Yo seguía debajo de la cama, cuando comencé a tener ganas de estornudar fuertemente, me lleve la mano a la nariz para evitar que sucediera, pero el polvo comenzaba a irritar mis fosas nasales, haciendo que produjera un gran estornudo.
— ¿Quién esta ahí?
Me lleve rápidamente la mano a la boca, mientras me quedaba perpleja, ya que Joe comenzó a caminar por toda su habitación, buscando de donde provenía aquel ruido.Entro a su baño y en cuanto lo hiso, me gire y camine hacia el balcón rápidamente para que no me viera. Logre ver la ventana abierta del cuarto de los Señores Jonas y vi que había manera de que yo pudiera salir del balcón y entrara por ahí, para que Joe no me viera.
Camine pegada a la fachada, sin mirar hacia abajo, ya que me daban cierto pánico las alturas, cuando estuve apunto de tocar la ventana, mi pie se resbalo y solo logre sujetarme fuertemente. Como pude,tome fuerzas y me impulse hacia adentro de la habitación, cayendo fuertemente sobre mi espalda.
Fue doloroso.
— ¿Qué paso? ¿Estas bien?—entro corriendo Joe, ¿acaso fue muy estruendosa mi caída? Camino hacia mí, y yo seguía tirada mirando hacia el techo, me sentía aturdida, mi cabeza daba vueltas y mi cabello tapaba un poco mi visibilidad. –Alex ¿estas bien?
— ¿Ah?...—fue lo único que dije. Me quite el cabello del rostro e intente ponerme de pie— Si, si estoy bien pero todo me daba vueltas y preferí quedarme recostada.
— ¿En serio? –alzo una ceja. No me creía. –Déjame te ayudo a parar. –estiro su mano y yo la tome, me jalo hacia el, con cuidado y delicadeza.
Ya que estuve de pie, me lleve la mano a la cabeza, ya que aun seguí aturdida. No sabía de donde demonios había sacado la fuerza para impulsarme de tal manera, hacia dentro.
—Gracias.
—Siéntate… —me dirigió hacia el sofá de la habitación. Me senté y el se quedo de pie— ¿Qué hacías aquí? O ¿Por qué estabas en el piso?
—Supongo que me tropecé o no se…—balbucee—, estaba buscando un pastillero.
—¿Si te tropezaste? Es que generalmente cuando alguien se tropieza no cae de espaldas. –ni yo misma me explicaba porque había caído así.
—Si Joe, si me tropecé. No me desmaye, si es lo que estas pensando. Solo venia por una pastilla para el dolor de cabeza –y si antes no la quería, ahora enserio la necesitaba. Me dolía mucho.
Deje caer mi cabeza sobre el respaldo, mientras Joe buscaba las píldoras por todos los cajones.
—¿Qué paso? Se escucho como si alguien se hubiera caído—dijo Denisse, mientras entraba a su habitación.—¿fuiste tu Alex?
—Entre a la habitación y la vi en el piso. Según ella se cayo, pero yo lo dudo.
—No me ayudas Joe. –Lo fulmine con la mirada, para después mirar a Denisse, que caminaba hacia mi—Estoy bien Denisse, solo me duele un poco la espalda y ya.
En fin, tratar de convencer a Joe y a Denisse de que estaba bien, fue algo tardado. Joe se fue, hasta que le gritaron que Camilla había llegado. Así que bajo primero, después de eso Denisse me miro y le dije que bajáramos, que ya me sentía bien.
Caminamos hasta el comedor, que ya estaba acomodado y con la comida sobre el. Me senté entre Nick y Kevin, Joe y Camilla se sentaron frente a mi —exactamente Camilla quedo frente a mi y Joe frente a Kevin—. La mire y ella me miro alzando una ceja, no entendí su actitud de arrogancia y superioridad frente a mi, así que decidí ignorarla por completo. Pero ella así cualquier cosa para que la notáramos.
En una ocasión, yo dije un comentario que causo risa en todos, incluso en Joe, y como ella lo vio reír, le dijo algo al oído, haciendo que Joe dejara de hacerlo y se irguiera en su silla. Se puso serio.
Terminamos de comer y ayude a Denisse a recoger la mesa, mientras los chicos y Camilla –que no ayudaba en nada— se iban a la sala.
Al terminar de recoger y limpiar, camine hacia donde estaban y note que Joe, ni Camilla estaban ahí. Me deje caer en el sofá y comencé a charlar con ellos, mi mira se desvió de estar viendo a Nick, hacia una bolsa negra que se encontraba detrás del perchero, me puse de pie y los chicos me miraron.
