||Alex||
Aborde el avión con los ojos hinchados, no entendía ni quería comprender el comportamiento tan bipolar de Joe.
La vieja Alex, hubiera detenido el taxi y hubiera bajado corriendo hacia Joe... pero la nueva yo, no quería eso. Ya había aguantado y sufrido demasiado, no quería sufrir mas, así que ahora ya no había vuelta atrás. El avión estaba por aterrizar en mi nueva vida: Dallas.
"Abrochence sus cinturones, vamos a aterrizar"- dijo el piloto. Me abroche el cinturón y suspire.
El avión aterrizo, baje las escalera y camine hacia mi equipaje, lo tome y revise que no faltara nada.
Respire hondo y profundo.
Camine por el pasillo que daba a la salida del aeropuerto, buscando un taxi que me llevara a mi nuevo hogar.
Iba pensando en todo, pero sobretodo en Joe, si, aun no dejaba de darle vueltas al asunto.
—Alex..—me tocaron el hombro y yo me gire extrañada para ver quien era.
—Oh—me sorprendí— Dylan, ¿que hace aquí?—cuestione, la verdad se me hacia cómico que estuviera acá.
—Vine a recogerla...supuse que no tendría auto, y que vendría sola.. y..— comenzó a hablar nervioso.
—Que amable, pero no te hubieras molestado.
—No, si no es molestia.—me sonrió y se me quedo viendo.— ¿El vuelo estuvo pesado?—me pregunto, mientras tomaba algunas de las maletas. Yo me quede pensando en su pregunta, tal vez me veía pésimo por haber estado llorando...
—Oh no... estuvo, bien. tranquilo... ¿por que?
—Ohhh, bueno, tal vez la despedida estuvo difícil.
—Si, tuve que dejar muchas amistades, pero bueno, espero no sea por mucho tiempo. —mentí, lo que menos quería era regresar a L.A., en unos buenos meses o tal vez años.
—No te preocupes Alex, te acostumbraras rápido. —me sonrió de nuevo y esa sonrisa había logrado intimidarme.
Llegamos a su automóvil, un audi del año color negro con asientos de piel. Me abrió la puerta para subir.
—Bueno, pues creo que tu auto ya debería estar fuera de tu nueva casa, si no esta, no dudes en marcarme por teléfono, para facilitarte uno.
—Muchas gracias Dylan, pero ya es mucho lo que has hecho por mi. Te lo agradezco, pero no te preocupes, el auto es lo de menos. Un taxi me ayudará a moverme, no conozco a nadie, así que solo iría del Hospital a mi casa y de mi casa al hospital, o depende si encuentro trabajo o me pongo a hacer algo productivo.
—¿Que no conoces a nadie? Bueno, eso esta fácil —guardo silencio y se dibujo una ligera sonrisa en sus labios.— Podríamos ser amigos, ¿que dices?—me pregunto mientras se estacionaba frente a la que seria mi nueva casa. su gesto se me hizo muy tierno y sincero, así que le sonreí de la misma manera, sincera y agradecida.—¿Entonces... ¿Amigos?—sonrió mostrando sus dientes, mientras el sol le daba brillo a sus ojos.
—Si, me parece bien. Amigos.
—Perfecto, y lo digo en serio Alex, lo que necesiten llámame, ya sabes el teléfono de mi oficina y mi celular, así que, no dudes en llamarme.
Su celular comenzó a sonar cuando iba a responder, así que le hice una seña para que tomara la llamada. Cogió el celular y comenzó a hablar sin dejar de ver la autopista. Yo de mi parte, comencé a observar el camino, era obvio que ya no estábamos en Los Ángeles, acá nevaba, hacia frió y cosas por el estilo, cuando en Los Ángeles, todo eso era nulo. Si, a veces estaba fresco y llovía, pero era algo muy leve.
Conforme iba entendiendo todo, me daba cuenta de que estaba sola con mi mamá en una ciudad nueva, si le iba a tomar la palabra a Dylan, él era agradable y se veía que era buena persona, en tan poco tiempo había hecho mucho por mí y mi mamá. No veía que había de malo en ser amigos. Entonces, si lo veía de esa manera, ya no estábamos "tan" solas. Al menos creo que podía contar con alguien.
—Lo siento, tenía que responder esa llamada, era de la oficina.
—No, no te preocupes, lo entiendo.
— Y bien, entonces, somos amigos. —se giro y me miro mientras sonreía, después de unos segundos regreso su vista al camino.
— ¿Esta muy lejos la casa?— pregunte.
—No, ya casi llegamos. Esta en una buena zona, además de que es muy segura y por que no, es exclusiva. Tú y tu mamá estarán encantadas. Es más, vele echando un vistazo a la entrada. —me sonrió.
Fije la vista frente a mi, mientras íbamos avanzando, miles de arboles de todos los tipos se iban abriendo paso entre nosotros, hasta que vi una barda que separaba esa zona, de las otras casas y edificios que estaban cerca.
Dylan le llamo a un señor que se encontraba regando el pequeño jardín que acompañaba la barda.
— Ella es Alex,—le hizo saber al señor— Ella es la que habitara la casa.—yo solo sonreí y le hice una seña con la mano. El señor asintió y con su mano nos hizo la seña para que pasáramos.
Era una especie de fraccionamiento o una privada. Había mucho jardín. Tenia un pequeño parque casi a la entrada, con juegos para niños. Yo estaba encantada, Dylan seguía manejando, mas adentro, como a 3 o 4 calles cerca de la entrada, había otro pequeño parque, lleno de arboles, una gran fuente en el centro y muchos banquillos para que las personas se sentaran.
Dylan, dio vuelta a la derecha y solo se me quedaba viendo, me había enamorado del lugar.
