel, para regresar allá, donde todo había empezado, donde había estado él por última vez conmigo.
Dylan nos había dicho que el nos llevaría y que después regresaría a Dallas –iba cuatro días a Dallas y se quedaba el resto de la semana acá en Los Ángeles con nosotras-. Estaba un poco distante con él, no porque quisiera, simplemente estaba pensando en muchas cosas.
— ¿Estarán bien? —dijo mientras nos ayudaba con nuestro equipaje.
Mi madre le sonrió y le dio las gracias.
—Si, Dylan. Estaremos bien, no te preocupes por nada. Cualquier cosa te aviso. —dije.
—De acuerdo. Cualquier cosa, así sea una estupidez, llámenme. —Se iba acercando a mí para besar mis labios, pero hice un movimiento para que me besara la mejilla. El me miro extrañado y confundido, yo solo le sonreí tímidamente. —Bien…—dijo rascando su cabeza. — Mañana por la tarde me voy a Dallas. Nos veremos en unos días.
.
La noche llego, y mi madre y yo fuimos hacia la oficina de mi padre. Todo estaba tal cual él lo había dejado, antes de que se fueran a ese viaje, que terminaría con su vida.
Deje algunas cajas en el piso, y comencé a guardar algunos papeles, mientras mi madre revisaba unas cosas en el escritorio. De pronto, yo deje de hacer lo que hacía y perdí mi vista en un punto fijo.
—Hija…—dijo mi madre en voz bajita, intentando no distraerme. Yo voltee rápidamente y la mire.
— ¿Qué pasa? —dije girándome hacia ella, mientras comenzaba a guardar los papeles en las cajas, de nuevo.
— ¿Todo bien?
—Si…—dije secamente.
— ¿Segura? —dijo mirándome sobre sus anteojos. —Sabes que puedes contar conmigo, ¿verdad?
—Si, lo sé… pero no es tan fácil…—baje la mirada a mis manos.
— ¿Tiene que ver con Joe y Dylan? —dijo después de unos segundos. Yo la mire rápidamente.
— ¿C-Como sabes?
—Soy tu madre. Y aunque no lo creas, desde antes sabia que sentías algo por Joe. Sé que no pasaba mucho tiempo aquí, pero me enteraba de cosas, no sé qué paso al final contigo y el… Y bueno, Dylan es un buen chico. Pero sé que desde que llegamos a Los Ángeles algo te preocupa.
Me puse de pie, y me senté en una de las sillas que estaban frente al escritorio, quedando frente a frente con mi ella.
—Es una larga historia. —dije mirándola tristemente.
—Bueno… —dijo quitándose sus anteojos y tomando mis manos entre las suyas. —Tengo todo el tiempo del mundo. —me sonrió.
No tengo idea cuanto tiempo estuve platicándole a mi madre lo que había pasado entre Joe y yo. Le conté todo desde que nos dimos cuenta que nos gustábamos, hasta la pelea que tuve con Camilla y él a fuera de nuestras casas.
Mi mamá me miraba y escuchaba atenta. Esto era nuevo para mí, nunca había pensado que yo, Alex, estaría frente a mi madre, platicándole mi vida y menos mis confusiones.
—Ahora entiendo todo. O casi todo… pero dime ¿porque estas tan confundida ahora, si ya estas con Dylan?
—El día que fuimos al hospital y entre a ver a papá, pensé en muchas cosas… Quiero a Dylan, pero no sé si lo quiero como novio. Estoy eternamente agradecida con él, creo que lo quiero más como un amigo —dije con un nudo en la garganta. — Y bueno… —baje la mirada y tome aire. —A pesar de todo, creo que nunca he dejado de amar a Joe…—mire a mi madre con los ojos llorosos. — el se quedo muy dentro de mí. No puedo sacarlo tan fácil y no creo tener las fuerzas y las ganas de hacerlo, simplemente lo quiero mamá.
— ¿Entonces porque estas confundida? Deja a Dylan y ve con Joe.
—No es tan fácil… Dylan me quiere, además ha hecho mucho por nosotras… y bueno Joe, el día del funeral de papá, estuvo ahí cuando me había quedado sola. Llore con él, como jamás lo había hecho… y él me dijo que quería hablar conmigo, pero que quería que yo le dijera cuando estaba preparada para hacerlo, cuando me sintiera dispuesta a escucharlo.
—Alex, hija; Quieres a Dylan, pero no puedes estar con él solo por todo lo que ha hecho, como si fuera tu manera de agradecerle todo. Simplemente no es justo ni para él ni para ti. Dylan es un buen chico y puede encontrar a alguien que lo quiera de la misma manera. No a alguien que solo lo quiera como un amigo. Y bueno, Joe te quiere, y tú misma lo has dicho, Joe te entiende y te comprende, el día del funeral de tu padre, no lloraste ni con Nick, ni con Dylan y mucho menos conmigo, pero solo el tener a Joe frente a ti, hizo que todo lo que tuvieras dentro saliera…¿ves la diferencia?