—¿Qué paso?
—Esta bolsa —La levante—, estaba ayer en el auto de Camilla, según Joe.
— ¿Según Joe? —Cuestiono Kevin— ¿Y como sabes eso?
—Pues… ayer el me lo dijo.
—Ah…—guardo silencio Nick —. Hey ahora entiendo, por que Joe iba entrando a su habitación como a las cinco de la mañana y sin pijama.
— ¿Ah si? –Pregunte inocentemente –pues a lo mejor salió con su novia.
—Pues puede ser Alex—se metió Kevin— pero, algo me dice que estuvo contigo.
—Pues no.
—Pues si—dijo Nick.
— ¡No!...—los dos me miraron —, de acuerdo, me pidió que lo llevara a un lugar y lo lleve.
—Bien, ¿y que te costaba decirnos eso?
—¿¿Donde quedo la confianza??—dramatizo Kevin.
—Les tengo confianza, pero no pensé que debía decírselos, fue nada mas una salida de amigos y ya.
—De acuerdo. –dijeron al unisonó con una sonrisa.
—Pero, despues nos contaras lo que paso…
—Si Kevin… Bien, veamos que hay dentro de la bolsa—dije al fin.
Caminamos hacia el sofá y abrí la bolsa, vaciando todo el contenido sobre la pequeña mesa central.
Los tres nos quedamos impresionados.
— ¿Son fotos mías?
—Si, eso parece—dijo Nick mientras tomaba las fotos.
—Y de Joe también.
—¿Por qué tendrá estas fotos? Nunca se las di –dije perpleja.
— Y mira, son cosas raras…
— ¡Camilla es bruja! –grito Kevin.
—Hey, no grites… pueden escucharte—acuso Nick, con cierto aire de papá.
—Lo siento, pero no entiendo que planea Alex, se ve que en algo piensa… — y era verdad, mientras veía todo lo que estaba frente a mí, se me ocurría una idea.
—Es cierto. —dije— Aquí viene una dirección—tome una pequeña tarjeta que estaba debajo de una veladora— ¿Y si vamos?
—Yo no puedo. –Se excuso Kevin—. Quede de verme con unos amigos en unos cuantos minutos.
—Mmm, ok. Y tu Nick, ¿Tienes algo que hacer?—me apresure a preguntar, no quería ir sola, pero si era necesario lo haría.
—No, yo no tengo nada que hacer. Si quieres te acompaño.
—Bien.
Kevin se fue, y Nick y yo íbamos en camino hacia a aquella dirección. Cada vez nos íbamos alejando más y más del centro, pero a la vez, íbamos entrando a un especie de “pueblo”.
Seguimos buscando la dirección, Nick iba conduciendo el auto y de vez en cuando parábamos a algún peatón y le preguntábamos si conocía, aquel lugar y ellos nos daban información para poder llegar.
La carretera se termino y lo único que se veía, era un especie de mercado.
—¿Sera aquí?—cuestiono Nick mientras bajaba la velocidad del auto.
—Pues esta es la dirección que esta en la tarjeta y la que nos dijeron varias personas….Bajare a investigar, estaciónate allá—señale un espacio libre para autos.
—Ok. –Estaciono el auto y lo apago de nuevo—. ¿Quieres que me baje contigo?
—No… veré que hay y si necesito ayuda, vendré y te diré—lo tranquilice mientras me quitaba el cinturón de seguridad. –De igual manera, espero tengas prendido tu celular, por si no recuerdo como salir –bromee— no ya enserio, no lo apagues.—dije mientras me bajaba del auto.
—Bien, pero no te tardes, no se ve muy seguro… En serio, no me molesta acompañarte.
—Nick –cerré la puerta y metí un poco la cabeza por la ventanilla —. No pasa nada…Solo es un mercadito y ya. No tardo
Camine hacia dentro, mientras me quitaba los lentes de sol y observaba bien la tarjeta, para ubicar el número de local que venia ahí. Sinceramente era un lugar un poco tétrico y extraño y lejos de sentirme temerosa, me sentía con nauseas y con cierta vibra que me hacia estremecer.
—Local…—hablaba con mi misma, mientras caminaba. Pero me estrelle con alguien—Oh lo siento señora, no me fije… perdóneme, déjeme le ayudo a levantar eso…—me incline rápidamente a recoger lo que había hecho que se le cayera a esa anciana regordeta.
— ¿Tu?
— ¿Yo?—inquirí extrañada mientras le entregaba sus pertenencias y ella me miraba perpleja y con la boca abierta. Parecía conocerme, pero yo no la había visto jamás en mi vida.