—Esta hermoso Dylan, en serio.
—Que bueno que te gusto, espera a ver tu casa... —detuvo el auto y me miro. —Por que ya llegamos.— con sus ojos me hizo que volteara a mi derecha y viera la que sería mi casa.
— Wow. — fue lo único que dije, me quede como estática. Dylan bajo rápido y me abrió la puerta. Me ofreció su mano para ayudarme a bajar. — En serio Dylan, es como si hubieras leído mis pensamientos. — dije mientras caminábamos hacia la entrada.
—Me alegro Alex. No es muy grande, pero ni muy pequeña, creo que es el tamaño perfecto para que tú y tu mamá estén muy a gusto y vivan bien.
Llegamos a la entrada, el tomo mi mano y me puso las llaves.
—Ahora, mira el interior. Espero te guste como esta decorada.
Abrí la puerta, y ¿que podía decir? era perfecta, era mi casa soñada o la que se le acercaba a mi casa soñada. Las paredes estaban pintadas de colores claros, y una que otra tenia colores obscuros.
La sala y el recibidor eran muy bonitos, al igual que la cocina, a pesar de que no cocinaba mucho, me gustaba como estaba decorada, todo de acero inoxidable y perfectamente pulido.
Dylan me dijo que subiera a ver las habitaciones y que el iría por mis maletas.
Subí y camine por el pasillo hasta una habitación que estaba en el fondo. Abrí la puerta y fue amor a primera vista, sabría que esta sería la mía. Era grande, espaciosa. Una pared estaba pintada de color café claro, las otras eran color blanco y el piso era de madera clara. Los muebles, todo era mi estilo. Moderno, pero a la vez bohemio.
Me deje caer sobre la cama y ahí me quede sentada mirando hacía el gran ventanal, que daba hacia el balcón. Me puse de pie y fui a abrirlo, quería ver hacia donde daba mi vista. Con cuidado, corrí las cortinas blancas, y abrí la puerta. También era espacioso, un pequeño sofá quedaría perfecto aquí.
Tenia muy bonita vista, daba hacia el jardín, que tenia una pequeña piscina y un gran árbol que tenia un columpio. Y mas al fondo, había un asiento doble de madera.
Suspire, todo era perfecto... mi mente comenzó a pensar en todo lo que había dejado.
Unos pequeños golpecitos me hicieron salir de mi trance y me gire para ver de donde provenían.
—¿Te interrumpo?— inquirió Dylan.
—No, todo bien.— sonreí— Me encanto, en serio. Es justo como yo la hubiera buscado. Muchas gracias.
—Me alegro que te haya gustado, y supongo que este será tu habitación. No se porque, pero desde que la vi, algo me dijo que la elegirías.
—¿La viste?—cuestione confundida, el sonrío apenado.— ¿Quieres decir que tu buscaste la casa y todo?
—Si, yo la elegí. Espero no te moleste.
—No en lo absoluto, pero que pena contigo. Dijiste que lo haría una de tus secretarias.
—Si, lo sé, pero no pude evitarlo.—dijo tímido, mientras colocaba sus manos en sus bolsillos.
Dylan era galán, vestía con saco y pantalón de vestir, la camisa que llevaba a puesta, era blanca y llevaba sin abotonar los 2 botones de arriba, y no llevaba corbata. Cabello rubio, barba de días y ojos azules... bueno y que decir de esa sonrisa que tenia, era muy linda y cautivadora
—No, todo esta bien. Entonces tengo mucho mas que agradecerte, que lindo detalle de tu parte que hayas hecho esto por mi. En serio, lo aprecio mucho.
—No Alex, no me agradezcas nada, ya dije que lo hice por que quise. —miro su reloj, eran las 3 de la tarde. — Debo regresar a la oficina.
—Ok, te acompaño a la puerta.—sonreí.
Bajamos las escaleras en silencio, lo acompañe hasta su auto.
—Muchas gracias por todo Dylan, en serio, no se como pagarte todo lo que has hecho y estas haciendo por nosotras.
— No Alex, no te estoy pidiendo que me pagues.—guardo silencio unos momentos.
—Si lo haré, Dylan.
—¿Sabes que?
—No, ¿que pasa?
—¿Que harás hoy? — inquirió serio.
—Hmm, desempacaré, me daré una ducha y después iré al hospital a visitar a mi mamá... ¿Por que?
—¿A que hora se termina el horario de visitas en el hospital?
—A las 7 u 8... creo. —no entendía a donde quería llegar. —¿Por?
— ¿Me aceptarías una invitación a cenar mañana? Es que te diría que hoy, pero supongo que estarás cansada, por eso digo que mañana. ¿Que dices? Esa sería mi manera de cobrarte —el sol encandilaba sus ojos y lo hacia ver adorable con sus ojos entrecerrados y su sonrisa de nervios.
—¿ Invitándome a cenar?— me divirtió un poco su comentario. —¿Y si yo te invito? Porque, aun así te debería.
—Tal vez la próxima vez deje que me invites, Ademas... me debes una salida. —me sonrió.—Anda, dime que si.
—Ok, si. Me parece bien, ademas de que no tengo nada que hacer, creo que sera una buena idea.
—Perfecto, haré la reservación y te llamo para decirte a que hora paso por ti mañana.
— Nada elegante.
—Ok, mejor mañana decidimos a donde vamos, para que tu elijas, paso a las 7 por ti.
—Me parece bien. —dije tímida. — Hasta mañana entonces.
—Cualquier cosa me llamas, dale saludos de mi parte a tu mamá. —dijo mientras abría la puerta para entrar al auto. — Cuídate Alex. —me pareció que me guiño el ojo cuando se subió al auto. Le dije adiós con la mano y espere a que arrancara para entrar a la casa. Mi nueva casa.