Suspire y mire a mi madre por unos minutos mientras mordía mi labio.
—Ya es tarde, piensa bien las cosas, yo ya te di mi punto de vista de las cosas y mi consejo, ahora te toca a ti pensar bien todo y hacerle caso a tu corazón.
—Pero tengo miedo de perderlos. —dije tristemente.
—Hija, sea lo que sea que tengas que hacer, los dos son buenos chicos y te entenderán. —se puso de pie y beso mi cabello. — Que duermas bien. —dijo dejándome sola en aquella oficina.
¿Qué debía hacer? Me pregunte mientras miraba fijamente una fotografía en la que salíamos mi padre y yo, como si esperaba que el me dijera la respuesta. Me puse de pie y subí a mi habitación.
Me puse el pijama, y camine hacia el balcón. Estaba a punto de salir, cuando vi que la habitación de Joe tenía la luz encendida y lograba ver su silueta a través de las cortinas. Lo mire unos segundos, se veía frustrado, después vi como se iba acercando a su ventana, me asuste y entre rápido a mi habitación apagando las luces.
Camine a obscuras y me asome un poco, intentando ocultarme. Él estaba mirando hacia mi ventana. Cerré los ojos y suspire, cuando me arme de valor para asomarme de nuevo, el ya no estaba. Maldije en voz baja, cerré las cortinas y camine hacia mi cama, tumbándome sobre ella.
—Eres una idiota, Alex. —me dije mientras me cubría el rostro, con una almohada. Quedándome así, dormida.
—Lucha por lo que quieres, si Joe, es a quien quieres en tu vida, arregla todo con él. Si es Dylan a quien quieres, pues aclara tus sentimientos. Aunque, ¿para qué nos hacemos? Tu amas a Joe… ve por él, llámale, arregla todo.
Abrí los ojos poco a poco, al escuchar esas palabras. Vi frente a mi cama, una sombra blanca. Me puse de pie y prendí rápidamente la lámpara que tenía en mi mesa de noche, pero no había nadie.
— ¿Qué demonios? —dije en voz baja. Todo se había escuchado real… y esa voz… esa voz yo la conocía… no, no podía ser mi padre.
El corazón me dio un vuelco, de confusión, quizás también de alegría… pero no de miedo, no. Solo confusión.
||Joe||
Me puse de pie estresado y comencé a caminar por mi habitación, cuando vi que la habitación de Alex, tenía la luz encendida. La vi, parecía que iba a salir a su balcón. Me puse una camiseta y camine hacia el mío. Pero justo, cuando iba a abrir la puerta, ella entro de nuevo a su habitación y apago las luces.
¿Ya había regresado para siempre? O se iría de nuevo a Dallas, a empezar su vida allá, con su madre y su novio.
Suspire tristemente y entre de nuevo a mi habitación.
Me senté, y comencé a escribir la carta, esa carta que le dejaría explicándole todo, ya que ella no quería hablar conmigo. Me había equivocado al creer que si lo haría, había sido un idiota en pensarlo. ¿Qué mujer inteligente, regresaría a hablar con el tipo que casi la golpea por defender a su no amada novia?
Exacto, ninguna.
Alex era quien estaba saliendo de su casa, junto con su novio. Ella saco su audi rojo del garaje y arranco. Suspire. Supongo que mi carta la vería en la noche. Intentaba ser positivo.
Entre a la casa un poco decepcionado, con la cabeza gacha.
— ¿Estás bien? ¿Dónde andabas? —preguntaba Nick, mientras bajaba las escaleras. Todos estaban ya en la cocina, para desayunar.
—Si, salí a caminar y… bueno… nada más. —dije con un poco de tristeza, decepción y coraje en la voz.
— ¿Seguro?
—Sí. —dije caminando hacia la cocina. No quería hablar y menos con Nick, porque al hacerlo tenía que decirle que había visto a Alex y que había hablado con ella, y que ella me había prometido que me llamaría cuando estuviera lista para hablar, pero que no lo había hecho y que al parecer nunca lo haría, porque al parecer estaba muy feliz con su novio. Tal vez debería salir y caminar directamente hacia ese buzón y sacar esa maldita carta, quemarla y hacer que sus cenizas volaran por toda la ciudad.
Recuerden que quiero sus comentarios y que me hagan saber si les gusto o no. NO QUIERO LECTORAS FANTASMAS, si pueden comentar, háganlo, se los agradecería mucho...
martes, 6 de septiembre de 2011
Capítulo #72
Era extraño, pero dentro sentí que “aquella vocecita” que siempre me hablaba, era él, aconsejándome. Sonreí. Había tomado una decisión, pero la pensaría bien y aclararía mis ideas después.