Capítulo #52
Esto era realmente extraño. La anciana, no dejaba de mirarme, estire mi brazo para terminar de entregarle sus cosas, pero sin despegar la mirada de mi, las tomo.
—Gracias.
—Denada y de nuevo, siento mucho haberla hecho tropezar. —intente ignorar su mirada penetrante—. Andaba buscando un local y por eso andaba distraída.—mire de nuevo la tarjeta, que se encontraba arrugada en mis manos.
— ¿Un local?—cuestiono interesada— ¿Qué local?
—Este…—estire la mano y le entregue la tarjeta— Solo que, es la primera vez que vengo a este lugar y no se de que manera están numerados.—me justifique.
— ¡Oh vaya! –Murmuro— Es mi local –dijo firmemente, mientras me entregaba la tarjeta.
— ¿Su local? Quiere decir, que… –no termine la frase, yo la mirada dubitativa, mientras ella esperaba que terminara mi comentario. – ¿Con usted no vino una chica que se llama Camilla? —hiso cara de que no recordaba el nombre— Bien… supongo que si le muestro una foto, sabrá quien es ¿no?
—Si, supongo que será más fácil. Veras, tengo muchas clientas y si me aprendiera el nombre de cada una, seria totalmente un caos.
Saque mi celular y comencé a buscar a ver si de casualidad, tenia una foto donde Camilla saliera.
—Y si… ¿mejor vamos a mi local y ahí la buscas?, debo guardar esto.
—Oh claro, solo hago una llamada…—ella asintió. Teclee el número de Nick y espere a que respondiera. Ya que lo hiso, le explique como llegar al local, ya que no quería estar sola y también debía ver si el no tenia alguna foto de Camilla con Joe. Por que lo que era seguro, es que yo no tendría una donde ella saliera. Concluí la llamada, mientras iba caminando detrás de la señora regordeta.
Al llegar a su local, la atmosfera se sentía pesada y extraña. Trataba de no tocar nada de lo que estuviera a mí alrededor, era estilo gótico y con cierto toque tétrico.
—Puedes tomar asiento si lo deseas.
—Gracias, pero estoy esperando a alguien más…—me justifique, pero al terminar la frase, Nick iba entrando por la puerta. –Bueno, mas bien esperaba…
— ¿Qué paso Alex? ¿Averiguaste algo? –me cuestiono interesado.
— ¿Tienes alguna foto de Camilla…?
—Creo que recuerdo ese nombre…—me interrumpió la anciana, haciendo que me girara y la mirara escéptica.
—Pero me dijo que no lo hacia… —argumente. Nick solo miraba con atención.
—Si, pero a ti te recuerdo… tomen asiento por favor. –pidió amablemente, mientras ella se sentaba detrás del gran escritorio barato. Nick y yo obedecimos y nos sentamos frente a ella. –Una vez, una chica me pidió que hiciera una especie de hechizo, y me mostro unas fotos…—se puso de pie y camino hacia un archivero de madera, que estaba del otro extremo de la habitación. De ahí, saco un sobre amarillo y de nuevo camino hacia donde estaba anteriormente. Lo puso frente a nosotros y se sentó de nuevo.
— ¿Qué es eso?—cuestione confundida. Nick solo observaba.
—La chica, trajo varias fotos. Estas son las dos que utilice, y debía guardarlas por seguridad. Bueno, en realidad ella me pidió que lo hiciera. –se justifico. Como vio que no tomábamos el sobre, ella lo tomo y lo abrió. Saco dos fotografías de ahí y las puso frente a mi. Las giro y pude percatarme, que era una mía y una de Joe.
— ¿Qué fue lo que le pidió ella? –cuestiono Nick.
—Solo me dijo, que hiciera algo para que este chico se olvidara de lo que siente por la señorita. Yo no hago mal a nadie, solo hago mi trabajo, así que lo hice. Le lance un estilo de hechizo y le di una loción que se mezcla con un liquido, lo cual hace, que poco a poco, pero no de forma lenta, el chico se vaya olvidando de todo el amor que se le tiene.
¿Así que Camilla, era la culpable? Me quede muda, sin palabras. No creía lo que mis oídos habían escuchado, Joe había dejado de amarme, no por el, si no por que alguien hiso que ocurriera eso. Un nudo se formo en mi garganta, intente aclararla, pero se me hacia imposible. Tome un poco de aire y eso ayudo a que pudiera cuestionar algo, que se me hacia súper importante.
— ¿Y no se puede deshacer?—inquirí esperanzada. Esperaba que dijera “si” y que lanzara un hechizo, para que todo esto terminara.
— Lamentablemente, el hechizo que me hiso lanzar, no se puede deshacer con otro. Solamente El, lo puede deshacer. Estos hechizos de amor, son demasiado complejos. Cuando la persona que se hechiza, en realidad esta enamorada, en este caso de usted, comenzaría a recordar cada momento que paso junto a la persona amada, sin necesidad de otro hechizo. Aquí lo que lo deshace es el verdadero amor de las dos partes. No le puedo decir que usted lo puede revertir, ya que no funcionaria, no basta solo con que a usted le guste –siguió explicando— el debe de sentir un amor sincero, que cuando la vea, haga que su corazón lata aceleradamente… No se, si me doy a entender. –cuestiono al ver mi rostro.
—No, si entiendo. Solo que al mismo tiempo se me hace complicado. Quiere decir, que si en verdad
me ama, ¿recordara lo poco que hubo entro los dos?
—No lo pudo haber dicho mejor. No hay nada que yo pueda hacer. En el corazón no se manda. No puedes obligarlo por mucho tiempo a dejar de querer a quien realmente se quiere. –concluyo con una sonrisa, cosa que yo no tenia en mi rostro. Nick tomo mi mano y la apretó delicadamente, Yo lo mire y lo único que pude hacer, fue una mueca, que no logro parecer una sonrisa. Solo un gesto de desilusión y nada más.
Salimos del local en silencio. Ninguno de los dos decía nada, yo solo miraba hacia el piso mientras caminábamos hacia el auto y Nick, de reojo me miraba, como esperando que dijera algo o solo lo mirara.
Arranco el auto y en el trayecto de vuelta a casa, yo solo inflaba con aire mis mejillas y lo soltaba delicadamente.
—No hay nada que pueda hacer al respecto. Camilla es una bruja y logro lo que quería.
— ¡Claro que puedes! –exclamo Nick, mientras daba vuelta en la esquina. Estábamos a una cuadra de nuestras casas.
—Nick, ¿acaso no escuchaste nada de lo que dijo? –el asintió— me dijo la típica frase “cuando amas algo, deja lo libre. Si regresa a ti es tuyo, si no nunca lo fue”. Tal vez es lo que debería hacer, Joe esta en estos momentos muy bien con Camilla, lo dejare en paz y solo lo tratare como si fuera Matt, Jacob o el nerd de el salón de a lado. —Nick solo rio— Quiero decir, que seré indiferente con el, no lo tratare especial ni nada, y si puedo, intentare alejarme lo mas que se pueda. No me entrometeré en su vida, creo que no hare algo para “salvar”—enfatice con mis dedos— Lo poco o mucho que hubo.
Concluí con un nudo en la garganta y con las lágrimas a punto de salirse de mis ojos. Nick solo me miro e hiso una mueca torcida, sabia que lo hacia porque pensaba que no era lo correcto. Nick pensaba y le era fiel a la frase de “lucha por lo que quieres” pero, en esta ocasión, no estaba de acuerdo en eso. Esta vez ya no lucharía, no había nada que hacer. No quería lastimarme mas, no le daría el lujo a Camilla, de verme perder. Además, de que Joe no era un juguete ni una competencia.
—Gracias por acompañarme, Nick. –tome su mano y la estruje.
—No Alex, sabes que somos amigos y debía ir.
—De igual manera, se que no estas de acuerdo en lo que voy a hacer, pero gracias por intentar entenderme y respetar mi decisión.
Nick se acerco y me abrazo.
Los dos bajamos del auto, que se encontraba estacionado frente a su casa. Camine hacia el bote de basura, con la bolsa de Camilla y la bote dentro de el.
Me despedí y camine hacia mi casa, no tenia caso regresar a la suya. Camilla y Joe estaban dentro y no tenía ganas de verlo a él, ni mucho a menos a ella, por lo que había hecho.
Entre a mi casa y con el pie cerré la puerta. Avente las llaves en un cenicero que se encontraba en un estante cerca de la puerta. Camine hacia el gran sofá negro de piel, que se encontraba en la sala. Me recosté en el y me puse a mirar el techo.
La casa se sentía fría y sola. Era muy notorio, que los chicos ya no estaban aquí. Y también era notorio, que me había quedado sola.