— ¿Cómo te sientes? —dijo Dylan mientras me acariciaba el cabello.
—Es difícil de explicar…—me separe de el lentamente y lo mire. Le dedique una sonrisa triste. La verdad es que lograba imaginar mi rostro, sentía que tenía la nariz, los ojos y las mejillas rojas, por haber llorado. —Dylan… ¿se nota que llore? No quiero que mi madre me vea así. —el sonrió tristemente ante mi pregunta.
—Es normal haber llorado…—dijo secando mis mejillas con sus pulgares. — no debes hacerte la fuerte frente a ella.
—Lo sé… pero es que… no se… olvídalo. —no lograba conectar mi cerebro a mi boca. Así que me limite a no hablar mucho y digerir todo lo que estaba ocurriendo. — ¿Dónde está? — dije mientras la buscaba con la mirada.
—La mande a un hotel a descansar, supuse que no querría ir a su casa…
—Lo supusiste bien… yo tampoco iría… ¿me podrías llevar con ella?
— ¿Te encuentras bien? —me miro rápidamente, para regresar su mirada al frente
—No se…
— ¿Qué piensas?
—Dylan… no sé como preparar un funeral. —dije en un hilo de voz. — ¿Qué se supone que debo hacer?
—No te preocupes, yo me encargare de eso.
—Has hecho demasiado por mí…
—Porque te quiero y me importas. —me acaricio la mejilla rápidamente. Yo ante su tacto, sentí como si me dieran una puñalada en el estomago. Me limite a sonreírle.
(…)
Ya en el hotel, mi mamá me había pedido que llamara a los amigos cercanos y familiares de mi papá, así como a algunos socios y vecinos, para avisarles de la misa y entierro.
Había terminado, y solo me hacía falta un apellido por tachar en la lista. Suspire. Avisarle a la familia Jonas de la muerte de mi papá, era un poco más difícil de lo que pensaba, tal vez, porque me conocían muy bien –mas que mi familia- y porque el señor Kevin Jonas, era como un hermano para mi papá. Tome aire y marque el número, espere en la línea, hasta que una voz masculina del otro lado me respondió.
— ¿Diga?
—¿Hola?, habla Alex. —dije con la voz ronca.
—Alex, que pasa… ¿estás bien?
—Estoy en Los Ángeles… Este…
— ¿Por qué? ¿Qué paso? ¿Todo bien? —sentía que las lagrimas iban a comenzar a salir de nuevo. Logre escuchar que bajaba las escaleras.
—No. —dije al fin. Al fondo, se escuchaba la voz de Denise, preguntando qué pasaba. —Es mi papá….
Un silencio se produjo del otro lado, un pequeño “oh” de Denise, y un suspiro triste se logro escuchar detrás de la bocina.
— No puede ser — dijo eso casi en un susurro, y comencé a llorar.—Alex, lo sentimos mucho… Te veremos en un rato… ¿de acuerdo?
—Si…—suspire—Gracias... —trague saliva. — todo será el en Forest Lawn Memorial Park.
(…)
Me acomode el vestido negro y baje del auto. Mi madre camino hacia dentro de la iglesia, junto con mi tía, mientras muchas personas se les comenzaban a acercar. Yo de mi parte me aleje un poco y me recargue en una barra que separaba al jardín
Deje atras las lágrimas de todos los que llegaban y solo lograba escuchar el repiqueteo de mis tacones chocar contra el mármol del piso. Dylan, estaba organizando todo, porque simplemente yo no sabía.
Todo había sido tan rápido… Justo en la mañana nos habían dicho que estaba muerto, y ahora, estábamos a punto de darle el último adiós. Suspire, tenía un gran dolor en el pecho y sentía que este me oprimía.
—Nick…— él se acerco y me abrazo fuerte. No sabía que decir. Me separe y lo mire. —Gracias por venir, en serio. —tenía los ojos rojos, pero ya no podía llorar. Y sentía que estaba a punto de explotar.
— ¿Te encuentras bien? —me encogí de hombros. Era raro, pero me sentía extraña. Solo le sonreí.
Lo volví a abrazar, e inconscientemente con la mirada, comencé a buscar a Joe… pero al parecer no había venido, y la tristeza me embargo. Suspire tristemente.
—Creo que debemos entrar, la ceremonia va a comenzar. —me dijo Nick, mientras colocaba sus manos dentro de sus pantalones.
Comenzamos a caminar, y yo iba con la mirada baja, hasta que una voz conocida y que extrañaba, se hizo sonar.