Los días, semanas, y meses comenzaron a pasar. Me di cuenta de lo rápido que estaba pasando el tiempo, cuando iba saliendo de mi habitación, y vi en el calendario, que hace dos meses –exactamente— no tenia noticia alguna, sobre el paradero de mis padres. El señor Paul, ya casi no me informaba de nada, ya que no estaba todo el día en casa, por que los chicos habían comenzando una serie de presentaciones en Los Ángeles.
La gira de ellos estaba contemplada, para hace un mes, pero Nick estuvo un poco enfermo y tuvieron que posponerla, así que apenas estaban por comenzarla. Kevin, nos presento a su novia, llevaban 4 meses saliendo y no lo había hecho publico, se le veía realmente feliz. Joe seguía con Camilla, cada vez pasaban más tiempos juntos y se les veía realmente felices o así lo hacían ver.
Yo cumplía a la perfección mi palabra de alejarme un poco de Joe. Notaba mis desplantes y falta de interés—fingida— hacia Él, ya que cada que tenia oportunidad, le preguntaba a Nick, si algo pasaba conmigo o si ya tenía novio, ya que no pasaba tanto tiempo como antes en su casa. Las peleas habían regresado, a pesar de que no nos veíamos tan seguido. Supongo que eso nunca dejaría de existir.
Baje las escaleras, después de que Joe grito desde el jardín que fuera a comer…—ya no existía la barda que separaba nuestras casas, ahora los jardines eran uno solo— y justo, cuando estaba por cruzar la puerta, sonó el teléfono, espere haber si dejaba de sonar, pensando que eran los chicos, pero seguía sonando con insistencia. Así que camine hacia la mesa, donde se encontraba y tome el auricular.
—¿Diga?
—Perdón, ahí vive la Señorita Marie Alexandra—dijo una voz educada y grave. Un poco lejana, pero audible.
—Ella habla—dije seria y sin comprender, quien hablaba y por que me decía mi nombre completo.
—Hablamos de las oficinas estatales de Dallas, Texas.
Sentí que la sangre bajaba hasta mis pies y un escalofrió recorría mi espalda. Un extraño presentimiento se apoderaba rápidamente de mis entrañas.
Capítulo #53
— ¿De las oficinas estatales? No entiendo…
—Hace unos días, en una de las playas colindantes al estado, encontramos una avioneta sumergida en el fondo del mar –siguió explicando— Y cerca de ahí, se encuentra una pequeña isla, habitada por pocas personas. Que nos informaron del desplome de la aeronave.
—Aja.
—El punto es, que entre algunos papeles que se encontraban en una de las maletas, venia su nombre.
Mi papa llevaba unos papeles con mi nombre, ya que planeaba inscribirme en la universidad de administradores. El escalofrió seguía recorriendo como ráfaga de viento mi espalda.
— ¡¿Que mas?!—exclame desesperada.
—Bueno, pues necesitamos que venga a Dallas. Es importante que usted este lo antes mas rápido que pueda. Si es posible, mañana por la tarde, seria perfecto.
—¿Para que?—cuestione preocupada.
—Son asuntos delicados, que no se pueden tratar por teléfono.
—De… de…de acuerdo. Deme la dirección y mañana estaré allá a primera hora de la tarde.
La voz masculina, que estaba del otro lado del auricular, me dicto la dirección y me informo, que el boleto de ida a Dallas, seria algo así como un obsequio de parte del gobierno del estado, así que me dio el número de mi vuelo.
—De igual manera, por la noche le marcare para confirmar su asistencia. —Di por concluida la llamada, cuando ya no oí ninguna respiración del otro lado. Me deje caer sobre el sofá y me lleve la mano a la cabeza, haciendo que mi fleco se despeinara.
Tome aire, cuando vi a Frankie, desde el ventanal que me hacia señas de que ya fuera. Me puse de pie y camine hacia la casa.
Entre y vi que todos estaban ya sentado alrededor de la mesa.
—Perdón por tardar…—me justifique mientras me sentaba en una de las sillas libres.
—No te preocupes cariño, sírvete antes de que se enfrié—me sonrió Denise, mientras me facilitaba un plato.
—¿Te encuentras bien?
—Si Kevin ¿por que?
—Es lo mismo que te íbamos a preguntar todos. Cuando cruzaste la puerta te veías rara—agrego Nick.
—Todo esta bien…—dije sin mirarlos a los ojos, solo jugaba con los chicharos que estaban en mi plato.
—¿Segura?—cuestiono Joe, al parecer no quería quedarse atrás en eso de las preguntas.
—Bueno en realidad no –levante la vista y todos me miraron preocupados o ansiosos.
—¿Qué pasa Alex?—inquirió el Sr Paul, como si fuera mi padre.
—Cuando venia hacia acá –comencé a explicar— recibí una llamada, un poco extraña. Me llamaron de las oficinas estatales de Dallas –hice un gesto, como de pregunta, ya que no entendía nada.
—¿Y que querían? –se apresuro a preguntar Joe.
—No lo se, me dijeron que era un asunto que no se podía tratar por teléfono, si no en persona… También, dijeron que habían encontrado, creo que el avión donde venían mis papas y sobre todo, me hablo del maletín de papá. No entiendo nada, no me dijeron algo sobre ellos… solo me dijo el señor que llamo, que me marcaria en la noche para confirmar si iba a allá. Que querían que estuviera a más tardar mañana y que me mandaran el boleto de avión.—como tenia la vista fija en mis manos, la alce para mirarlos de nuevo—. No se que hacer, ¿Qué querrán?
—No lo se, sinceramente. Pero si hablaron de Dallas, y de las oficinas estatales, ha de ser algo importante. Así que si quieres ir, te apoyamos. –concluyo Denisse.
—Si Alex, cualquier cosa que decidas dinos, por favor.—agrego el señor Jonas, mientras se ponía de pie y seguía a Denisse a la cocina.
Los cuatro presentes –Nick, Joe, Kevin y yo— que nos encontrábamos aun sentados alrededor de la mesa, no decíamos nada.
Y no había nada que decir, tenia que tomar una decisión, así que me puse de pie y salí de la casa, tenia planeado ir a caminar al parque, donde solía ir, cuando necesitaba tomar aire y pensar cosas. Fui a mi casa por una chamarra ligera y me encamine hacia allá.
Estaba un poco solo, ya que eran pasadas de las 6 de la tarde. Me subí a uno de los columpios y comencé a mecerme suavemente. La suave brisa, golpeaba mi rostro y despeinaba delicadamente mi cabello.
Alguien se sentó en el columpio que estaba en mi izquierda, no le tome importancia y seguí meciéndome, cada vez más y más fuerte.
—Si yo fuera tú, no lo haría tan fuerte. Una vez salí volando.
Yo gire mi cabeza, y en mi rostro estaba la expresión de “Y a ti, ¿Qué te importa?” pero me sorprendí al ver a esa persona que tenia meses evitando, sentado a mi lado.
—Ah Joe. ¿Qué haces aquí? —intente parecer indiferente, pero en realidad, algo dentro de mi, sintió alegría al ver que había venido.
—Vine a ver, si estabas bien.
—Pues ya me viste y estoy bien, ahora puedes irte. Quiero estar sola un momento, tengo mucho que pensar.
— ¿Te iras a Dallas?—de estar mirando a sus pies mientras se mecía, desvió su mirada y la perdió en la mía.
—No se, supongo que si, aunque tengo un poco de miedo, que me digan algo que no quiera escuchar.
—Entiendo… y si te vas ¿Cuánto tiempo estarás por allá?
—Supongo que un día máximo. No se que quieran de mi sinceramente.
—No te preocupes, no pasara nada. Todo estará bien.
—Gracias. –fue lo único que pude decir.
Nos seguimos meciendo en silencio, solo se oía el crujir de las cadenas y el bailoteo de las hojas con el viento.
—Alex…
— ¿Dime?
— ¿Qué ha pasado contigo los últimos meses?— me gire y lo mire extrañada y sin ganas de decirle la verdad, sabia que en algún momento me lo cuestionaría, pero no quería que fuera ahora.
—Lo que pasa es que…—su celular comenzó a sonar y le hice seña de que tomara la llamada. Era
Camilla, lo debí de suponer. Al ver que era ella, desvié mi mirada y la perdí en la lejanía del parque. Joe concluyo la llamada y soltó el aire, para que me diera cuenta.
—Era Camilla ¿verdad?
—Si.
—Ah.
—Debo ir a casa… ¿vienes?
—No, ve tu… yo me quedare un rato más aquí…
—¿Sola?
—Toda la vida he estado sola, Joe. Que me quede un rato mas, sola en el parque, no me hará daño,
ni me pasara nada.
—No digas eso, nos tienes a nosotros, tus amigos. –lo mire y tome aire.
“Nos tienes a nosotros, tus amigos”, empezaba a odiar la palabra amigo. Pero Joe no tenia la culpa de nada.
¿Si hablara con Camilla y le dijera, que ya sabía todo acerca del hechizo, le daría miedo y se
alejaría de Joe?
No creo, ella aunque este amenazada de muerte, no lo haría. Esta locamente “enamorada” o más
bien, obsesionada por Joe. Y eso me quedaba mas claro que nunca.