— ¡Alex! —levante la vista rápidamente. Era Sophie, venia acompañada de Matt y Jacob. —Lo siento mucho. —me abrazo.
—Yo también. —dije. Así, nada más. Mi voz salió rara y todos me vieron extraño.
— ¿te encuentras bien? —esa pregunta de nuevo. ¿Por qué la hacían? Tal vez, se les hacia extraño, pero no podía llorar… aunque quisiera.
Abrace a mis amigos, para después dirigirnos dentro.
Me senté al lado de mi mamá apretando su muñeca, ella me sonrió tristemente, intentando hacerme entender que todo estaría bien. Dylan se sentó a mi lado y apretó mi rodilla, haciéndome entender lo mismo. Yo sabía que todo estaría bien. O al menos eso quería creer.
La ceremonia fue bonita, toda la gente lloro. Cuando termino, muchas personas se me acercaron a darme el pésame y a decirme que lo sentían, pero cuando se alejaban murmuraban cosas como: “Pobre chica, no le cae el veinte” “tal vez su padre murió peleada con ella.” O “que manera más extraña de expresar dolor” Esas palabras simplemente terminaban por hacer más grande el nudo que tenia dentro de mí, aquel que en cualquier momento estaba a punto de explotar.
La caja que llevaba dentro a mi padre, comenzó a salir y todos caminábamos detrás de ella. Era el momento en que lo enterraríamos en la fosa familiar. Iba tomada de la mano de mi madre. Dylan iba caminando detrás de nosotras, al igual que Denise, Kevin, Kevin padre y Nick…
Cuando llegamos, me di cuenta que era escalofriantemente lindo. Era del tamaño de un jardín, con cerca y un gran letrero de metal y cemento que decía nuestro apellido. Había flores adornando la cerca y un gran árbol arce que daba sombra a la tumba.
Mi madre paso y dijo unas palabras, querían que yo dijera algo, pero no quise, así que los murmuros no se hicieron esperar de nuevo. El padre dijo unas últimas palabras, para que así, empezaran llenarla de tierra.
La gente comenzó a irse, mi madre se fue, ya no tenía caso que se quedara aquí.
— ¿Nos vamos? —dijo Dylan mientras se acercaba a mi, y besaba rápidamente mis labios.
—No, quiero estar sola... podrías…
—Lo entiendo, ¿estarás bien? —yo solo asentí. El se subió a su auto y se fue.
Necesitaba estar sola.
||Joe||
—Nick, necesito que me des la dirección de la casa de Alex, iré a busc…—no logre terminar la frase, toda la familia estaba reunida en la cocina, y no precisamente festejando. Tenían una pésima cara. — ¿Qué paso?, ¿Quién se murió? —dije intentando calmar los ánimos, pero al parecer nadie había tomado de buena manera mi broma. Mi madre y mi padre, salieron de la cocina para hacer una llamada, mientras me miraban reprobatoriamente.
—Joe. —dijo Kevin serio.
—Lo siento… pero traen una cara…—dije mientras tomaba una manzana y la mordía. — ¿no me dirán que paso?
—Joe…
—Nick…—dije imitándole.
—El padre de Alex murió.
Y ahí fue como si un balde de agua fría hubiera caído sobre mi. Me entraron unas ganas gigantescas de ir a buscarla y abrazarla, solo de imaginarme como estaría, se me encogió el corazón.
— ¿Iras al funeral? —me pregunto Kevin.
—No se… no creo que Alex me quiera ahí después de todo lo que paso.
—Creo que a ella le encantaría que fueras, Joe. Ella te quería…—“quería” pasado.
—Pero y si me ve ahí y la veo con su novio, no podre soportarlo. —dije sincero.
—Espera… ¿Cómo sabes que tiene novio? —dijo Nick sorprendido.
—Digamos, que tu y Kevin no son demasiado cuidadosos cuando hablan. Yo todo lo escucho.
—Ese no es el punto—interrumpió Kevin. — Tú no vas por su novio, vas por Alex. Haya pasado lo que haya pasado, fuiste alguien especial para ella y deberías ir a apoyarla.
—No se. —dije sin mirarlos.
—Bueno, como sea, nosotros iremos…—dijeron saliendo de la cocina.
—Es el Forest Lawn de Glendale. Ahí será la ceremonia y el entierro. —dijo Nick. Yo asentí.
Me quede sentado en uno de los taburetes de la cocina mientras miraba mi manzana, como si esta me fuera a decir que hacer.
Todos se fueron, mi madre antes de salir, me regaño. La entendía, era extraño que no fuera, después de lo que la familia de Alex, significaba para la mía. Mi padre era como hermano del de Alex. Y mi mama y su mama eran las mejores amigas… mis hermanos, eran sus mejores amigos… y yo…. Yo solo era quien le había roto el corazón… ¿Qué tenía que hacer ahí yo?