Capítulo #54
Lo vi alejarse lentamente. No despegue mi vista de su espalda hasta que lo vi desaparecer. En ese momento tome la decisión de irme a Dallas, a ver que era lo que deseaban aquellas personas.
Los minutos siguieron pasando, hasta que se convirtieron en horas y vi que el sol, se había ocultado por completo. Me puse de pie y me encamine hacia mi casa.
Al estar en la esquina, logre ver como Joe iba saliendo muy feliz de su casa, junto con Camilla. Ella se percato de mi presencia en el otro extremo de la calle, y se acerco y lo beso. El beso sus labios también, mi corazón parecía romperse en mil pequeños pedazos. Una persona que no esta enamorada, no besaría de esa manera.
Cruce la calle, para caminar por enfrente, intentando que el no me viera. Joe se subió al auto de Camilla, pero sin que arrancara. Al parecer solo se habían subido para charlar en privado.
Al estar frente a mi casa, cruce la calle y camine por el sendero. Abrí la puerta y entre, me coloque detrás del ventanal para observar el auto y vi que dentro se seguían besando. Corrí la cortina y subí corriendo a mi habitación, azote la puerta y camine hacia el armario, tome una maleta, sin pensarlo comencé a aventar ropa sobre ella. Algunas lágrimas resbalaban por mis mejillas, probaba el sabor salado de ellas. Lloraba de coraje, sabia a lo que me atenía y aún así insistía en dejarlo vivir en mi corazón.
Hice la maleta, la deje del lado de la puerta y me tumbe en mi cama, agotada de llorar, de pensar y darle vueltas a los mismos asuntos que ya no me dejaban dormir.
Estaba cabeceando sobre la almohada y el sonido del teléfono me hiso regresar en si. Tome el auricular, sin abrir los ojos y conteste.
—Bueno…
—Si, buenas noches. Perdone la hora, pero hablamos de Dallas, ¿Se encuentra la Señorita McCartney?
—Ella habla—respondí torpemente mientras me incorporaba en la cama.
—Perdone las molestias. Soy la directora de relaciones públicas del Gobernador de Dallas. Solo hablaba para confirmar su asistencia y por ende, para confirmar el vuelo y mandarle su boleto al aeropuerto, para que lo pase a buscar cuando lo desee el día de mañana.
—Oh.
—Entonces… ¿Cual es su decisión?
—Bien…—observe mi maleta que estaba del otro lado de la habitación—. Pues si, si iré a Dallas.
—Perfecto—dijo la voz femenina del otro lado—, ¿A que hora quiere que este su vuelo?
Le di vuelta a varias cosas dentro de mi cabeza, para poder tomar una decisión.
—Al mediodía.
— ¿A las doce, le parece bien?
—Si, esta bien. —respondí sin ganas.
—Bien, a su llegada al aeropuerto, va directo a la sala de salidas nacionales y ahí la estarán esperando con su boleto. Al llegar a Dallas, un chofer la esperara y la llevara a su hotel para que descanse y después la pasara a buscar, para que nos encontremos en las oficinas.
—De acuerdo. Muchas Gracias
Colgué el auricular y me deje caer nuevamente sobre la suave almohada. Tal vez, había sido una buena decisión.
Los ojos comenzaron a pesarme y comencé a caer en los brazos de Morfeo.
.
A la mañana siguiente el olor a pan francés, hiso que me despertara. Me quede unos cuantos minutos tendida sobre la cama, solo viendo el techo. Gire mi cabeza hacia la izquierda y sobre mi mesa de noche, mire la foto que Joe también tenia en su habitación. Como extrañaba esos días. Suspire y me levante de la cama para ir hacia el cuarto de baño y ducharme. Tenía poco tiempo para hacer varias cosas, así que decidí apresurarme.
Cuando salí, tome el cambio de ropa que había dejado sobre mi sofá la noche anterior. Me cambie y me peine desinteresadamente. Me puse un poco de maquillaje, solo para no verme demacrada y un poco de perfume.
Tome mis maletas y mi bolso, para así salir de mi habitación. Baje con dificultad las escaleras, ya que mi maleta pesaba un poco. Lo se, solo me iría un día, pero llevaba ropa, por si se ofrecía algo.
Deje la maleta y mi bolso junto a la escalera y camine hacia la cocina, donde vi a Clara tarareando,mientras cocinaba.
—Buenos días —deseo, al percatarse de mi presencia. – ¿Como dormiste?