Los minutos pasaban, exactamente habían pasado 30 minutos. —A la mierda todo. — me puse de pie, y subí corriendo a mi habitación, debía estar con Alex.
Me puse un traje negro. Odiaba el negro.
(…)
Cuando entre, ya había comenzado. Me quede parado cerca de la salida… a lo lejos, vi a Alex recargada sobre el hombro del que supuse era su novio. Maldije dentro de mi, ese debería ser yo. El lucia un poco mas grande que ella, por 3 o 4 años…
Después de la ceremonia, camine hacia donde lo enterrarían, no quería que nadie me viera ahí. Ya que me estaba comportando, como un completo inmaduro.
Alex se veía tensa del rostro, no lloraba, pero no sonreía. No tenia expresión… esa no era la Alex que yo conocía. Sabía, que no tenía que estar feliz, porque era un funeral, pero al menos me la imaginaba llorando, pero no era el caso… su expresión me preocupaba demasiado.
Enterraron al padre de Alex, yo me escondí detrás de un árbol y vi como toda la gente se alejaba… y ella se queda ahí, sola… con la mirada perdida sobre la tumba de su padre.
Iba a acercarme a ella, pero su novio apareció. La tomo de la cintura y beso sus labios delicadamente. Los celos me quemaban. Ella no lo veía a los ojos, él le había dicho algo y Alex había asentido diciendo que si.
Y de nuevo se había quedado sola, alcanzaba a sentir su tristeza y frustración desde aquí. Se abrazaba a si misma, como si intentara consolarse a si misma. Alex estaba sufriendo… y demasiado. ¿Qué nadie lo veía? ¿Qué nadie sabia que Alex era lo suficientemente terca, para aceptar que se sentía mal? ¿Qué tenias que meterse a su mente para saber qué es lo que estaba pensando y sintiendo? ¿Qué no la conocían? Alex no les iba a decir que se estaba muriendo por dentro, porque no le gustaba preocupar a nadie… Esto me estaba matando.
||Alex||
Dentro de mi bolso busque un cigarrillo. Solo una vez lo había probado, pero ahora sentía una grande necesidad de hacerlo. Lo encendí, y comencé a caminar alrededor de la tumba de mi padre.
Avente mi bolsa y me deje caer sobre una pequeña banca que estaba ahí. Miraba fijamente la tumba, como si intentara hacer que mi padre saliera de ahí, y me abrazara como cuando era pequeña.
Mire el cigarro, lo succione por una última vez, esperando acabar con él, pero como no era una experta, termine tosiendo.
—Mierda. —dije enojada y frustrada, mientras dejaba de toser. Me puse de pie, para intentar buscar otro en mi bolso.
— ¿Sabes que eso te puede matar? —dijo una voz detrás de mí. No me gire.
— ¿A quién le importa? —dije con voz ronca.
—A mí… a muchos.
—No creo…—me gire y lo vi delante de mi, tan perfecto con ese traje negro, sus manos escondidas en sus bolsillos del pantalón y su mirada clavada en mi, con una ligera tristeza y preocupación. — ¿Qué haces aquí? —dije arisca.
—Bueno, entonces me voy…—se giro y comenzó a caminar.
Mi pecho estaba a punto de explotar.
—Joe… espera… —dije en un hilo de voz. El se detuvo y me miro.
Camine hacia donde estaba él y lo abrace. El se quedo estático un momento, no sabía qué hacer. No me importaba su actitud confundida, yo solo necesitaba un maldito abrazo. Después de unos segundo el me abrazo, tan fuerte, tan tierno… y comencé llorar.
les pido de favor, que me dejen sus comentarios, con sus opiniones, se los agradecería mucho.
viernes, 2 de septiembre de 2011
Capítulo #71
Los rayos del sol se asomaban por la cortina. Yo abrí los ojos y me encontré con Dylan, a mi lado aun durmiendo. Sonreí.
Me puse de pie y baje hacia la cocina. Había sido una buena noche, me había quedado dormida en sus brazos, mientras el besaba mi cabello.
En la madrugada, me había sentido con miedo. Me había despertado de una pesadilla, o no sé, pero realmente me había dejado un mal sabor de boca. Me sentía ansiosa, como si presintiera algo.
Camine descalza hacia la alacena, y saque de ahí una bolsa de harina para panqueques… ¿era algo bueno para desayunar a las doce de la tarde? No lo sabía, pero al menos era algo ligero para poder aguantar hasta la hora de la comida.
Mientras batía los huevos y le agregaba la leche, se me vino a la mente lo que estuvo a punto de suceder entre Dylan y yo. Agradecía que no haya pasado nada, porque no me sentía preparada para ese paso… y menos de si quería darlo con Dylan… Lo quería, pero Joe… ¿estaba mal que siguiera pensando en él y queriéndolo? Era feliz con Dylan, tal vez debía a hacer algo, para así sacar definitivamente a Joe de mi corazón, aunque me doliera. Pero aquí estaba segura, y sabia que con Dylan no me faltaría nada.
Escuche como bajaban la escalera, levante la vista y vi a Dylan parado frente a mi acomodan su camisa dentro del pantalón.
— ¿Cómo dormiste? — dije sonriente, pero no me respondió. — ¿Qué pasa? ¿Ya te vas?
—Nos vamos, Alex. —me miro serio.
— ¿Cómo? No entiendo…—dije confundida, mientras dejaba la masa de los panqueques.
—Me llamaron de Los Ángeles…—decía mientras caminaba hacia mí, pero me seguía mirando serio. Algo pasaba.
— ¿De Los Ángeles? — repetí aun mas confundida. — ¿Y qué tengo que hacer yo en Los Ángeles?
No entendía nada.
—Alex… —me tomo de las manos. — Es sobre tu papá.
(…)
Tomamos el primer vuelo a Los Ángeles, Dylan no me dijo nada más. Solo me dijo que tenía que ver con mi papá y que debía ir con él.
Tenía miedo de lo que me podría decir ¿Después de tantos meses, sin saber de él que podía esperarme ahora?
— ¿Crees que deba llamarle a mamá? —rompí el silencio. El me miro enternecido y a la vez preocupado.
—Si, creo que debes decirle que venga.
—Dylan…
—No diré nada más del tema hasta que lleguemos, Alex.
Aterrizamos, y en cuanto pasamos la salida, un auto nos estaba esperando ya afuera. Nos llevo hacia un hospital, al que nunca había ido. No quería pensar en esto, quería pensar que era una sorpresa agradable, pero cuando llegamos al hospital, deduje que no era ninguna sorpresa y mucho menos agradable.
— ¿Qué hacemos aquí? — cuestione con un deje de miedo en la voz.
— ¿Qué te dijo tu mamá?
— Que tomaría el primer vuelo…
— De acuerdo, esperémosla.
||Joe||
Los días en los que estuvimos en Dallas, no tuve el atrevimiento de ir a buscarla, me daba pánico su rechazo, porque la verdad es que la quería… había sido un idiota, y ahora me encontraba lamentándome en mi habitación. Sabía que Nick y Kevin la habían visto, y eso me molestaba más.
— Eres un cobarde. — me dije a mi mismo, mientras me golpeaba el rostro con la palma de mi mano.
El teléfono sonaba… y seguía sonando, nadie respondía.
— ¡El teléfono está sonando! — grite asomándome por la puerta de mi habitación.
— ¿Y porque no respondes tu Joseph? —dijo mi papa saliendo de su habitación, con el teléfono en la mano.
De pronto salió Nick corriendo de la suya… ¿Qué pasaba? No me importaba, así que me introduje de nuevo en la mía y me tumbe en la cama…
Me encontraba concentrado tocando la guitarra, cuando alguien colocaba su mano sobre mi hombro. Me gire y la vi ahí, para detrás de mí con ese color de ojos que me encantaba, con esos labios rosados y perfectamente delineados sonriéndome. Su cabello volaba inundando de su olor toda la habitación.
Me puse de pie y la rodee con mis brazos, ella coloco sus delicadas y perfectas manos sobre mi pecho, sin dejar de sonreír.
— Siento todo lo que ha pasado…—comencé a decir, pero ella me interrumpió poniendo su dedo índice sobre mis labios.
Se puso de puntillas, yo cerré los ojos y ella roso mis labios con los suyos… después los abrí y vi que me miraba divertida, estaba jugando conmigo… Pero ahora, yo deseaba besarla.
Su índice recorría el contorno de mis labios, para terminar haciendo una línea en mí pecho. Yo la miraba, era perfecta… simplemente eso, perfecta…
Ella se percato de que la miraba con insistencia, sonrió de nuevo mientras se encogía de hombros y se ponía de puntillas de nuevo. Se acercaba a mi oído y susurraba algo que no había logrado entender. Se separo lentamente de mí, pero se detuvo en mis labios de nuevo, ahora solo besando la comisura de estos. ¿Qué intentaba? No me importaba, yo seguía sujetándola a mi cuerpo, mis brazos rodeaban su delicada y bien delineada cintura… ella vestía un vestido algo vaporoso color blanco…
La besaría, estaba muriendo por hacerlo. La pegue mas a mi e incline mi cabeza hacia ella, y cuando mis labios iban a tocar los suyos, ella había desaparecido enfrente de mí.