—No se, se podría decir que “dormí”—hice comillas con mis manos, mientras tomaba asiento en uno de los taburetes.
— ¿Y esa maleta?— cuestiono mientras ponía mi desayuno frente a mi. — ¿A dónde iras y sin avisar he?
—Fue una decisión que tome en la noche. Me llamaron de Dallas, que necesitaban verme, así que accedí e iré.
— ¿Cuántos días?—siguió cuestionando, mientras se sentaba frente a mí y me veía desayunar.
Clara era una amiga para mí, al fin y al cabo, era ella la que siempre estaba en casa cuando mis padres salían, cuando me enfermaba e incluso cuando estaba devastada emocionalmente.
—Dijeron que uno, pero pues llevo ropa de más, por si las dudas.
— ¿Y Joseph? ¿El sabe que te iras?— cuando pronuncio ese nombre, un pedazo de pan se atoro en mi garganta. Tosí intentando hacerlo bajar, pero solo un sorbo de leche lo logro.
— ¿Qué quieres decir con eso?— cuestione, ya que pude hablar.
—No lo se, pensé que ya se había arreglado todo entre ustedes. Que ya habían regresado.
— ¿Y tu como sabes todo eso?— cuestione, ya que lo de “Joe y Yo” fue algo así como muy secreto y que muy pocos lo sabían, ya que nunca fue oficial.
—Alex… Te conozco y solamente observaba. ¿Tu crees que no me daba cuenta de todo eso? Yo soy
los ojos y oídos de esta casa, así que se muchas cosas, además ¿Qué ya no confías en mi?
—No es eso Clara, tu sabes que si confió en ti –reclame— Pero es algo que ya paso y que quisiera borrar de mi mente. Supongo que fue lindo en su momento, pero ahora solo es algo que quiero dejar en el olvido. Además, solo es un día, no hagas un drama de eso.
—De acuerdo… bien, te dejare desayunar iré a recoger la planta de arriba, por favor, cuando te vayas, se buena y avísame.
—Lo hare, no te preocupes—respondí y tome mi vaso de leche, al que le di un sorbo mientras observaba por la ventana de la cocina a Joe y a Frankie jugando con un balón de futbol americano.
Sonreí para mis adentros.
Termine de desayunar y deje mi plato sobre el lavabo. Vi el reloj y eran las once de la mañana, tenía una hora.
Salí de mi casa y en cuanto lo hice, vi como arrancaba Joe en su camioneta, solo lo vi alejarse y seguí caminando hacia su casa. Al tocar, Frankie me abrió rápidamente y después de saludarlo, le pregunte por sus papas y me informo que estaban en la cocina charlando.
Camine hacia la cocina y como Frankie había dicho, ahí estaban sentados platicando amenamente. Los salude y me senté frente a ellos, diciéndoles que tenia que informarles algo, justo cuando lo iba a hacer, llegaron Nick y Kevin y se unieron a nuestra platica.
—¿Y que fue lo que decidiste? –me cuestiono el Sr. Paul
—De eso quería hablarles… en unos cuantos minutos me iré a Dallas, creo que regreso mañana pero no se bien la hora.
— Bueno, que bien que nos avisaste. –respondió aliviada Denisse, ya que estaba bajo su cargo por el momento.
—Pues si, supongo que si—sonreí apagadamente.
— ¿E iras sola?—cuestiono Nick atento.
— ¿No quieres que uno de nosotros te acompañe?
—No gracias, iré sola… solo será un día, no tardare más. –mire el reloj que estaba sobre
la puerta y vi que faltaban 10 minutos para las doce—, Bueno, yo me tengo que ir, el avión sale a las doce y ya casi es la hora. Yo les llamo cuando llegue.
Los cinco se despidieron de mí con un beso y me acompañaron al taxi, que estaba fuera esperándome. Clara salió con mi maleta y me despedí de ella. Subí al taxi y le dije que me llevara al aeropuerto. En el camino, solo veía como pasábamos a los autos y a los arboles, haciendo que solo quedaran en una mancha.
Llegamos al aeropuerto y el taxista, me ayudo a bajar mi maleta, le pague y le di 2 dólares como propina.
Camine con mi maleta y bolso, buscando la entrada y salida de vuelos nacionales, al verla, camine rápidamente hacia una especie de mostrador, para buscar mi boleto de avión. Una señorita muy amable, me lo dio y me encamino hacia la entrada para mi vuelo.
Cada paso que daba hacia el avión, hacia que miles de sensaciones extrañas se hicieran presentes en mi vientre. Tome una gran bocanada de aire y subí el primer escalón.