Comencé a voltear a todos lados y caí en la cuenta de que ya no estaba en mi habitación, me encontraba en medio de la nada, me estaba comenzando a desesperar, cuando volvieron a poner de nuevo una mano sobre mi hombro. Al toque, una oleada de tranquilidad me invadía, sonreí al verla de nuevo. Ella rio, su risa era como un canto angelical, ¿podía ser más perfecta? ¿Era real?
Ella comenzó a caminar hacia mí con una sonrisa seductora, mientras sus caderas se movían… parecía que volaba, su caminar era tan delicado… como toda ella.
Volvió a poner una de sus manos sobre mi pecho, mientras con la otra jugaba con mi cabello… yo la miraba embelesado… Coloque una de mis manos en su cintura, mientras que con la otra, acariciaba su mejilla… Ella me sonreía, mientras apoyaba su cabeza sobre mi pecho, yo la abrazaba, fuerte pero a la vez delicadamente… Cuando todo lo blanco del lugar, se comenzaba a poner gris… ella se separaba de mí abruptamente, comenzó a caminar, sin dejar de ver detrás de mi… ¿A dónde se había ido la luz? Me gire en dirección de su mirada y comprendí todo, ¿Qué hacia ella ahí? ¿Qué hacia arruinando esto? Todo era tan perfecto, hasta que ella había aparecido.
Me gire de nuevo hacia mi ángel, ella me miraba triste, una lagrima caía sobre su mejilla… se iba alejando poco a poco.
— ¡No, no te vayas! —dije mientras veía como se desvanecía frente a mí, y la otra comenzaba a reírse descaradamente.
Me desperté agitado, no era la primera vez que soñaba esto… no era la primera vez que soñaba esto, y en mi sueño estaban Alex y Camilla… Todo era culpa de ella… y mía, claro, si no hubiera sido por esa segunda oportunidad, nada de esto habría pasado. Quería a Alex, demasiado.
Me pare de la cama y fui hacia al baño a lavarme la cara. Necesitaba hablar con Nick… debía volver a Dallas.
||Alex||
¿Y ahora qué? Me encontraba aislada en una sala del hospital, junto con Dylan, esperando a mi madre. No dejaba de ponerme nerviosa… Ya sabía, todo esto era tan obvio. ¿Por qué no decirlo y ya?
Vi que alguien se nos acercaba, era mi madre, que venía acompañada de mi tía. Mi mama venia preocupada, y no es para menos, recibir una llamada de tu hija, pidiéndote que vinieras a Los Ángeles de urgencia, y quedando en el hospital, podría asustar hasta a al madres mas mala. Me puse de pie y camine hacia ella.
—Mamá…Tía…
— ¿Qué paso con tu papá? —dijo mi madre mirándome, yo solo me encogí de hombros. Dylan se paro detrás de mí, mientras ponía su mano en mi cintura.
—Señoras. —dijo Dylan a modo de saludo. —Acompáñenme.
Dylan, me tomo de la mano. Haciendo que lo siguiéramos. Caminamos por un largo pasillo, que se sentía desolado y frio. Entramos a otra habitación, en la que había un señor regordete y una enfermera, al parecer esperándonos. Yo mire a Dylan, y el solo me mostro una sonrisa torcida. El sabía en lo que estaba pensando. No era algo bueno.
—Por favor, siéntense. —dijo un señor regordete que se encontraba detrás del escritorio. Deje que mi tía y mi madre se sentaran. Yo me quede de pie con Dylan. — Como sabían, o sabrán ahora, nosotros junto con el joven —señalo a Dylan. — Estábamos detrás de la búsqueda del señor John Farrella.
— ¿Estaban? —dijo mi madre. — ¿quiere decir que ya no lo buscaran? —comenzó a perder el control. Yo puse mi mano sobre su hombro.
—Si, estábamos, la búsqueda ya termino, y encontramos al señor—mi mamá iba a decir algo, pero yo impedí que hablara, apretando su hombro, ella guardo silencio y escucho atenta. — Pero lamento decirles, que lo encontramos sin… vida.
Yo mientras escuchaba esas palabras, que ya veía venir, sentí como si un cubo de agua helada me cayera encima. Mi mamá comenzó a llorar desconsoladamente, mi tía intentaba calmarla, pero al igual que ella, estaba llorando.
— Así que está muerto…—logre decir en un susurro que todos lograron escuchar. Mi voz se escuchaba diferente, como si estuviera a punto de llorar, pero las lágrimas no salían. Dylan, apretaba mi cintura delicadamente, mostrándome su apoyo.
—Lo sentimos mucho… El cuerpo, está en la habitación de junto, por si quieren pasar a despedirse de él. Lo lamento mucho. —suspiro. —Con su permiso, los dejare solos. — Dijo mientras se ponía de pie y nos dejaba solos en la habitación.
—Señora…—dijo Dylan mientras se separaba de mí y se agachaba frente a mi madre. — ¿Quiere pasar a verlo? —mi mamá, miro a Dylan, con lagrimas en los ojos.
—No, no puedo. Prefiero quedarme con la imagen que tenia de él, de su perfecto rostro y sus ojos azules… no quiero verlo tendido en una plancha. —y lloro de nuevo. Dylan la abrazo.
Yo me gire y perdí mi vista en el ventanal, me dolía el pecho, como si tuviera algo atorado. ¿Por qué no lloraba? Era mi papa… ¿Qué no se supone que eso hacen los hijos, cuando mueren sus padres? ¿Llorar?
—Quiero verlo. —dije mirando a Dylan directamente a los ojos.
— ¿Estás segura? —me pregunto, mientras se paraba frente a mí y acariciaba mis brazos. Yo asentí. —De acuerdo… ¿quieres que te acompañe?
—No, yo voy sola.
—Bien, entonces te esperaremos afuera. Animo. —dijo mientras me acariciaba la mejilla.
Salí de aquella habitación, y camine hacia la de junto. Puse mi mano sobre la perilla, estaba temblando. ¿En realidad quería ver a mi padre sin vida? Abrí la puerta y lo vi ahí, frente a mi, sobre la plancha, como había dicho mi mamá. Solo una tenue luz alumbraba la habitación. Pero, podía reconocer ese perfil, que ahora estaba hinchado, en cualquier lugar.
Algo se apretujaba dentro de mí… camine temerosa, hacia él.
Lo mire, su expresión era triste ¿en serio estaba pasando esto?, ¿Por qué todo tenía que acabar así?
Las memorias de mi niñez hicieron acto de presencia, aquel hombre que en algún momento estuvo lleno de vida, que jugaba conmigo, que me protegía y que era mi súper héroe, ahora estaba ahí, sin vida. Tome su mano, mientras sentía que una lagrima se deslizaba en mi mejilla. La limpie rápidamente, como si tuviera miedo de que alguien me viera llorar.
—No seas tonta, no hay nadie aquí, solo estás tú y tu padre… ¿recuerdas cuando te daba miedo en la noche, y él venía corriendo a salvarte de los monstruos del armario? O ¿Cuándo te enseño a usar la bicicleta por primera vez y te caíste? ¿Recuerdas quien te curo el raspón? o ¿Cuándo te contaba aquellos cuentos, en la que la princesa estaba atrapada en el castillo, esperando por su príncipe azul? Recuerdas que te decía que los príncipes si existían, que siempre estaban ocultos, pero que nunca eran perfectos… decía que cuando crecieras lo entenderías… No siempre fue malo… solo quería crecer y superarse… Era una persona ambiciosa, fuerte, que le gustaba tener todo perfectamente controlado. Su única culpa, fue querer lo mejor para ti, aunque en el intento perdiera el sentido del porque había hecho todo eso… tu, todo eso lo hizo para que a ti no te faltara nada, porque a el le habían faltado muchas cosas. El solo quería lo mejor para ti y tu madre. Quería que tuvieras una vida perfecta.
Te prohibió la música, no para hacerte infeliz. El quería que fueras su sucesora, quería que fueras como él, que te superaras… pero fue algo que nunca entendió… lamentablemente. El lloraba por las noches en su oficina, el lloraba porque creía que lo odiabas… ¿lo odias? Claro que no, el siempre te amo, fuiste su princesa… su única hija… el te amaba, demasiado.
El quería entregarte en el altar, con el hombre de tu vida, quería que fueras feliz con alguien a quien tú amaras, no necesitaras… Siempre se preocupo por tu futuro. Eras lo mas importante para él. — la vocecita dentro de mí, tenía razón. No era su culpa. La culpa la tenía el maldito dinero, que solo había llegado a arruinar nuestra pequeña familia. Nada había sido su culpa, y ahora me culpaba a mí misma, por no haber querido entender todo esto antes. Ahora estaba diciéndole adiós para siempre…
las lagrimas comenzaban a salir una por una… hasta que mis mejillas se encontraban totalmente mojadas.
—Te amo, papá. — tome su mano fría y la apreté. —Y no, si crees que tengo que disculparte, no tengo porque hacerlo, tu solo querías que fuera feliz…. Pero ya lo era.
Lo mire de nuevo, me acerque y bese su frente... Al separarme, y verlo de nuevo, fue como si su expresión hubiera cambiado, se veía… tranquilo.
Lo mas seguro es que suba hasta la próxima semana, -miércoles o jueves-.
No olviden de dejarme su opinión, sobre el capitulo y responder la encuesta que esta a la izquierda.
besos.